16 feb 2009

PARA GONZALO RAMÍREZ

DESVENTURAS DE UN PERITO EN LA CORTE INTERAMERICANA


















El 28 y 29 de enero de 1999 yo estaba sentado en el lugar de los testigos en un tribunal fuera de mi país, y ya había prometido decir verdad, y de golpe, me pregunto:


- ¿QUÉ HACE UN TIPO COMO YO EN UN LUGAR COMO ÉSTE?


Pero volvamos al principio.


El 10 de enero había alquilado un apartamento en la ciudad del Cusco, una de las ciudades mágicas de los países de nuestra región, por un mes, supuestamente para escribir mi tesis, ya avanzada, y que nunca terminé. El apartamento no podía estar mejor ubicado, en una de las esquinas de la plaza, lejos
de la catedral pero a no más de una cuadra de los tres mejores lugares que funcionaban a la noche (el mítico y ya extinguido Kamikase, Mamá Africa y un tercero cuyo nombre no recuerdo). No tenía teléfono, televisión ni internet.


MI vida nunca fue tan ordenada: dormía ocho horas, escribía ocho horas y salía ocho horas. A la semana ya era amigo de todos los mozos de restaurantes y bares del Cusco.


Los planetas se habían alineado, la Pacha Mama me había bendecido, y yo dormía, me divertía y escribía como loco. Pero fue demasiado bueno para durar. Con muy poca anticipación, me llegó una citación de la Corte Interamericana, que me había designado de oficio para que declare como perito en derecho procesal penal guatemalteco [antes de que se rían, les cuento que el primer libro que escribí fue "Temas de derecho procesal penal guatemalteco"]. La Corte me había designado de oficio porque no le había quedado otra, ya que la Comisión me ofreció con el plazo vencido. Después de ir al Centro telefónico [me niego a utilizar el término "locutorio"] varias veces, coordiné cómo llegar y qué material me tenían que mandar urgente.


El peritaje consistía en —luego de estudiar un código que ya estaba derogado cuando comencé a trabajar en Guatemala— estudiar el expediente y las reglas del derecho procesal penal para determinar si este sujeto había sido perseguido penalmente de modo serio, esto es, si los órganos de la justicia penal habían cumplido con su obligación de investigar responsable y autónomamente cualquier violación a los derechos humanos.


El primer problema fue que yo conocía el código nuevo, así que me tuve que estudiar no solo el código ya derogado, sino todas las leyes complementarias, ¡un garrón!


Por suerte la parte de legislación no era tanta y el expediente tenía tres o cuatro cuerpos porque, realmente ni siquiera habían fingido investigar. Después de estudiar y rayar todo el CPP, empecé a escribir como un maniático todo lo que no se hizo en la investigación. Llegué a San José de Costa Rica conociendo a fondo el expediente y el derecho aplicable.


Hotel Jade, muy bonito, quedaba del Spoon de Los Yoses (léase el "espún de los ioses") varios metros al sur, la Corte quedaba del Spoon de los Yoses 100 metros al norte [los puntos cardinales están inventados]. Después de ir a mi cuarto y pegarme una ducha, me fui a tomar una cerveza y empecé a encontrarme con las personas de la Comisión.



Aún no estaban todos los de la Comisión, llegaban más tarde (no estaban Elizabeth ni Grossman —uno de los más hábiles litigantes que he conocido—). Fuimos a cenar con mi amiga Viviana Krsticevic y varios abogados de la Comisión. La cena fue muy agradable, y después nos tomamos algo con Viviana mientras repasábamos cómo sería mi interrogatorio. Tengan en cuenta que yo nunca había sido perito en derecho, y mucho menos perito en derecho guatemalteco.


Aclaro que soy amigo de Viviana Krsticevic porque fuimos compañeros de Universidad. Y también aclaro —por mandato de ella— que a pesar de haber sido compañeros, yo le llevo varios años, porque empecé a estudiar derecho cuando tenía 25 años.


Cuando terminamos de preparar la declaración, me había perdido entre mis papeles, los expedientes, la computadora y un par de libros de esos celestes que tenían la jurisprudencia de la Comisión y de la Corte, que muchos de ustedes jamás deben haber visto. Marché a mi cuarto llevando todo eso como pude; parecía un equeco. Puse la tele, y mirando algo intrascendente me dormí, aunque dormí intranquilo. Y eso que no sabía lo que tendría que pasar al día siguiente.


AB

LA SEGUNDA PARTE AQUÍ



5 comentarios:

Anónimo dijo...

Bovino, la Corteidh ha emitido su última resolución en cuanto al cumplimiento de la sentencia,http://www.corteidh.or.cr/supervision.cfm?idSupevision=174 expresando que el Estado tiene que "reevaluar" las pruebas del juicio penal que terminó con absolución y luego sobreseimiento. Aunque el MP argumenta la prohibición de la persecución penal múltiple debido a no estar regulada la cosa juzgada fraudulenta en nuestra legislación. La Corteidh no se pronuncia sobre la obligación de revisión sobre la cosa juzgada fraudulenta en materia de ddhh, pero el término "reevaluar" es claro. Así que la incidencia de tu peritaje es trascendente para Guate. Gracias Bovino.

Alberto Bovino dijo...

Carlos, yo no hablé de eso, solo aclaré que debido a todas los "errores" cometidos, estaba cerrado y la nuev persecución era imposn

Gonzalo Ramirez Cleves dijo...

Esta cronica esta siendo muy buena, uno no sabe a veces porque cae en unos marrones y como las cosas se desenvuelven como en la teoria del caos que un aleteo de una mariposa en macondo puede conducir a un Huracan en el Lago Nees

Gonzalo

Alberto Bovino dijo...

Gonzalo: ¿si tuvieras que elegir entre Caos y Control, con cuál te quedás?

El caos es maravilloso.

Abrazo,

Alberto

Unknown dijo...

Caos naturalmente...