19 mar 2010

SI ME VAN A CASCOTEAR CON LAS RESPUESTAS, ¡NO SE ZARPEN!

ESTA ENTRADA ES UN COMENTARIO DE NACHIO AL POST ANTERIOR

Por Nachio




Este blog es muy largo en su archivo, asi que arriesgo con mi planteo.

No me puedo abstraer de la sensación de ciudadano común, mas allá de los conocimientos sobre derecho que posea, y dejar de pensar que todo abogado representa (repito, para el común de la opinion pública) en gran medida un tenaz defensor de las garantias y derechos de los delincuentes. Al parecer, de la víctima no se habla demasiado, porque ya fué victima. Lo hecho, hecho está. Es hora de defender al sujeto que quedó en la volteada: el victimario.

No afloja el "tufillo" a garantismo y permisibilidad para con los que delinquieron. Hay que ser conciente de lo odioso y violento que es esto para la gente.

Se apela al derecho, la CN, los tratados, la sociología, la filosofía, los problemas sociales, etc., etc., etc. Como para tirar un manto de piedad en los culpables.

Ahora, ante la situación local, ¿se puede ubicar uno en una posición tan ingenua? ¿Son recuperables los presos en nuestro sistema? ¿Se puede opinar atacando a la crisis social de base (educación, exclusion social, droga, familia, etc.) como responsable de la situación? ¿Se dan soluciones a la sociedad, remitiéndose constantemente a lo formal, a los libros y los ideales de un Estado de derecho?

Ante los problemas del tipo:

-Violador preso X años. Sale. Viola de nuevo. Mas años. Ya no sale. Pero violó de nuevo.

-Homicida preso X años. Sale. Lo mismo.

-Menores que matan. Hay una presunción legal sobre la minoridad, la comprensión y resp. penal que no necesariamente se acompaña con realidad subjetiva de X persona. No se lo mete preso. Tampoco se lo trata adecuandamente. Sale. Mata de nuevo.

-Etcétera.

Vos le vas a la gente con este post y te cagan a palazos. Eso creo.

Entonces, sin despreciar a aquellos que por ingnoracia o ideología se rigen por la Ley del Talión, como hacerles entender que la victimización y la represión sin miramientos no es el camino? Porque yo no creo que la opinión pública sea idiota por ser masa, por manejarse en un impulso multitudinario. Para mi indica un factor a tener en cuenta en las interpretación y aplicaciones del derecho penal a la realidad. Actualmente, tengo la sensación de que no existen soluciones que provengan de la prédica textual normativa o de los principios filosóficos penales.

Como advertí al comienzo, no sé si trataron este tema en el blog. El tema del choque entre lo formal y lo real material.

Entre lo que saben ustedes, autores del blog, y la sociedad nuestra, con todo lo que implica.

Los pensamientos modernos en el derecho penal, no cuajan ni a martillazos acá. Hay que partir de esto para una solución. Sino, todo queda como en la nada. En la cháchara doctrinaria.

Los chorros, los matadores, los violines, no son pelotudos. Así como los penalistas lacras tampoco. A la par, hacen el teatro perfecto para el descreimiento y la caldera social. Ya la gente, un poco más y pide hoguera en plaza pública.

Digo... Si me van a cascotear con las respuestas, ¡no se zarpen!

19 comentarios:

Nacio dijo...

Buena elección del título.

jaja

Tomás Marino dijo...

Creo que lo que dice Nachio está muy bien. Está RE bien.

Claro que, en cuento al contenido, uno puede disentir. Y muchas de las dudas que él plantea en forma de pregunta retórica, tienen —en efecto— una respuesta racional.

Pero es un hecho que en muchos ámbitos (académicos y extraacadémicos) el derecho penal se plantea como un discurso moralmente superador, subestimador de una "masa" revanchista y retribucionista y muy poco comprensiva de la realidad.

En este sentido, lo que dice Nachio es algo que siempre a mí me queda picando: un discurso que sólo dice lo que no se puede hacer, llega un punto que es un discurso valioso (muy), pero insuficiente.

Lo escuché a Binder en una charla decir que la respuesta de "lo que hay que hacer" debe venir de otra disciplina, que el dio a entender que era de neto corte interdisciplinario (sociólogos, criminólogos, etcétera). Puede que sea así (el discurso de Binder, adelanto, fue excelente).

Pero me sigue patente ese excursus que Zaffaroni usa en el final de "El enemigo en el derecho penal", donde dice que no hay que pedirle chorizos a quién sólo vende fruta. Algo así como preguntarle al derecho penal: "Bueno ok, todo esto no se puede hacer, pero el problema que subyace de fondo.. ¿cómo se trata?".

La forma en que el derecho penal se autoconfiguró su función (para algunos, frenar al estado en la aplicación desmedida de un poder punitivo siempre latente y creciente) lo deja frente a otros discuross, como un speech moralmente correcto, pero —en ciertos aspectos muy importantes— ciertamente incompleto.

Máxime cuando ellos mismos, luego de decir todo lo que no se puede hacer (extremos valiosos, muy muy), configuraron sus limitaciones en cuanto al objeto de estudio remarcando que no pueden decir lo que se puede hacer.

Como discurso de poder, a poco que se lo mira, es bastante cómodo.

En fin, Nachio, te banco, y está perfecto que opines como te dé la sobrada gana. El hecho de que pienses que te van a tirar con cascotasos, ya es en sí algo muy disvalioso.

Ojalá se arme bardo acá eh. Así después Bovino nos publica en algun lado.

fight!

PS: Nachio, algunas de esas inquietudes las discutimos con Juan Tapia, e —indirectamente— con Bovino, acá: http://quieroserabogado.blogspot.com/2009/05/sobre-la-forma-de-reproducir-el.html

Nacio dijo...

Lo de cascotear y no zarparse fue porque tuve la sensación de tocar puntos sensibles en el discurso penal. Me veía irreverente.
Tomas, mas que disvalioso, fue un gesto complice nomás.

--

La verdad que estaba escribiendo una respuesta larga, pero me di cuenta que seguía rebotando en lo mismo. Asi que, con la respuesta de Tomás, estan bastante bien acabados los limites del planteo.
Clarisimo. Para nosotros al menos.

CP dijo...

Coincido con Tomás en general. Sólo me parece que lo que se puede hacer es todo, menos lo que no se puede hacer.
Es decir, nostros analizamos aquí cuáles son los límites al poder estatal impuestos por nuestro bloque de constitucionalidad; el derecho penal establece sanciones, y el derecho procesal penal establece cómo pueden aplicarse en cada caso concreto, siempre respetando las pautas impuestas por nuestro bloque de constitucionalidad desde luego.
Entonces, ¿qué se puede hacer para solucionar algo? pues, cualquier cosa (cada disciplina sabrá qué es lo que hay que hacer con respecto a diferentes temas en juego), siempre que la medida adoptada sea respetuosa de los principios básicos mencionados.
Yo no creo que un abogado o jurista tenga las herramientas necesarias para definir soluciones a problemas sociales que son muy genéricos. Desde ese punto de vista coincido con lo que comentás al citar a Binder y a Zaffaroni (para el caso, también existe legislación atinente a temas de salubridad y no podría pedirse a un abogado especialista en tales temas la solución a enfermedades concretas)
Saludos,
Cristian

Tomás Marino dijo...

Cristian, los temas de salubridad tienen que ver con la medicina; los hospitales están atendidos por médicos, los servicios de salud, lo manejan médicos y enfermeros y todo el brazo operativo de la administración pública relacionado con la salud, dependerá —ya sea mediata o inmediatamente— de médicos, enfermeras y profesionales de la salud. Es a ellos, sin duda, a quien habrá de consultárseles en temas de medicina y salubridad.

No parece ser el caso de la pena y todo lo que a ella circunda. Sacando la policía y el sistema penitenciaro (y aun cuando todos ellos están en estricta dependencia con personas relacionadas al derecho) basta pensar qué tipo de gente hay en todos los tribunales, juzgados de garantías, fiscalías de todo tipo, cámaras de apelaciones, tribuanles de casación, defensorías, quiénes diseñan las normas que imponen penas, quiénes las aconsejan, quiénes las llevan a la práctica, quiénes escriben libros sobre la pena, sobre las normas que imponen penas, sobre la historia de la pena, sobre las vicisitudes y todo lo que se relaciona con la pena, etcétera, Todas estas personas e instituciones están siempre relacionadas o emparentadas con "lo jurídico" y siempre deriva en personas que han estudiado el derecho.

Es más, hasta donde pude observar —y toco de oído puesto que me dedico más a lo civil y comercial— los especialistas en derecho penal tienen un amplio corte sociológico en su instrucción: el tema carcelario, la historia de las relaciones de poder, la filosofía de la pena, etcétera, y aun cuando todavía no pudieron comprender bien su propio objeto de estudio (la pena misma).

La postura agnóstica de Zaffaroni es —insisto— espistemológicamente muy cómoda; el derecho penal aprehende un fenómeno, no sabe para qué sirve y desiste de saberlo, lo rotula como "malo" (y critica despiadadamente a quien lo repute bueno) y se propone limitar su aplicación en la menor medida posible, so pretexto de que quienes proponen su desaparición (bolsa abolicionista y de otras yerbas) se muestran con un discurso de imposible aplicación. Como dice Garagerella, si el derecho penal contemporáneo se hubiere topado con la tortura, en lugar de la prisión, probablemente el derecho penal se hubiera dedicado a dejar pasar la mínima cuota de tortura necesaria en sus diques de represa contentora.

A lo que voy, es que —en los hechos— parecen los juristas dedicados al derecho penal, tener conocimientos no sé si suficientes, pero sí cuanto menos más cercanos para comprender no sólo lo que no se puede hacer a los fines de no violentar la normativa constitucional y convencional (función que, insisto, es muy loable y extremadamente necesaria), sino para comprender o aconsejar caminos de acción positiva sobre lo que sí se podría hacer; extender un poco más allá sus desafíos.

No me imagino un economista serio diciendo que la plata de las reservas no hay que usarlas para pagar la deuda externa, y al momento de consultársele cómo se le ocurre cubrir los pasivos que el país tiene con el exterior, el economista diga que esa no es su incumbencia.

Tomás Marino dijo...

Disclaimer: hablo de Zaffaroni porque —mal que le pese a algunos más instruidos— es la visión del derecho penal que en la mayoría de las facultades se reproduce como discurso propio de la parte general de la dogmática penal.

Demás decir que debe haber muchas otras miradas, incluso más interesantes, que la que yo parafraseo.

Alberto Bovino dijo...

Hola a todos.

Creo que Nachio planteó dos temas. Por un lado, el hecho de que de vez en cuando realicemos una propuesta y, además, de que la realicemos de modo tal que pueda llegar a la gente.

Todo un desafío, porque como señala Tomás, no podemos decir:

"¡Ah!, yo, abogado! No me jodan".

Abrazo, AB

PS: Nadie lo cascoteo al final...

Anónimo dijo...

Falaz tu comparación Tomas. Ese economista diria que no hay que pagar.
Nadie habla de no castigar, sino bajo que condiciones es legal hacerlo.

Nacio dijo...

Creer o reventar, pero mientras estaba escribiendo un comentario con esfuerzo, la tele de fondo y mi hermano viendo "Zapping" con un informe sobre Belen Francese a todo lo que dá, se me entremezcló con los pensamientos; esos que van mas rápido que los dedos en el teclado. Así que me fui al carajo y perdí la inspiración, además de terminar olvidando muchas oraciones que queria volcar.

La estupidización de la TV es una realidad.

Solo quiero decir que mi inteción fue, mas que todo, llevar el asunto hacia los cuestionamientos. Hacia la filosofia, la realidad y las conjeturas sobre el conflicto formal-material. Entre lo Penal y la sociedad argentina.

CPenna...nada. Plenamente formal.

Voy a leer la cita de Marino sobre el desarrollo de Bovino sobre el tema, para dar un comentario no repetitivo. Asi aportar algo a ellos dos. El post de Quiero ser Abogado ya lo leí.

--

Yo no pedí, puntualmente a los autores del blog, que den propuestas de nada. No pido.
Pasa que, como me dí cuenta hoy, soy igualmente hincha pelotas sobre algunos temas penal como Tomas. Entonces prefiero no apegarme al discurso armado y delirar buscando los puntos débiles. Esto me lo provocó el post sobre la Castración. De ahí vine a joder.

La Castración es un tema que jode. Sobre todo en materia de querer defender un discurso de poder armado, que pretende ser el objeto del deseo, el falo para el otro...sin en psicología me zarpo.

Que vamos a querer castrar, si el potencial castrado puede ser defendido apelando al discurso imperante y así poder zafar de no ser del agrado para los demás. Asi no perder la posición local.

Como dije, leo a Bovino y si me queda algo, vuelvo a participar acá.

CP dijo...

Estimado Tomás, si bien no estoy en total desacuerdo con lo que decís, no coincido en algunas cuestiones básicas.
En temas de medicina y salubridad (si es que vale el paralelismo) seguramente se tendrá en cuenta la opinión de médicos (de diferentes especialidades), seguramente también, si se habla de un plan de salubridad pública (por ej., control de una endemia), deban intervenir además otras disciplinas, como por ej. la bioquímica (no me extiendo demasiado en ejemplos porque no domino la materia).
Del mismo modo, si de lo que se está hablando es de encontrar soluciones a problemas de violencia social, de control del delito, difícilmente un abogado penalista por sí solo pueda aportar una solución contundente y definitiva. Desde luego que será uno de los profesionales cuya opinión habrá que tener en cuenta, pero el problema es mucho mas complejo y requerirá de la intervención de otras ramas del derecho y de otras disciplinas (que tal vez puedan aportar aún mas en la búsqueda de soluciones).
Decir que un abogado penalista (por sí solo) debería aportar soluciones a tales problemas, implica decir que con su objeto de estudio y su ámbito de conocimientos podría hacerlo, con lo que se estaría entendiendo en definitiva que la solución a dichos problemas debería buscarse desde el derecho penal, es decir, en la aplicación de sanciones. Pues bien, no sólo dudo de la capacidad de las penas para controlar/disminuir la violencia, sino que además debo agregar que creo que dicho problema no tiene sus fuentes en una inadecuada administración de los castigos, sino más bien (o al menos mucho más) en una multiplicidad de factores sociales, económicos, tributarios, educativos, habitacionales, sanitarios, Etc., y por lo tanto, cualquier trabajo serio y que pretenda ser efectivo al respecto debería ser abordado desde una multiplicidad de disciplinas como, probablemente, la sociología, la psicología social, la economía, la criminología, Etc.
Un penalista, en principio, mal podría aportar algunas respuestas como sí podrían hacerlo tales materias.
Es decir, un penalista, en principio, tiene los conocimientos suficientes para hablar del sistema penal y de cualquier cuestión referente al tratamiento del delito desde lo normativo (o sea, con más o menos pena, con una modalidad u otra, y hasta tal vez con o sin penas -métodos de resolución alternativas de conflictos por ej.-, teniendo en cuenta siempre los límites impuestos al poder penal del Estado por pautas básicas como las garantías constitucionales), pero creo que no podría abordar en su totalidad las causas del mismo, cuestión que sería fundamental para un tratamiento serio de tal problema social.
Coincido plenamente con la cita que efectuás de Gargarella, pero no estamos hablando allí de soluciones a problemas de violencia social, sino más bien de propuestas de tratamiento del delito, cosa que sí puede hacer el derecho penal pero que no le interesa a las personas a las que hacía referencia Nachio en su comentario, es decir, a la gente que te cagaría a palazos si se le habla de garantías (cuestión que da lugar a otro comentario).
Es un tema complejo, y seguramente un gran desafío. Espero haber sido algo claro en el desorden.
Saludos,
Cristian

CP dijo...

Estimado Nachio, me parece muy importante que formules tales interrogantes.

Según yo lo veo, creo que tus inquietudes podrían abordarse con la aclaración de que a mi juicio tu comentario se basa en dos problemas de apreciación fundamentales.

El primero, que las garantías son para los delincuentes.
Al respecto hay que tener en cuenta que un estado de derecho se rige por una serie de derechos y garantías que buscan dar protección a los individuos (a todos) contra la utilización arbitraria del poder penal por parte del Estado.
Por ej., se busca que toda persona deba ser tratada como inocente hasta tanto se demuestre su culpabilidad a través de la realización de un juicio previo, en que tenga plena oportunidad de defenderse de una acusación, en igualdad de posiciones con respecto a los acusadores, aportando prueba y controlando la aportada por su contraparte (que no puede haber sido obtenida en forma ilegítima), todo ello ante un juzgador imparcial, Etc.
Considerando que eventualmente cualquier persona podría encontrarse ante una acusación penal (fundada o no), las garantías protegen a todos los habitantes de eventuales abusos estatales.
No se trata, por lo tanto, de cómo se hace zafar a quien cometió un delito, sino de que en la realización del derecho penal se respeten siempre pautas básicas de respeto a la dignidad humana, que son incluso una especie de "control de calidad" sobre la administración de los castigos.
Las garantías buscan minimizar condenas (y el mero procesamiento) de inocentes, evitar abusos de los investigadores y controlar la humanidad de los castigos aplicados a quienes haya sido declarados culpables.
Seguramente adquieran pública notoriedad frente a personas acusadas o condenadas de delitos, pero ello no significa que no estén protegiendo silenciosa y constantemente al resto de las personas.
No se trata de "garantismo y permisibilidad" sino del respeto a valores superiores en el orden jurídico, superiores aún a la potestad penal del Estado
(el Estado debería garantizar seguridad respetando las pautas básicas impuestas por el bloque de constitucionalidad en protección de todas las personas).

CONTINÚO EN EL SIGUIENTE COMENTARIO

CP dijo...

El segundo problema de apreciación, a mi juicio, tiene que ver con inferir que la limitación o eliminación de las garantías se traduciría en mayor efectividad en cuanto a la solución de los problemas delictivos mencionados.
Creo que esto no es así por la dudosa efectividad del sistema penal como solución a tales problemas sociales, que tienen su raíz en una multiplicidad de factores que exceden a la administración de los castigos.

Es decir que, a mi entender, minimizar las garantías no sólo pondría en riesgo a todas las personas frente a eventuales abusos estatales (ante la pérdida de conquistas que a la humanidad le ha llevado mucho tiempo y sacrificio conseguir), sino que, encima, no lograría solucionar efectivamente el problema de la gente que se siente agraviada por el respeto de las garantías de "delincuentes" (violencia social).
Desde mi experiencia creo que rara vez quienes cometen un delito lo hacen analizando cuál será el tratamiento que a la cuestión le dará el estado (la mayoría de los robos son torpes, burdos y no premeditados; la mayoría de los homicidios son pasionales, y aún los producidos en el marco de otro delito -ej. robo- no son una consecuencia premeditada sino un actuar "en caliente"; y los delitos sexuales tienen connotaciones psicológico-psiquiátricas que hacen que tampoco su autor se guíe por la respuesta estatal).

Creo que los argumentos de falta de severidad penal estatal y de exceso de garantías (que en la práctica no se respetan tanto como suele creerse), no son más que la utilización de "chivos expiatorios" para evitar el tratamiento de cuestiones sobre las que no hay interés en abordar por parte del Estado.

Creo que si mucha gente se siente molesta con las garantías es por una incomprensión de la cuestión, en la que juega tanto la mala información (voluntaria o no) suministrada masivamente por ciertos comunicadores, como la incapacidad demostrada por los especialistas (entre los que están los penalistas, principalmente) en transmitir un mensaje "masivo" y claro, con la tolerancia y paciencia que ello requeriría.

En la búsqueda de soluciones a la violencia creo que el castigo es una herramienta por el momento imprescindible (¿qué hacer con quien delinque?), pero totalmente ineficiente como solución, debiendo buscarse la misma atacando la multiplicidad de causas del problema y desde la multiplicidad de disciplinas correspondiente.

Saludos,

Cristian

Nacio dijo...

CPenna:

Los derechos y garantias son para todos, perfecto. Como marcas primero. Ahora, yo aclaré en mi comentario subido como post: "el que quedó en la volteada". O sea, la sensación que se dá es la de injusticia. Se protege al que
todavía no ha sido afectado en sus bienes.
A esto que remarco, tenés que agregarle el factor real (que tanto hice incapié). O sea, el sistema judicial real. Los
agentes judiciales: los abogados GARCAS! (que encierran muchos temas que excederían la discusión).

Respecto a lo que decis ("No se trata, por lo tanto, de como hacer zafar...sino que se respeten..."). Con mi párrafo anterior contesto. Con lo que es la realidad.

El abogado trata de hacer lo mejor dentro del marco constitucional que mencionás (en el mejor de los casos). Pero eso mejor, muchas veces, implica actitudes, posturas
(ante el sentido justicia o moral) carentes de sentido común y hasta
tramposas. Porque creo que el abogado (el garca), antes que
defensor de la legalidad, es defensor y promotor de su "falo" (su potencial posición de poder). Quiere ganar, cobrar, y hacerse de la cartera de clientes. A lo mejor porque los "buenos" no tienden a ser tan mediáticos, efecto que distorsiona la opinión pública sobre los penalisas.

---

El segundo problema que remarcás. Estoy de acuerdo. Pasa que yo planté un quilombo. Usé retórica, como leyeron en mi, mas arriba. No es posible sentarse a responder cada oración mia. Puse un quilombo actual y pretendía informalizar el juicio sobre la actualidad. No generar un debate normativo.

Al fin y al cabo, mires por donde mires, nada cierra. Parece que si tocamos acá, se sale de allá. Y viceversa.
Tenemos un orden normativo mas que suficiente. Un reconocimiento de derechos y garantías actualizado y
conciente del ser humano. Pero no hay cimientos sociales. Las carceles, menos que menos, son sanas, limpias y que encaminen hacia una recuperación de nadie. Sabemos lo que son, en su mayoria.

Parece que en las cárceles solo entran pobres, desprotegidos y olvidados sociales. Los ricos y con recursos no pisan ahi. Por mas que una ley lo coaccione. Dilatan todo y se la pasan por el orto.
Excepto exacerbados casos de delincuencia insalvable.

Todo esto genera la sensación de DESIGUALDAD!. Del pobre contra el rico, y de la victima contra el victimario.
Ante esto, no se puede responder con un discurso formalista y repasador de la teoria.

Tampoco, como dijo Tomas, entrar en el circulo vicioso del dr. penal. El choque con lo real es lo que desarma el propio discurso. Es el golpe de realidad. No funciona. No soluciona. Y ahora?

Como se hace agua por todos lados, sería conveniente cerrar la discusión entorno al mensaje erroneo que recibe la opinión pública. ESA QUE, SI SE DECIDE, JUNTAN 100 MIL VIEJAS DE BARRIO Y REFORMAN EL C.P. Y LA MAR EN COCHE EN UNA PLAZA PÚBLICA!!.

Se trasmite un discurso odioso y "garantista" (observece que los medios y la gente se sirven de ese término, para reproducir el odio por los criminales), con total
impracticidad y oportunidad. Menos astucia.

CPenna: mi comentario posteado es mas que todo un planteo desde los dos puntos de vista. El derecho y la gente común. No pretendo patear para uno de ellos, solo demostré con retórica el problema y la disfuncionalidad. Quilombo a secas.

CP dijo...

Estimado Nachio, "el que quedó en la volteada" cuenta con las vías legales correspondientes para pedir la reparación de sus perjuicios y hasta puede ser parte querellante en el proceso penal que el Estado seguiría contra el presunto "victimario". Está perfecto que busque un castigo y/o una reparación, pero en tal búsqueda no pueden pasarse por alto las garantías del imputado quien tiene derecho al ejercicio de su defensa con el patrocinio de un abogado (quien lo acusa también lo es).
Y las miserias que puedan mostrar ciertos operadores jurídicos no justifican la subestimación de las garantías.
El abogado DEBE representar de la mejor forma los intereses de su cliente, moviéndose desde luego dentro de un marco de legalidad y hasta de ética. Debe buscar el mejor resultado posible para el interés que representa.
Y en cuanto a la faz económica, no podría diferenciarse al abogado-empresario (es decir, en su rol de búsqueda del máximo beneficio económico a través de la práctica jurídica) del empresario que se mueve en otro negocio, como el empresario-médico que busca el máximo rédito a través de la práctica de la medicina.
Eso solo, de por sí, no lo hace "garca" (habría que ver qué se pretende incluir en tal término"), aunque por cuestiones puntuales desde luego muchos lo sean.
Hay que diferenciar el rol del abogado como representante de los intereses concretos de un defendido (téngase en cuenta que no hacerlo adecuadamente podría dar lugar a una inhabilitación), del rol del abogado como doctrinario o como promotor de un discurso jurídico, político o ideológico.
En caso de un abogado particular, desde luego, puede decidir cuándo aceptar o no un caso, con lo que habría mayor margen al juego de cuestiones ético-morales. Pero hay que tener en cuenta, por ej., que el defensor oficial no puede decidir qué casos aceptar.

Estoy totalmente de acuerdo en cuanto a la falta de cimientos sociales. Por ahí pasa el problema concreto y no por la actividad del derecho penal. También coincido en lo referente a la selectidad del sistema penal (pero creo que al discurso popular suelen molestarle las garantías sólo cuando amparan a quienes sufren tal selectividad).

Hablar del respeto de las garantías, a mi juicio, dista mucho de ser un discurso formalista y repasador de la teoría. No estamos hablando de extrañas construcciones de dogmática penal sustantiva, sino de los derechos básicos que deben proteger a cada persona y que deben guiar a nuestra sociedad.

Lo que no funciona, para el discurso popular, tiene su fuente en la multiplicidad de factores a los que hemos ido aludiendo a lo largo de los comentarios. Pero en lo que respecta al sistema de garantías, con quien menos funciona es con quienes sufren la selectividad del sistema penal. Y por ahí pasa la lucha de muchos abogados, que buscan lograr que eso funcione, es decir, que las garantías se repeten SIEMPRE.

El discurso garantista no es ni impráctico, ni inoportuno. Son principios fundamentales, más allá de que el desconocimiento generalizado permita que se utilice a tales valores supremos como "chivo expiatorio" de los problemas sociales.
Creo que no se trata de patear para el punto de vista del derecho o para el de la gente común. Se trata de derechos que en definitiva buscan proteger a la sociedad, aunque gran parte de ella no lo note. Creo que en realidad no existe tal dicotomía, tal choque de intereses (garantías vs. intereses de la "gente común"), que es sólo aparente y probablemente producto del desconocimiento. Aunque es obvio que por las diferencias de percepción que produce ese desconocimiento existe ese "quilombo a secas" al que te referís.

Esa "función de protección" es la de las garantías, no otra. Por ello corresponde al Estado garantizar seguridad y justicia a sus ciudadanos, pero debe hacerlo respetando el eje de garantías de los imputados también.

Tal es mi visión de la cuestión. Tampoco me cascoteen a mí por ella.
Saludos,

Cristian

Nacio dijo...

CPenna:

Está bien. De acuerdo en el punto que los DD.HH. no son meros giros dialécticos penales. Son derechos preliminares, inherentes. Reconocidos. Por eso anteriores a toda chachara. Ok.

Ahora, tengo una cuestión que vendría a ser como un pivote entre los dos puntos: el derecho y la opinión pública.

El giro entorno a esto, lo puedo graficar con una frase pronunciada, en una clase de "Dr. Penal", por un profesor y camarista cordobes: "Ustedes le van a preguntar al cliente si es culpable?. No, claro que no", dijo.

Entonces: si relaciono las actitudes de los penalistas (casi que son los únicos profesionales del derecho que mas repercusión pública tienen), con las valoraciones públicas sobre la Justicia (y aquí remarco mi sensación, de que la gente tilda a la justicia como tal, mediante la influencía que ejerce la rama penal, la temática penal delictiva en ellos. Ya que se relaciona con la Seguridad. Defecto tan protestado), puedo decir mejor mis puntos.
Acá es donde yo meto la importancia del mensaje que dan los penalistas. Mas allá del deber de dar, en una relación puertas adentro de tribunales y bajo el discurso formal.

Juegan la ética, el ego, los intereses, la vocación empresaria, la moral, la culpa y el miedo.

Se tiene un cliente. Se busca la mejor salida. Que para los inescrupulosos, será la mejor para el cliene y él mismo: la libertad y la mayor onerosidad.

La opinión pública observa el chamuyo recontra berreta que dan esos "grandes" y excéntricos popes del dr. penal, y se quedan con la sensación "solo hay DD.HH. para los delincuentes". Curiosamente, los grandes abogados penalistas tienen predilección por patrocinar a los seguros, segurísimos o grandes probables delincuentes. Los mas macabros o populares en los medios. "Los abogados del diablo".
Porque? Tanto se podría decir...

Ahora, fijate vos como esa regla inquisitiva moral que reflexionó este profesor, juega como excusa o artilugio subconciente para evadir un potencial conflicto ético, con uno mismo y su profesión. Y eso que, seguramente, hay de los que preguntan todo, y aún sabiendo del dolo de su defendido, aspiran a hacerlo pasar por cordero.
Creo que los penalistas estan recontra armados (en materia autoexcusable) a la hora de argumentar la aceptación de la defensa de un criminal (de un gran sospechado, claro).

(Continúa...)

Nacio dijo...

(...)

No sé que pensas de esto Cristian, pero creo que los operadores judiciales deben hacer juicios de oportunidad, ética y sentido común (defender el bien común) mas seguido, para tomar, no tomar, rechazar, no decir nada y no chamuyar a la prensa ante el tratamiento de casos sumamente dañinos a la sociedad (violadores, homicidas, asoc. ilicitas, estafadores, y func. públicos corruptos).

Así como, este mismo profesor que conté, dijo una clase, como al pasar, que se estaba extendiendo una visión con sentido de oportunidad o juicio de valor en el dr. judicial, que veía a los episodios fortuitos y trágicos vividos por un imputado (Ej: un homicida agravado por una relación de vínculo con la victima, es atropellado quedando paralizado y completamene inhabilitado fisicamene, durante el proceso judicial...ponele, digamos) como una causal de reducción de la pena o la adopción de una medida sustituta menos restrictiva que la que le correspondería segun CP; mismo juicio de valor ante los delincuentes que van a pedir que le salven o disimulen las papas que se cocinaron.

Entonces, a juicio de oportunidad y moral pública: Mejor sería transmitir un mensaje claro, critico de la realidad, critico de la teoria penal, cercano a la opinión pública, no chamuyero o encriptado, etc. Y ante los enormes y grandes HDP (delincuentes) que perjudican al resto social, en vez de salir como Superman con la "S" en el pecho, pero la $ de guita!, decir: "te huelo un cacho, veo mas o menos lo que hiciste y queres de mi...Uh! no! Si vos choreaste, mataste y violaste como loco!. Me doy cuenta, no me hago el boludo. Mejor no, accede a la justicia con las garantias defendidas por un asesor letrado PUBLICO. Ese que está puesto para la función pública ineludible (El que eligió esa función sabrá a que atenerse)
Nos vemos loco!".-

Pero hay dos posibles problemas:
1) Capaz te vienen a apretar, cagarte a palos o rayarte el auto (el mejor de los casos) alguno que responde al sospechado o imputado.
2) Rachasando estos jugosos casos se detiene un engranaje de la maquinaria judicial, de la industria judicial. La que mueve las coimas, los sobres, los pases, las tranzas periciales, los arreglos de prueba, etc...

Digo yo...
jaja. Al lado de ustedes, yo vendría a ser como un gremialista judicial, debatiendo con juristas y doctrinarios, defendiendo el valor social "justicia". Mas que la formalidad del derecho escrito.

Cierro con: El estado está muchas veces ausente en la defensa diaria de los DD.HH. Pero cuando suceden las violaciones de los mismos, estos despiertan para consolar "al que quedó en la volteada". Por esto, concluyendo, es necesario un mensaje critico, realista y no chamuyero.

Cristian, realmente no pretendo respuesta a todo esto en general.

Saludo.

Alberto Bovino dijo...

Nachio, tus últimos comentarios te dejan absolutamente fuera del "gremialismo judicial" y de la defensa del valor social "justicia".

¿Qué es eso de que los abogados litigantes son inescrupulosos cuando buscan conseguir la libertad del cliente culpable? ¿Y qué querés, qué pidamos la pena "justa"?

Nuestro trabajo consiste, precisamente, en defender culpables, como regla. Y defender una persona te exige utilizar todos los recursos lícitos a tu alcance para evitar que le impongan una sanción penal a tu cliente. Y para realizar tu trabajo debés —a mi juicio— saber lo que realmente pasó, para no hacer sentar a un testigo falso, y para que el fiscal no te sorprenda.

Si el Estado, con todas sus facultades y poderes, es tan inútil como para no poder obtener una condena, entonces saldrá en libertad.

Y los abogados, como casi todos los demás profesionales, cobramos por nuestro trabajo. Eso de los garcas, los mediaticos y los que los pintan como corderos, ¿de dónde salió? ¿Quién los evalúa?

Saludos,

AB

Nacio dijo...

Bovino:

Inescrupulosos no por ser litigantes. Tampoco creo que llevar el asunto a juicio sea un disvalor para los profesionales.

Inescrupuloso a la hora de planear la defensa, puede ser (así quise decir). En la obtención por medios antijuridicos, espúrios, etc.
Pero está bien; si yo no tengo pruebas para citarte un ejemplo (o que recuerde puntualmente alguno resonante), no iremos a ningún lado en la charla. Cualquiera me podría chicanear en este asunto.

Pensar que no hay conductas profesionales ilegales o antiéticas...no sé...Apuesto ciegamente a que las hay. Pero creo que son los menos de todas maneras. Lástima que como dice por ahí, "lo que resuena es lo negativo. Lo positivo suele pasar inadvertido". Y de ahí mama la opinión pública.

Nunca quise utilizar la calificación "Culpable" antes de una resolución fundada. Solo "culpable" en la situación de conocimiento, por el abogado, de los hechos que lo sindicalizan a su defendido como potencialmente culpable.
No culpable como resultado último en el analisis de los hechos. Porque yo me estoy refieriendo a la postura del profesional ante la elección de adoptar la defensa.

Que quiero? No tengo la mas puta idea, por ahora (relacionados a estos temas). Que no quiero, puede ser mas preciso. Por lo pronto no voy a creer en que un abogado pretenda "pena justa". Solo "justicia" en gral. Como aspiración personal.

Cuando me remarcás en que consiste tu trabajo, seguro que es así. Vos lo decis. Pero "la mejor salida" para el cliente (por ej. estando imputado de homicidio con caratula firme -o como se diga, todavia no cursé procesal penal ni practica prof.-) será pretender la libertad. Y el abogado, sabiendo por ej., que la cosa solo podrá debatirse entre dolo, d.eventual o culpa y un pedido de pena lo menor posible respecto de la del fiscal...Que se hará?
Nadie dice que sean TODOS unos garcas. El imputado siempre querra zafar. Y el abogado querra lo mejor para su caso y ante tal tribunal; pero dependerá de la ética de cada uno si se atendrá a los hechos reales (las pruebas) y el derecho o con la fuerza de la corrupción para llevar agua a su molino. Eso quise decir. Eso nomás.

Estoy de acuerdo con el papel que juega el Ministerio Público en la responsabilidad por las negligencias y las impericias. No todo parece que son palos para los penalistas.

No comparto en absoluto tus dos últimos párrafos. Será realidad, pero bueno... No estoy de acuerdo. Al menos, en el plano que estamos debatiendo; solo por volcar puntos de vista y utopías, de mi parte.

No te calentés ni me mal interpretes por mis últimos comentarios. Con eso de ser gremialista, simplemente hice una observación por los "tonos" en los comentarios y la discusión. Si digo "jaja" no lo hago con acidez o ironía. Nunca me haría el gracioso ante gente profesional y mayor que yo. Solo por respeto.
Parece que soné en un tono "gremialista", y ustedes en un tono mas "academico". Eso quise decir y asi debe ser leido.

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SIMPLEMENTE, tengo un encono con la realidad actual y opino desde mi persona, con mis estudios, tratando de no pecar de pelotudo o ignorante y sin tener experiencia de tribunales.

El anterior par de comentarios mios fueron medios violentos, pero no los personalicé hacia nadie puntual.

Si te agita eso Alberto, sé claro y ya sabré que este blog no es ámbito para mi. Y se acabó.

Tán delirante fui en todo este devenir?

Alberto Bovino dijo...

Nachio:

Si te ofrecí subier tu comentario como post, es porque no es cierto que este blog no es para vos. Solo que tus últimos comentarios han sido un poco confusos, y además hablás de "justicia", "garcas" y demás conceptos que parecen depender solo de tu punto de vista.

No puede ser que no te banques una crítica. Sabés que sos bienvenido.

Saludos,

AB