APARENTEMENTE, ESTO NO ES UNA PIPA
Por Maximiliano Flammá
Por Maximiliano Flammá
Entonces, ante sus pies biselados y tan visiblemente inestables, el caballete ya no tiene más que caerse, el marco dislocarse, el cuadro rodar por tierra, las letras desparramarse, la “pipa” puede “cascarse”: el lugar común –obra banal o lección cotidiana- ha desaparecido.
Michel Foucault, “Esto no es una pipa – Ensayo sobre Magritte”
I. La avanzada saludable parece no tener límites. A las conocidas prohibiciones de publicitar la venta de tabaco, se suma ahora una ridícula censura de cualquier forma de comunicación que, directa o indirectamente, se relacione con el consumo de tabaco.
París, la ciudad luz, es el epicentro de las noticias. La red de subterráneos y colectivos decidió sustituir la pipa de “Monsieur Hulot” por un “molinillo de viento” para adaptar a la ley antitabaco los carteles publicitarios de una exposición del cineasta Jacques Tati, creador del personaje, en la Filmoteca Francesa.
La empresa estimó que la pipa de Monsieur Hulot incumplía la ley antitabaco, también conocida como ley Evin, que prohíbe "toda propaganda o publicidad, directa o indirecta, del tabaco o productos relacionados".
Por su parte, el observatorio de la libertad de creación de la Liga de los Derechos del Hombre, ha lanzado por ello una campaña de recolección de firmas "contra la censura de la pipa de Monsieur Hulot".
Pero ésta no fue la primera. Se trata de la tercera vez que una obra es modificada en Francia por la ley antitabaco. Jean-Paul Sartre y André Malraux también se vieron privados de sus inseparables cigarrillos en un cartel de una exposición y en un sello de correos, respectivamente, según dan cuenta los medios galos.
Ni la última. Ya que por estos días se confirmó que, en cumplimiento de dicha ley, han vetado los carteles de la película sobre Coco Chanel.
Un portavoz de Métrobus explicó que se ha rechazado la difusión del cartel de la película, —Coco avant Chanel— ya que "Audrey Tautou (la actriz protagonista) tiene un cigarrillo en la mano, lo cual representa una publicidad indirecta del tabaco, y por tanto incumple la ley".
París, la ciudad luz, es el epicentro de las noticias. La red de subterráneos y colectivos decidió sustituir la pipa de “Monsieur Hulot” por un “molinillo de viento” para adaptar a la ley antitabaco los carteles publicitarios de una exposición del cineasta Jacques Tati, creador del personaje, en la Filmoteca Francesa.
La empresa estimó que la pipa de Monsieur Hulot incumplía la ley antitabaco, también conocida como ley Evin, que prohíbe "toda propaganda o publicidad, directa o indirecta, del tabaco o productos relacionados".
Por su parte, el observatorio de la libertad de creación de la Liga de los Derechos del Hombre, ha lanzado por ello una campaña de recolección de firmas "contra la censura de la pipa de Monsieur Hulot".
Pero ésta no fue la primera. Se trata de la tercera vez que una obra es modificada en Francia por la ley antitabaco. Jean-Paul Sartre y André Malraux también se vieron privados de sus inseparables cigarrillos en un cartel de una exposición y en un sello de correos, respectivamente, según dan cuenta los medios galos.
Ni la última. Ya que por estos días se confirmó que, en cumplimiento de dicha ley, han vetado los carteles de la película sobre Coco Chanel.
Un portavoz de Métrobus explicó que se ha rechazado la difusión del cartel de la película, —Coco avant Chanel— ya que "Audrey Tautou (la actriz protagonista) tiene un cigarrillo en la mano, lo cual representa una publicidad indirecta del tabaco, y por tanto incumple la ley".
II. Ya hubimos de calificar como hipócritas aquí a otras restricciones relacionadas con el consumo de tabaco. Pero creemos que esta vez, la cuestión va más allá.
Censurar el presente es malo, hacerlo a futuro, peor, pero intentar cambiar el pasado adquiere una gravedad patológica, mucho peor que la adicción al tabaco.
Pero lo cierto es que Hulot, Sastre, Malraux y Chanel, ya no fuman, para la nueva realidad parisina.
Pero nada, nada de esto se compara con el delirio neurótico, paranóide y alucinatorio a de considerar real y consecuentemente censurar aquellos que solo es representación, metáfora.
¿Estaremos aquí frente a un nuevo capitulo —nacido de la pluma cervantiana— en la que nuevos Quijotes creen luchar contra “gigantes”, allí donde solo hay molinos de viento?
Considerar a la representación de un personaje ficticio como Monsieur Hulot con su pipa, o a las imágenes representativas de Sastre, Malraux y Chanel acompañados de sus cigarrillos, como infracciones a una ley que prohíbe hacer publicidad de tabaco, nos conducen inexorablemente a responder en forma afirmativa.
Censurar el presente es malo, hacerlo a futuro, peor, pero intentar cambiar el pasado adquiere una gravedad patológica, mucho peor que la adicción al tabaco.
Pero lo cierto es que Hulot, Sastre, Malraux y Chanel, ya no fuman, para la nueva realidad parisina.
Pero nada, nada de esto se compara con el delirio neurótico, paranóide y alucinatorio a de considerar real y consecuentemente censurar aquellos que solo es representación, metáfora.
¿Estaremos aquí frente a un nuevo capitulo —nacido de la pluma cervantiana— en la que nuevos Quijotes creen luchar contra “gigantes”, allí donde solo hay molinos de viento?
Considerar a la representación de un personaje ficticio como Monsieur Hulot con su pipa, o a las imágenes representativas de Sastre, Malraux y Chanel acompañados de sus cigarrillos, como infracciones a una ley que prohíbe hacer publicidad de tabaco, nos conducen inexorablemente a responder en forma afirmativa.
III. Quizá mañana se prohíban también estas imágenes en el metro francés, porque allí está prohibido fumar, y en esos carteles lo están haciendo.
Quizás debamos crear un nuevo símbolo, distinto al universalmente representativo de “prohibido fumar”, en el que no aparezca tachado un cigarrillo, ya que de algún modo allí “hay” un cigarrillo que puede indirectamente incitar a fumar.
Quizás hasta debamos inventar un nuevo término para referirnos a al tabaco, para no volver pronunciar nunca más esas palabras malditas, y evitar así su divulgación.
Quizás debamos luchar hasta exterminar definitivamente a este enemigo público -que a esta altura no me atrevo a nombrar- para que nadie crea jamás que ha existido.
… y dejo esto aquí, porque la maraña de serpientes en la que se ha convertido mi teclado me impide seguir escribiendo… menos mal que frente a mí tengo “Windows” por donde saltar y escapar a salvo.
Quizás debamos crear un nuevo símbolo, distinto al universalmente representativo de “prohibido fumar”, en el que no aparezca tachado un cigarrillo, ya que de algún modo allí “hay” un cigarrillo que puede indirectamente incitar a fumar.
Quizás hasta debamos inventar un nuevo término para referirnos a al tabaco, para no volver pronunciar nunca más esas palabras malditas, y evitar así su divulgación.
Quizás debamos luchar hasta exterminar definitivamente a este enemigo público -que a esta altura no me atrevo a nombrar- para que nadie crea jamás que ha existido.
… y dejo esto aquí, porque la maraña de serpientes en la que se ha convertido mi teclado me impide seguir escribiendo… menos mal que frente a mí tengo “Windows” por donde saltar y escapar a salvo.
2 comentarios:
Los últimos párrafos me hicieron acordar a 1984 de Orwell, tienden a desaparecer hasta las imagenes del "enemigo".
Saludos,
Creo que cada uno es libre de hacer lo que le parezca, en cuanto no afecte a los demas.
Como no fumador, concidero que las limitaciones impuestas son algo ingenuas quien fuma, fuma porque quiere y no por una simple publicidad.
Pareceria que de esta forma se subestima nuestra posibilidad de eleccion. si no somos capaces de elegir y si mucho peor si se esconden las posibilidades de eleccion.
Que nos depara el futuro.
por que la verdad, es que las restricciones que caen en exceso como estas, acarrean grandes pobremas a las libertades de los particulares.
saludos
L M
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