Terremotos, transiciones, desigualdad y seguridad
Por Ariel Dulitzky
Por Ariel Dulitzky
Mirando las imágenes del devastador sismo en Chile, de inmediato surgen varias preguntas. Sebastian Piñera asumirá como Presidente el 11 de marzo luego de su triunfo sobre la Concertación. De modo que las primeras dos semanas después del terremoto exigieron que gobierno y oposición, que el Presidente electo y la Presidenta saliente colaboren y coordinen las operaciones de rescate y reconstrucción.
Así se puso a prueba la capacidad de los partidos políticos chilenos de trabajar juntos. Inmediatamente después del terremoto, la Presidenta Michele Bachelet informó a Piñera acerca de la situación y las medidas de emergencia que estaban tomándose en las áreas afectadas. Desde entonces, ambos han estado en comunicación constante. Piñera ha dicho que su programa de gobierno cambiará para centrarse en la reconstrucción del país, aunque agrega que su gobierno cumplirá sus promesas electorales en materia de políticas económicas. Queda por verse si esta colaboración y cooperación iniciales continuarán en el futuro, ya que los principales bloques políticos, ahora con roles invertidos tienen profundas diferencias en cuanto a las prioridades en materia de políticas públicas. Ubicándose en 8,8 en la escala Richter, el sismo de Chile fue casi un cien veces más poderoso que el de enero en Haití.
Su epicentro fue más lejano de los grandes centros urbanos que el haitiano. Este hecho y la magnitud de las réplicas explica en parte por qué el número de vidas perdidas, más de 200.000 en el país Caribeño, son 250 veces más altos que las cerca de 800 en el país sudamericano. Pero no puede olvidarse que los indicadores del desarrollo de Haití son también mucho peor que los de Chile. La esperanza de vida en Haití es 61 años comparada a 78 en Chile. El índice de mortalidad infantil es 57 cada 1.000 niños en Haití comparación con 8 en Chile. El Producto Bruto Interno per cápita haitiano asciende a $660 mientras que en Chile es $9.400. El año pasado, según Índice de Desarrollo Humano de Naciones Unidas, Haití se situó 149 dentro de 182 países, mientras que Chile estuvo en el puesto 44.
Así las cosas, podemos especular que las disparidades en cuanto a destrucción y pérdida de vidas en Haití y Chile pueden ser explicadas en parte por los niveles de la pobreza en ambos países. Aun cuando económicamente y en términos de pobreza Chile se encuentra en una mejor situación que Haiti, el país trasandino tiene un nivel de desigualdad en los ingresos muy grande aun en comparación con otros países de América Latina, la región con los niveles más altos de desigualdad. Futuros estudios nos dirán si la pérdida de vidas y la destrucción del terremoto reflejan estos altos niveles de desigualdad.
Pero hoy podemos asumir que el impacto negativo sobre los pobres de Chile debido a la pérdida de sus hogares y la alteración de la prestación normal de servicios sociales básicos es mayor que sobre los que gozan de una situación económica privilegiada. Y nuevamente surgen claros interrogantes sobre cuáles serán las prioridades del nuevo gobierno en el proceso de reconstrucción chileno. ¿Se centrarán en atender las urgencias de los pobres en Chile? Mientras la búsqueda de sobrevivientes continuaba, la Presidente Bachelet declaró el estado de emergencia debido a los saqueos que se producían, especialmente de alimentos.
Ahora las regiones de Maule y Bio Bio están bajo toque de queda y controladas por el Ejercito. Las fuerzas armadas contribuyen al mantenimiento del orden público, con los trabajos de rescate y con la distribución de ayuda. Desde la dictadura militar de Augusto Pinochet, las fuerzas armadas chilenas no habían participado en las tareas de seguridad interna.
Ante el recuerdo de la violencia y la represión de la dictadura chilena, que significado debe atribuirse a las palabras de la Presidente Bachelet que asegura que las Fuerzas armadas actuarán con toda la "severidad debida" ante los saqueos? ¿Con las tropas otra vez en las calles chilenas, cuál será su papel bajo el nuevo Gobierno?
En los próximos días, semanas, meses, y años, Chile dejará de ser noticia en las primeras planas internacionales. Pero la situación en las áreas devastadas por el terremoto seguirá siendo grave. Y Chile, será reconstruido no sólo en su infraestructura sino en su tejido social, en su proceso político, y en la relación entre autoridades civiles y militares. Queda por verse si la desigualdad se mantendrá, crecerá, o disminuirá, si las fuerzas armadas se mantendrán en las calles o volverán a sus cuarteles, si el proceso político es capaz de mantener un clima de cooperación y colaboración o si las diferencias en las prioridades son absolutamente irreconciliables.
Así se puso a prueba la capacidad de los partidos políticos chilenos de trabajar juntos. Inmediatamente después del terremoto, la Presidenta Michele Bachelet informó a Piñera acerca de la situación y las medidas de emergencia que estaban tomándose en las áreas afectadas. Desde entonces, ambos han estado en comunicación constante. Piñera ha dicho que su programa de gobierno cambiará para centrarse en la reconstrucción del país, aunque agrega que su gobierno cumplirá sus promesas electorales en materia de políticas económicas. Queda por verse si esta colaboración y cooperación iniciales continuarán en el futuro, ya que los principales bloques políticos, ahora con roles invertidos tienen profundas diferencias en cuanto a las prioridades en materia de políticas públicas. Ubicándose en 8,8 en la escala Richter, el sismo de Chile fue casi un cien veces más poderoso que el de enero en Haití.
Su epicentro fue más lejano de los grandes centros urbanos que el haitiano. Este hecho y la magnitud de las réplicas explica en parte por qué el número de vidas perdidas, más de 200.000 en el país Caribeño, son 250 veces más altos que las cerca de 800 en el país sudamericano. Pero no puede olvidarse que los indicadores del desarrollo de Haití son también mucho peor que los de Chile. La esperanza de vida en Haití es 61 años comparada a 78 en Chile. El índice de mortalidad infantil es 57 cada 1.000 niños en Haití comparación con 8 en Chile. El Producto Bruto Interno per cápita haitiano asciende a $660 mientras que en Chile es $9.400. El año pasado, según Índice de Desarrollo Humano de Naciones Unidas, Haití se situó 149 dentro de 182 países, mientras que Chile estuvo en el puesto 44.
Así las cosas, podemos especular que las disparidades en cuanto a destrucción y pérdida de vidas en Haití y Chile pueden ser explicadas en parte por los niveles de la pobreza en ambos países. Aun cuando económicamente y en términos de pobreza Chile se encuentra en una mejor situación que Haiti, el país trasandino tiene un nivel de desigualdad en los ingresos muy grande aun en comparación con otros países de América Latina, la región con los niveles más altos de desigualdad. Futuros estudios nos dirán si la pérdida de vidas y la destrucción del terremoto reflejan estos altos niveles de desigualdad.
Pero hoy podemos asumir que el impacto negativo sobre los pobres de Chile debido a la pérdida de sus hogares y la alteración de la prestación normal de servicios sociales básicos es mayor que sobre los que gozan de una situación económica privilegiada. Y nuevamente surgen claros interrogantes sobre cuáles serán las prioridades del nuevo gobierno en el proceso de reconstrucción chileno. ¿Se centrarán en atender las urgencias de los pobres en Chile? Mientras la búsqueda de sobrevivientes continuaba, la Presidente Bachelet declaró el estado de emergencia debido a los saqueos que se producían, especialmente de alimentos.
Ahora las regiones de Maule y Bio Bio están bajo toque de queda y controladas por el Ejercito. Las fuerzas armadas contribuyen al mantenimiento del orden público, con los trabajos de rescate y con la distribución de ayuda. Desde la dictadura militar de Augusto Pinochet, las fuerzas armadas chilenas no habían participado en las tareas de seguridad interna.
Ante el recuerdo de la violencia y la represión de la dictadura chilena, que significado debe atribuirse a las palabras de la Presidente Bachelet que asegura que las Fuerzas armadas actuarán con toda la "severidad debida" ante los saqueos? ¿Con las tropas otra vez en las calles chilenas, cuál será su papel bajo el nuevo Gobierno?
En los próximos días, semanas, meses, y años, Chile dejará de ser noticia en las primeras planas internacionales. Pero la situación en las áreas devastadas por el terremoto seguirá siendo grave. Y Chile, será reconstruido no sólo en su infraestructura sino en su tejido social, en su proceso político, y en la relación entre autoridades civiles y militares. Queda por verse si la desigualdad se mantendrá, crecerá, o disminuirá, si las fuerzas armadas se mantendrán en las calles o volverán a sus cuarteles, si el proceso político es capaz de mantener un clima de cooperación y colaboración o si las diferencias en las prioridades son absolutamente irreconciliables.
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