Comodoro 3,14 nunca deja de ser una fuente de absurdos
jurídicos y no jurídicos. La última, uno de los casadores (Gemignani) ordenó la inmediata detención
e incomunicación de una secretaria (María Expucci)
por el delito de incumplimiento de los deberes de funcionario público.
Según la nota, no se pudo determinar aún el origen del
episodio, pero parece estar relacionado con la imposibilidad de uso de una de
las salas del tribunal para una videoconferencia porque estaba llena de cajas,
y la negativa de Expucci de
inventariar esas cajas. Intervino el juez Martínez
de Giorgi que ordenó la inmediata liberación de la secretaria. Para completar el sainete, Expucci denunció a Gemignani
por privación ilegal de libertad e intervendrá el juez Rafecas.
Recordemos que estamos en feria, es decir que sólo se
tratan ciertos asuntos y excepcionalmente. Esto tiene pinta de ser —si los absurdos hechos son
ciertos— un claro abuso de poder del casador. ¿Será que enloqueció porque tuvo
que estar de turno durante la feria?
Veamos. Si Gemignani
cree de buena fe que el hecho de que María Expucci
haya sugerido que para realizar el inventario debía consultar, además, con otro
casador, requiere una inmediata detención e incomunicación de la funcionaria
por incumplimiento de deberes, entonces estamos muy mal...
De ser correcta la interpretación del casador, él
debería detenerse e incomunicarse a sí mismo, porque muy seguramente no cumple
los plazos legales en la tramitación y resolución de los recursos que llegan a
su tribunal. Eso como mínimo.
Se podrían buscar muchos más ejemplos de
incumplimientos que los casadores realizan cotidianamente bastante más graves, antes que el hecho de sugerir que se requiere el
consentimiento de otro casador para inventariar cajas. Sin embargo, cuando el perjudicado por los
incumplimientos es el imputado o la víctima, los delitos de incumplimiento se
esfuman.
Habría que ver, también, para qué se realizaría la
video-conferencia, si para uso personal del casador o para desempeñar sus
deberes funcionales. Más allá de eso, el uso del derecho penal para
“resolver” rencillas personales no solo es absurdo, también es mezquino. Debido
a la feria, todos los tribunales se toman vacaciones y cierran sus puertas
injustificadamente.
En el caso de los tribunales penales, la feria es más
irracional aún. Los graves conflictos que debe tramitar la justicia penal, con
parte de las personas imputadas privadas de su libertad, deben ser desatendidos
por la “feria de invierno”, para que todos vacacionen juntos. En este contexto,
cargar a la justicia con dos nuevos casos penales por rencillas judiciales no
solo es un acto mezquino, también es claramente arbitrario en el caso del
casador. No olvidemos que Gemignani
es uno de los jueces que resuelven los casos penales en la más alta instancia de
la justicia federal de todo el país. ¡Maravillosa nuestra casación federal!
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