Éste es el blog personal de Alberto Bovino.
Las notas no son escritas en calidad de miembro de ninguna institución, estudio jurídico o universidad, y expresan nuestras opiniones personales.
Las entradas son de exclusiva responsabilidad de quienes la firman.
Los bailarines no bailaron la música que se escucha en el video. Estaban bailando "Beso a beso" de la Mona Jiménez, pero no pude encontrar esa núsica y la cámara grabó el audio muy mal.
Cristian Penna, ABovino, Edgardo Salatino,
Julio y María Inés Maie
Santi López, María Lousteau, Víctor Abramovich,
Claudia Barcia y A. Bovino
El dream team del caso por el asesinato de José Luis Cabezas
Aninka Tokos, Diego Goldman,
el Chino Lopardo y Macarena
Julio: vaso de totín en mano; AB: un triple de miga
Unos
días antes del proceso de impugnaciones que tuvo lugar en los concursos para
jueces, fiscales y defensores de la CABA, la Revista Urbe et Ius publicó un breve trabajo titulado “Camino a la
excelencia”. Allí se dice:
La autonomía de la ciudad es un proceso que posiblemente
resulte lejano e intangible. Sin embargo, su impacto se encuentra en muchas de
las pequeñas acciones de la vida cotidiana. Dentro del fortalecimiento de la
autonomía se encuentra, como uno de los ejes fundamentales la constitución del
poder judicial local. Este poder, el único construido desde cero, se constituyó
en un desafío para pensar una justicia diferente, mas transparente,
eficiente y comprometida con las instituciones democráticas, la ciudad y sus
vecinos.
…
Entendemos y compartimos la importancia de continuar en esta
línea y el desafío que se nos presenta de ampliar la participación y
transparentar las decisiones para garantizar una administración judicial de
excelencia, comprometida con el servicio, de cara al ciudadano, mas
ágil y más consustanciada con la justicia[1].
No se puede negar que la cuestión de la
transparencia es absolutamente cierta. La posibilidad de acceder a los videos
con las filmaciones de las sesiones de ayer, de los exámenes, y de las
entrevistas. Ahora bien, lo que no se comprende es cómo DeStéfano,
director de Urbe et Ius, puede
bregar por la máxima amplitud de la publicidad y después molestarse porque se
impugna o cuestiona el trabajo de la Comisión de Selección que él integra.
En primer término, debemos aclarar que durante
casi toda la audiencia que se nos concediera ante la Comisión de Selección, no prestó la menor atención a
nuestros argumentos.
El viernes, tal como vaticináramos en este
blog, fueron elegidos Unrein (merecidamente), Riggi
y Lapadú.
Es poco probable que la fiscal Claudia Barcia quiera seguir litigando, y no le
es exigible que lo haga. Con lo que ya ha hecho hasta ahora, seguramente tendrá
que soportar diversas “represalias” por mucho tiempo. Pero llamó la atención —y
de qué manera— sobre las corruptelas en el proceso de designaciones, que sigue
transitando por muchos caminos, pero está muy lejos aún de transitar el camino
hacia la excelencia.
Ha sido un honor para nosotros que nos hayan
honrado con su confianza y haber podido acompañarla en su denuncia a la
arbitrariedad. Muchas gracias, Sra. Claudia Barcia.
Como adelantamos en la entrada anterior, me contaron de la existencia de un rumor que pronosticaba que Lapadú era número puesto en este concurso para fiscales de cámara de la CABA. Cuando obtuve la información, me sentí todo un detective...
... un detective bastante boludo, vale aclarar, porque el rumor solo repetía algo que había sido publicado en la prensa el 28 de abril de 2010:
Como sea Lapadu sería beneficiado con un ascenso en el esquema de la justicia local. Tras la modificación de la ley Orgánica del Poder Judicial porteño, a fines del año pasado, se crearon tres nuevos cargos de fiscales de Cámara en lo Penal, Contravencional y de Faltas, puestos que serán definidos de forma provisoria en el transcurso del 2010 hasta tanto se concreten los concursos.
Según explicaron a LPO, estas designaciones son netamente políticas y fueron acordadas de la siguiente manera: ... y el tercer cargo que ahora quedaría para Angelici, quien propondría como fiscal de Cámara a Lapadu.
La arbitrariedad entablillada
Si nuestras sospechas son
ciertas, la Comisión de Selección (De
Stefano, Corti y Concepción)
debía buscar la manera de que Lapadú
pudiera superar a Claudia Barcia
al menos en doce puntos. Ello pues Barcia
había quedado en segundo puesto luego de los exámenes técnicos calificados por
el jurado con 73 puntos, mientras que Lapadú
había quedado en 5º puesto con 62 puntos.
Para ello, nada mejor que
aprovechar el desmedido margen de discreción —no de arbitrariedad— que el
Reglamento le concedía a la Comisión: un puntaje máximo de hasta 40 puntos en
la evaluación de la entrevista (art. 42 del Reglamento). Ello significa, aunque
parezca una perogrullada, que los concursantes podían obtener un puntaje de 1,
2, 3, 4, 5, 6 puntos, y así hasta un máximo de 40 puntos.
En ningún lado del Reglamento surge que los entrevistados podían ser
calificados con un máximo de 40 puntos, pero
solo con seis notas posibles; o con un máximo de 40 puntos, pero solo con puntajes que vayan de 5 en 5.
Con este sistema, necesariamente, se desnaturaliza todo el sistema de
evaluación. En este contexto, no se comprende por qué secreta razón, desoyendo
el Reglamento de Concursos, quienes evaluaron a los entrevistados optaron por
un sistema numérico diferente.
Pensemos en el siguiente ejemplo: entrevistamos a dos candidatos, y uno
merecería 27 y otro 23 —es decir que habría 4 puntos de diferencia entre ellos—,
ambos merecerían 25 puntos, de acuerdo con la exótica escala inventada. Es
decir que se pondría en las mismas condiciones a quien sacó los 23 puntos con
quien le debería llevar un 10 % de ventaja respecto del total del puntaje por
la entrevista.
Las consecuencias de la aplicación de estas “tablitas”, por otra parte,
pueden ser apreciadas en los resultados de su aplicación en este concurso
40/10. Los tres concursantes que han quedado en segundo lugar (Sergio Martín Lapadú, Luis Duacastella y Eduardo Riggi)
obtuvieron un puntaje total de 158 puntos. Mientras que las dos concursantes
que se han ubicado en tercer lugar (Claudia Barcia
y María Fernanda Botana)
obtuvieron 157 puntos.
Si Claudia Barcia hubiera
merecido, por ej., 32 puntos por su entrevista, habría quedado sola en segundo
puesto. Sin embargo, el sistema de las “tablitas calificadoras” se lo ha
impedido.
La fiscal Claudia Barcia
recibió 30 puntos por su entrevista. ¿Por qué motivo? No lo sabemos. Ella
tampoco lo sabe. Aparentemente, y según lo que dicen las “tablitas”
calificadoras, ella respondió “correctamente las preguntas… respecto al cargo a
cubrir. La exposición fue completa y clara…” y se desenvolvió con “fluidez y
soltura”.
Lamentablemente, esta metodología tabuladora no cumple con la exigencia
de motivación. Ello pues la “tablita” solo informa, en el mejor de los casos,
que los examinadores consideran que deben ser valorados en 30 puntos aquellas
personas que actúen en coincidencia con el tercer supuesto de la tabla.
Jamás se explicó, sin embargo, por qué razones la intervención de la
Sra. Claudia Barcia en la
entrevista coincidía con la del comportamiento de las personas que según los
examinadores, merecían 30 puntos.
De la lectura de estas tres citas surge de manera evidente que jamás
sabremos por qué razones, sobre la base de qué hechos, y con qué argumentos se
decidió atribuir a la fiscal Claudia Barcia
esos 30 puntos. En efecto, solo podríamos saberlo si se hubieran, al menos,
aplicado los criterios considerados válidos para evaluar al concursante a cada
caso concreto, examinando cada entrevista y argumentando por qué se cumplió o
dejó de cumplirse con estos criterios y, en consecuencia, explicando por qué el
concursante merece determinado puntaje.
El
plan de trabajo de Lapadú
En el caso del fiscal Lapadú,
resulta totalmente incomprensible que su entrevista haya sido calificada con el
máximo puntaje. En efecto, en esta entrevista el funcionario se limitó a
enunciar una serie de causas mediáticas y de personajes públicos en las cuales
había intervenido. A continuación, interrogado por su eventual plan de trabajo,
su respuesta fue tan sencilla como enigmática:
fortalecer las red de contención entre los fiscales de primera instancia
y el fiscal de cámara; y
recuperar la mística de los fiscales de primera instancia
Con estas respuestas, no se puede asignar el máximo puntaje a ningún
concursante. Entre otras razones, pues el entrevistado debe poder exponer,
mínimamente, un plan de trabajo. Después de ver el video de esa entrevista en
varias oportunidades, no hemos logrado advertir en qué consiste ese plan de
trabajo en el caso del fiscal Sergio Lapadú.
Si no nos quiere creer, escúchelo Ud. mismo, en su entrevista, especialmente a partir de los 5:50 minutos.