FUMADORES Y NO FUMADORES
El mundo se divide hoy en fumadores y no fumadores. Es cierto que los fumadores causan alguna molestia a los no fumadores, pero tal molestia es física, en tanto que la molestia que los no fumadores causan a los fumadores es espiritual. Hay, claro está, muchos no fumadores que no tratan de entrometerse con los fumadores, y se puede adiestrar a las esposas hasta que toleren que sus maridos fumen en cama. Este es el signo más seguro de un matrimonio feliz y afortunado. Se presume a veces, sin embargo, que los no fumadores son moralmente superiores, y que tienen algo de qué enorgullecerse, sin comprender que les falta uno de los grandes placeres de la humanidad. Estoy dispuesto a admitir que fumar es ana debilidad moral, pero por otra parte debemos precavernos del hombre sin debilidades morales. No se puede confiar en él. Es fácil que sea siempre sobrio y no cometa un solo error. Seguramente sus costumbres han de ser regulares, su existencia más mecánica, y su cabeza mantendrá siempre la supremacía sobre su corazón. Por mucho que me gusten las personas razonables, odio a los seres completamente racionales.
Puede leer el resto de la nota aquí.
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Alejados de las situaciones que determinan la nostalgia pura del humo, ratificada en la poesía del tango; debemos entender que no es desafortunado aquel ser fumador, sino el que desea tal imprudencia, sin efectos consumados.
Tampoco es un “error” hacerlo, en tal caso es una trampa impuesta por la ansiedad, o el autoestima, que se debilita en soledad. Una “debilidad moral”, esta más del lado infante adolescente o psicótico. Quizá, sí, una debilidad construida en base a fatales recetas de propagandas alegres y nostálgicas.
Quizá, el fumar, sea la única forma de asegurarnos una muerte medianamente conocida, de sentirnos vivos en nuestras decisiones; así sea por una vez, lejos de las puntuaciones y apreciaciones externas, cotidianas e intimidantes del mundo circundante.
Pablo Barnabá
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Alejados de las situaciones que determinan la nostalgia pura del humo, ratificada en la poesía del tango; debemos entender que no es desafortunado aquel ser fumador, sino el que desea tal imprudencia, sin efectos consumados.
Tampoco es un “error” hacerlo, en tal caso es una trampa impuesta por la ansiedad, o el autoestima, que se debilita en soledad. Una “debilidad moral”, esta más del lado infante adolescente o psicótico. Quizá, sí, una debilidad construida en base a fatales recetas de propagandas alegres y nostálgicas.
Quizá, el fumar, sea la única forma de asegurarnos una muerte medianamente conocida, de sentirnos vivos en nuestras decisiones; así sea por una vez, lejos de las puntuaciones y apreciaciones externas, cotidianas e intimidantes del mundo circundante.
Pablo Barnabá
9 comentarios:
En el dilema Fumadores/No Fumadores mi propuesta es reclamar para los primeros los derechos del Panda; esto es, los correspondientes a una especie en extinción y que, por tanto, ha de ser especialmente protegida.
Saludos entre volutas de humo.
Todo fumador debería hacerse la siguiente pregunta en este esquema:
Tengo un atado de veinte cigarrillos y puedo fumarlos y deleitarme con su aroma y sabor, el problema -y la pregunta- esta en que cuando termine de fumar el cigarrillo número 20, moriré irremediablemente.
Usted que haría?
1) seguiría fumando y aceptaría morir?
2) Dejaría de fumar?
3)fumaría hasta el número 19 y guardaría el 20 para el día que decida morir?
Estas preguntas vienen a cuenta de que creo seriamente que las personas -me incluyo- no tomamos conciencia del daño que nos hace el cigarrillo y creeemos o tenemos la ilusión de que: a) nada nos sucederá, o que, b) si nos sucede saldremos adelante, o, c) aceptamos que nos hace mal seguimos adelante pero no somos realmente consciente del daño que nos hace.
Entonces la pregunta apunta a marcar un extremo -poder decidir racionalmente- mediante un caso hipotético que demuestra lo que hace el cigarrillo, y si, sabiendo o siendo conscientes de tal extremo seguiríamos fumando.
Saludos!!
Tomás
Tomás:
Yo tomo decisiones "racionales" y, como regla, recién cobro plena conciencia de loas consecuencias que me vana producir cuando llega la hora de actuar.
Sé que no puedo imaginarme cómo me voy a sentir si me da alguna enfermedad derivada del tabaquismo. También sé que en ese momento me arrepentiré, porque tendré días o semanas en las que sufriré esperando mi muerte. Pero eso no me podrá quitar lo bien que lo he pasado viviendo mi vida intensamente.
Se trata de calidad de vidas, node mera cantidad de vida.
Saludos,
AB
Te entiendo AB, y por tu respuesta, en tu calculo racional priorizas la calidad de vida.
Lo que planteo no es "mera" cantidad, se trata de si somos realmente consciente del mal que nos hace.
Que suerte que tenes en tener tan clara la diferencia, por mi parte, me debato todos los dias entre el placer y el mal que me hace y sé que si estuviera en un esquema como el que esbocé dejaría de fumar, por lo tanto, considero que no soy realmente consciente del mal que me hago todos los días.
Yo creo sinceramente que el problema esta en la adicción que genera, porque uno podría disfrutarlo normalmente sin fumar tanto, y por tanto habría menos daño.
El ejemplo claro es el de la marihuana, puedo disfrutar fumarla y elegir los momentos, y no tengo esa necesidad de fumar un porro tras otro que genera el cigarrillo.
Saludos
Tomás
un F.Q.N.Q.D.D.F.
(Fumador que no quiere dejar de fumar)
el mundo siempre estuvo regido por aquellas polaridades que parecieran determinar la humanidad, quien lo dude, revise las cronicas del peronismo. en lo personal, activamente eligo no fumar y lejos de encontrarme en la categorizacion de "personas racionales" ... admito , a veces comparto uno que otro.
Si de intolerancias hablara, considero mas horriblemente "racional" quien prefiere permitir que su propia subjetividad se deshaga apoyado en una barra, en lugar de poner su cuerpo en movimiento al son de una melodia, la que mejor le plasca y de la forma que desee ..... solamante por verguenza.
bailar, danzar, moverse, quebrarse, flamearse, saltar .... cualquier codigo es valido ... lejos de cualquier polaridad, y sin definiciones......
Daniella
Daniella:
No entiendo tu planteo: También caes en una polaridad bailar/dehacerse en una barra. Yo suelo ir a la barra porque es el lugar más agradable —a mi juicio— de un bar o lo que sea; y también bailo. No entiendo cómo hablás de "sin definiciones" y después vinculás directamente las polaridades con el peronismo.
La frase citada, si bien divide al mundo en fumadores/no fumadores, en verdad, no lo hace, pues de lo que opina surge que quedan excluidos los no fumadores que no nos rompen la paciencia, como los fumadores que fumamos solos en nuestra casas sin molestar a nadie (cuando).
Si alguien ha generado esa polaridad, dividiendo al mundo entre fumadores/no fumadores son las leyes propias del movimient del fascismo saludable.
Un buen ejemplo es el de la ley 1.799 de la Legislatura de la Ciudad.
Y me voy saltando, quebrándome, a fumar un pucho a mi cuarto...
Gracias por sus comentarios, especialmente a Daniella, que nos uestra una opinión diferente. Saludos,
AB
Estimado Fabián:
Varias cosas. El mundo no se divide en fumadores y no fumadores, al menos para la ley 1.799, que es la que rige en la CABA. Pero la Legislatura porteña ha logrado que así lo creamos.
La ley 1.799 es un programa-piloto entre las relaciones ciudadano-Estado. Lo que han hecho bien los legisladores es disfrazar su programa fascista en un falso programa que defiende tus derechos. Y ustedes compraron el paquete completo.
Pero, en verdad, esto da para un post autónomo. Te invito a que escribas un post vos, y yo escribo otro. Saludos,
AB
Fabian, creo que tendríamos que profundizar aún más y pensar cómo influyen los dictados sociales en la construcción de nuestras emociones y sentimientos, y determinan definitivamente nuestros deseos. Viajo seguido al interior de la provincia de Buenos Aires donde se puede fumar casi en cualquier espacio público y no he visto aún manifestaciones de no fumadores exigiendo que esto cese.
Pero de hecho a mí, ya adaptado al ritmo prohibitivo de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, me resulta extraño. Si hay niños o mujeres embarazadas salgo a fumar a fuera y fumo con cierta tensión, presagiando que alguien me pedirá que no lo haga ahí.
Soy el único claro que experimenta estas emociones, ya que hasta el mozo tiene su cigarro encendido en la barra que va pitando entre servicio y servicio.
Allí no se advierte que alguien piense que eso está mal. En cambio me incomoda mas a mí, que de hecho fumo y mucho, pero que pertenezco a otra ciudad.
Quizás este ejemplo nos ayude a reflexionar cuales son los factores que inciden determinando nuestros actos, y nos conduzca un buscar una forma convivir armónicamente fumadores y no fumadores, ya que claramente leyes como la de la CABA, lo impiden.
Soy una ex fumadora (de las de más de 2 atados por día) que se solidariza con los fumadores y los envidia un poquito en secreto. Me gustaron lo de LY. Lo que no me gusta es que el cigarrillo autoriza a cualquiera a opinar sobre tu vida. Gente que ni te conoce ni te importa, y a la que probablemente vos tampoco le importás, opina y cuestiona tu manera de vivir y de cuidarte, aunque fumes en privado o en la calle sin molestar a nadie. Pregunto ... los que te taladran durante media hora diciéndote cómo tenés que vivir y estar sano, o hablando sobre tu egoísmo y peligrosidad al fumar y enfermar a otros…pasarían esa media hora denunciando a los colectivos que lanzan su humo negro por toda la ciudad??? Dedican esa media hora a investigar en serio sobre los mecanismos de adicción??? Pergeñan campañas contra las tabacaleras??? Me atrevo a decir que en la mayor parte de los casos no. Tiro algunas hipótesis del por qué:
1.Es más fácil, los fumadores están bastante a mano, no hay que hacer mayores esfuerzos para cruzarse con uno
2.Permite a los no fumadores sentirse superiores y exhibir su superioridad sobre los demás
3.Permite a las personas hablar mal de otros y sentirse bien consigo mismos respecto de un tema políticamente correcto. Eso parece gustar mucho...
Saludos a todos,
Laura
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