Aquí en mi casa con el documento encuadrado.
Cuando regresábamos a la civilización, después de la gastada que le pegué al oficial frente a todos sus subordinados, empecé a preocuparme, ¿sería que cumpliría su palabra el oficial? Lo de la gastada me preocupaba más a cada momento. Y encima estaba el problema de “interpretación” sobre si yo había cumplido o no con la exigencia que había garantizado con mi palabra.
Aquí se ve el lugar que ocupa en casa
mi título de desertor
Pero los miedos fueron sepultados, y en cuanto llegamos, me dirigí la oficina del oficial a cargo de la Compañía. Con total desfachatez le dije:
- Bueno Sr. Guardiamarina, yo ya cumplí con mi parte, ahora le toca cumplir a Ud. Para llegar a casa de mi familia a la hora de la cena de Nochebuena debo salir del Batallón a más tardar a las 15/15:30 del 24 de diciembre.
- Pero si Ud. no tuvo mi quince minutos de entrenamiento de combate en esta campaña. En realidad, no hubo campaña.
- Haber hubo, y yo fui. Fue Ud. el que la suspendió. Sería injusto que no pasara Navidad con mi familia por un hecho de la naturaleza. Sé que no lo merezco, pero piense en mis padres, en mis hermanos y en mis sobrinos… Además, seamos sinceros, ¿Ud. creía que con mi prontuario, podría hacer de mí un buen infante de marina en cuatro días?
- Ni en cuatro ni en cuatrocientos, pero quería enseñarle el valor de la obediencia y de la disciplina. Bovino, yo con Ud. no iría ni a una guerra contra un grupo de treinta personas con fiebre porcina y desarmadas…
- Muy sensato lo suyo, pero ¿podré salir para pasar Navidad en familia o no?
- Sí, vaya con su familia, y de paso aquí tenemos un problema menos…
El 24 de diciembre, pasado el mediodía, terminó mi castigo por haber desertado. Lo más terrible fue que antes de irme me crucé con el soldado que llegó tres horas tarde el día que yo me presenté, y él debía permanecer arrestado durante la Navidad.
Mi primer entrevista con el Capitán Rodolfo Correa Belisle
Apenas veinte años más tarde, cuando me sumé al equipo de trabajo del caso, el Capitan Correa Belisle ya era representado por Alicia Oliveira y Raúl Zaffaroni. Mi primer tarea consistió en preparar el borrador del escrito de habeas corpus preventivo que presentaríamos antes de que se ordene el cumplimiento de la condena de arresto. Para ello debí entrevistarme con el Capitán. En un momento de nuestra conversación, nuestro representado dijo algo así como:
- … Lo que sucede es que se trata de un delito como la deserción, que no se agota con la consumación… Supongamos que Ud. desertara del Ejército…
Y siguió hablando del ejemplo que había utilizado para ilustrar no recuerdo qué punto. Cuando terminamos de discutir ese tema, hicimos una pausa, y en ese momento me dijo:
- Dr. Bovino, por favor, no se ofenda porque lo traté de desertor, solo fue un ejemplo…
- No, por favor, lo comprendí perfectamente, ni se preocupe.
Y, nuevamente, mi falta de frenos inhibitorios me jugaron otra mala pasada…
- De hecho, yo, cuando hice el servicio militar en la Infantería de Marina, fui declarado desertor…
La entrevista siguió su curso, hasta que nos despedimos y yo seguí con mis trabajos pendientes. Al día siguiente, me llama Alicia Oliveira y me pregunta, muy intrigada:
- Decime, Bovino, ¿qué le dijiste vos a Correa Belisle?
- ¿Cómo qué le dije? Lo entrevisté, lo interrogué para obtener la información necesaria para hacer el escrito y le expliqué brevemente en qué consistía esta etapa del trabajo.
- No, Bovino, ¿le dijiste algo sobre vos?
- ¡No!, ¿qué le voy a decir?
- ¿Y me querés explicar, entonces, por qué cuernos cuando le pregunté si se había entrevistado con vos, me contestó: “Sí, ya me entrevisté con el desertor”?
Y eso fue todo. ¿Entienden ahora por qué me colgué con el tema de la colimba?
Atentamente,
CC 59
BOVINO ALBERTO
(Infante de Marina que da clase)
18 comentarios:
Ja ja ja! Buenísimo Alberto. Siempre me sorprendés.
Agustín:
todo lo narrado es absolutamente fidedigno, salvo este último diálogo privado con el Guardiamarina, donde no estuve tan sobrado como en este relato. Pero como el guardiamarina no lo va a leer, ¿quién me va a contradecir?
Abrazo,
AB
Sabía que era verdad (con un toque de ficción como ya dijiste en el diálogo).
Me sorprendés vos! Sos un personaje! Ya de chiquito tenías problemas con la autoridad no? Ja Ja!
En mi familia, la frase "Porque soy tu padre" o "Porque soy tu madre"(en este último caso, tenía un poco menos de fuerza) era justificación más que suficiente para tener el deber de cumplir cualquier mandato.
Mi viejo, un día que estábamos discutiendo, hará unos 10 años, me dijo:
- Desde que eras chico que me atormentas con los "por qué?. Un día me preguntaste por qué debías hacer lo que yo te estaba ordenando, y yo te dije que porque era tu padre. Vos me contestaste [o sea, este blogger]:
"Porque soy tu padre no es ninguna razón".
- Y tenías siete años...
•••••••
Nunca supe si mi actitud ante la autoridad se debe al hecho de que:
a) en el fondo, soy nínico [como Saba y demases, de esos que se pasan la vida buscando razones que justifiquen otras razones que...];
b) soy un desobediente nato, categoría que a Lombroso se le pasó por alto; o
c) como dice mi buen amigo Martín Abregú: las razones no me convencen, pues solo me muevo por el capricho y el deseo.
Saludos,
Cuatri4
Alberto. Un amigo me preguntó por la entrada que armó el mini debate sobre la reproducción del discurso penal y curiosamente lo terminé explicando con una gran analogía de un nene y su padre. El uno que quiere ir caminando a lo de su amigo y el otro que le niega el permiso con un sólo "No. Y es no, por que lo digo yo".
Justo veo que pusiste que sos nínico y sí lo sos. Creo que también lo soy. Y era exactamente eso lo que quería decir en esa entrada.
Algo es valioso cuando te dan las razones para considerarlo como tal. Y esas razones nunca son 1) un acto de autoridad legislativo ni 2) un acto de autoridad jurisdiccional.
Anyway, qué bien por vos tener 7 años y pedir razones y justificaciones en torno a un acto de autoridad. Ya te venías perfilando como abogado (y cómo pésimo soldado de batallón)
Yo a los siete estaba a pleno con los G.I.Joe y los playmovil.
Muy buena la anécdota Alberto, pero tu viejo seguro que no te contó que después de lo que le contestaste:
a) No saliste a jugar por un buen tiempo
b) Te encerraron en el cuarto a pan y agua
c) Te dio una zurra terrible
Ja ja
No, después me dijo una boludez cualquiera, y seguramente habré obedecido, pero se la gané yo, porque no se trataba de si obedecía o no, sino de obliagarlo que justificara sus actos de autoridad.
Esto ya parece terapia psicoanalítica.
Abrazo,
AB
Tomás, cuando yo tenía siete años no había G.I. Joe ni Playmobil
Jajajaja.. no pude dejar de leer la prestigiosa saga...
Más porque me identifico, familia de militares el nene queria ser piloto y lo metieron en la escuela de la Fuerza Aerea, sin consultar absolutamente nada... de Ezeiza fui a parar sin más explicaciones a Palomar y de ahí a Córdoba; donde pase como 20 días de amedrentamiento... Como corolario de la anecdota, luego de un acto de eso del 34 un Vice-Comodoro se pego un susto barbaro, al primer Hercules me cargaron con otros paquetes, bajado en Palomar me trajeron con un Unicoc a la casa de mis viejos con un certificadito que decia NO APTO, cuando me sortearon para la colimba (que fue el último sorteo) recuerdo haberme presentado, a ver que onda, pero días después de mi presentación llegó una carta del Ejercito Argentino donde decía que le Ejercito Argentino prescinde de mis servicios, en virtud de haber sido declarado para ellos NO APTO... festeje al pedo porque ninguno de mis amigos al final entro en la colimba, fin de caso.
No, Raúl, no festejaste al pedo. Es como yo digo, ustedes, los que no hicieron la colimba, jamás comprenderán de la que se salvaron.
Si tenés un poco de paciencia y dos o tres meses como para que te cuente, yo te podría contar.
Todavía tengo pesadillas en las cuales me citan (¡a mi edad!) a hacer la colimba, yo les explicó DNI en mano con todos los sellitos esos que significan que ya la padeciste que yo ya la hice —lo de la deserción no se los cuento— y no me creen, entonces me despierto y agradezco por seguir siendo civil.
Veo que no soy el único al que le da por la terapia psicoanalítica con esta entrada...
Saludos,
El Infante de Marina que da clases
Muy buena la saga.. ahora, la pregunta sería si pueden usar ese título para justificar una preventiva.. guarda!
No pueden por dos motivos: está prescripto, y además esa figura ya no existe.
Saludos,
AB
Ta, igual lo decía cual chascarrillo. Ahora más en serio: http://www.pagina12.com.ar/diario/elpais/1-129737-2009-08-10.html
(Perdón pero no sé cómo linkear en los comentarios).
Saludos.
Buenísima la saga!!!
Notable lo suyo también Bovino. ¡¡¡Y en 1978!!! Exactamente 10 años después (1988), el suscripto estuvo también en el Batallón de Seguridad del Edificio Libertad, y doy fe que la cosa era pesada. Con las campañas en el "infierno verde" de La Plata y todo. Me imagino lo que habrá sido en el '78. ¡Al asalto infante de marina! ¡Por la patria, por la patria a la lid (es decir, a morir)!
Tengo una sonrisa estupida estampada en la cara, imaginando las situaciones que describis. Ya decia yo que a Lombroso se le habian escapado algunas cosas "simples" de la naturaleza humana. Saludos!
Impresionante, me rei mucho, aunque creo que tuviste mucha suerte. Sobre el corolario, debo decir que conoci al Dr. Correa Belisle, tuve la suerte de ser un subordinado suyo en la vida civil, y es una gran persona, que me hizo que ver que no todos son iguales. Abrazo,
Fer Leone.
Gracias, Fer. Mis saludos a mi defendido. Y sí, tuve mucha suerte. Saludos
AB
Gran relato, volví a reirme y a recordar cuando, por ese caso, fui a un sótano de un edificio de Juncal y C.Pellegrini a diligenciar un oficio y casi no salgo!
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