16 feb 2009

CÓMO SECUESTRAR A UN PERITO


DESVENTURAS DE UN PERITO EN LA CORTE INTERAMERICANA

LA SEGUNDA PARTE PROMETIDA





Después de una excelente cena, cada uno marchó hacia su cuarto, con apuntes, cuadros, códigos glosados, and so on. Deben haber sido las 7:30 am cuando sonó el teléfono del hotel y me dieron ganas de matar a alguien, pero desistí y, en vez, fui al baño del cuarto de hotel, y luego de ritos varios salí del cuarto del Hotel Jade con una prolija carpeta con papeles, mi notebook con la manzanita, traje negro, medias negras, camisa blanca, alguna corbata supongo, y zapatos negros acordonados. Impecable, si hasta parecía un perito en derecho.

En el desayunador me encuentro con el Prof. Grossman y con Elizabeth Abi-Mershed, una de las mejores abogadas de la Comisión. Viviana estaba con ellos, y cuando me acerco a saludar uno de ellos me informa que a mí me interrogaría Viviana. No hay problema, todo bien.

Café, medialunas, huevos fritos con algo que parecía jamón cocido pero sabía a plástico, y con la panza llena partimos hacia cien metros al norte del espún de los ioses, esto es, hacia la Corte Interamericana de Derechos Humanos. El edificio es muy bonito, si hasta no parece un tribunal, lo mismo que toda la propiedad.




Había tres señores por el Estado demandado. Por la Comisión estaban el Prof. Grossman, Elizabeth, Viviana y tres asistentes. Concurrieron nueve testigos ofrecidos por la Comisión, y también los dos peritos (ver Sentencia de 19 de noviembre de 1999, párr. 56). Uno de ellos era el médico forense Roberto Carlos Bux (párr. 66.a), el otro era yo, o sea, Bovino, quien, según la Corte, soy experto en derecho penal, derecho penal procesal y derechos humanos" (párr. 66.b).

Hasta ahí, todo bien. Casi sin advertirlo, y con Vivi que me decía medio por señas "andá que está todo bien". ¿A qué no adivinan dónde nos llevaron? Nos secuestraron como a los testigos, para que no podamos ver la audiencia... Lo que nadie pareció advertir es que la declaración de los peritos no es idéntica a la de los testigos y, por ello, ¡NO HAY RAZÓN ALGUNA PARA ESE HUMILLANTE AISLAMIENTO, que tuvo lugar en el balcón circular ése que podrán ver en la bonita foto del post anterior al frente del edificio de la Corte.

Además, al habernos secuestrado y depositado en el mismo lugar, lograron lo contrario a lo que buscaban: dado que el único tema en común que teníamos las nueve personas citadas como testigos, y los dos citados como peritos, nos pasamos todo el día hablando del caso, que era el único tema que no debíamos tocar.

Eran casi las 10 am, la audiencia no había comenzado, y yo le hacía señas, desesperado como un náufrago que hace diez años no ve a otro ser humano, a toda persona que anduviera por allí. A pesar de mi pinta de perito, ni uno solo de todos esos me dio ni cinco de bola.






Al rato comenzó la audiencia, con lo cual perdí toda esperanza, pero la esperanza volvió en el cuarto intermedio, de nuevo infructuosamente. Bueno, me dije, tendré que esperar hasta el mediodía, por cuando nos saquen a almorzar a mí no me hacen entrar de vuelta ni con la caballería montada.

El mediodía no llegaba, y no llegaba, y toda mi ilusión de ver por primera vez una audiencia ante la Corte Interamericana desaparecía. Y el tiempo pasa, ¡y parece que nos vamos a comer porque hicieron el cuarto intermedio para almorzar! Sí, recuperaré mi libertad y seré feliz nuevamente. Y sí, el tiempo pasó, pero nadie se acordó de nosotros, que seguíamos en ese maldito balcón que alguna vez me había parecido muy lindo. Pero lo más, más cruel de todo fue que pude ver cómo se iban todos a comer, dejándonos abandonados, y vi a Viviana caminando sin preocupaciones y charlando con el Prof. Cancado Trindade.

Con los ojos llenos de sangre, empecé a sacudir la puerta del maldito balcón como un psicótico. Finalmente, vino un señor vestido con pinta de ser un guardia, y le expliqué que, por supuesto, estábamos aquí porque se habían olvidado de nosotros, y que debíamos salir a almorzar.


- No señor, nadie se ha olvidado de Ud. ni de los demás.

- ¿Y ME PUEDE EXPLICAR ENTONCES QUE HACEMOS AQUÍ ENCERRADOS?

- Están esperando su comida...

- ¿VAMOS A ALMORZAR AQUÍ?

- Sí, señor testigo...

- ¡NO SOY TESTIGO!

- MIRE SEÑOR, O SE SIENTA AHÍ A ESPERAR LA COMIDA O...



Y me fui puteando bajito de vuelta a mi asiento. Volvieron de comer los privilegiados, continuó la audiencia y, por supuesto, los nueve testigos declararon antes que los dos peritos y, también, el otro perito declaró antes que este perito.

Después de una bella jornada completa de tour intensivo y forzoso sobre el balcon del edificio de la Corte Interamericana, finalmente, me llamaron para que declare. La verdad, todo fue tan intenso que me olvide del secuestro, del maldito balcón y de la comida horrible que nos dieron al mediodía.

Primero, me pareció muy bueno que ante la Corte, las partes deban acreditar a sus peritos por sus antecedentes. Yo había trabajado más de un año en Guatemala, había escrito un libro y había capacitado a muchísimos operadores jurídicos. Es por ello que Viviana comenzó a interrogarme por mis antecedentes guatemaltecos.






A continuación, Viviana me hizo la primera pregunta sobre el objeto de mi peritaje, y comencé con un relato lo más claro, ordenado y preciso posible, sin faltar a la verdad. Debo confesar que las autoridades judiciales intervinientes me ayudaron muchísimo, pues no dejaron irregularidad por cometer.

Comencé por la etapa inicial de la investigación de la desaparición y posterior ejecución de los niños Henry Giovanni Contreras, Federico Clemente Figueroa Túnchez, Julio Roberto Caal Sandoval y Jovito Josué Juárez Cifuentes, y al homicidio de Anstraum Aman Villagrán Morales. Continué con la etapa formal de investigación, y seguí con el juicio. Por último, finalicé con el procedimiento recursivo, tan desinteresado en el hallazgo de la verdad como todo lo anterior.

Terminado mi relato, que me habrá llevado entre media hora y 40 minutos, varios jueces me hicieron preguntas. Pero había uno a quien ahora no puedo identificar que me volvió loco con la pregunta acerca de si yo hubiera condenado o no. Le expliqué varias veces que yo no había escuchado las declaraciones, que no había tomado contacto con la actividad probatoria. Hasta que medio me obligó a decirle que sí, que bajo ciertas circunstancias, podría haberlo condenado.





Cuando creí que había terminado, viene la repregunta del Estado. Yo pensé: (estos tipos me van a empezar a preguntar sobre los números de las leyes, para dejarme en ridículo). Pero no, la única pregunta que me hicieron los representantes fue una solo una,



¿A QUÉ NO SABEN CUÁL FUE ESA PREGUNTA?

A QUIEN ADIVINE, UN LIBRO DE EDITORES DEL PUERTO



EPÍLOGO


Más allá de toda broma, mi intervención en el caso de los cinco niños de la calle ejecutados por la policía, creo, fue muy positiva. Creo que más allá de los vanos intentos de defensa del Estado, mi obsesiva intervención y la atención que prestaron los jueces, unidas al excelente trabajo de CEJIL de volcar de manera clara y resumida la información y conclusiones obtenidas en mi peritaje produjeron excelentes resultados en el marco de la actividad probatoria. Si se leen los hechos que la Corte consideró probados en cuanto a la calidad de la investigación guatemalteca se podrá apreciar la influencia de nuestra intervención. Y eso no es dicho con vanidad, sino con la alegría de saber que hemos hecho bien nuestro trabajo y que, por eso, se hizo justicia.





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17 comentarios:

Juan dijo...

Alberto,

Gran experiencia, la de estar encerrado, Ja! Fuera de toda broma (mala) debe haber sido impresionante. Muuy buena.
La pregunta, obvio, era si condenabas o no. Saludos, Juan

Alberto Bovino dijo...

Jamás sabremos esa respuesta, DOn Juan

Unknown dijo...

Siempre que vea la fotico de la Corte con el maldito balcón me acordaré de vos, Alberto... muy bueno este post y la crónica... Se pudo demostrar lo que todos sabemos que en este caso no hubo justicia, investigación etc. Como en muchos lugares de Latinoamérica.

La semana pasada varios policias quemarón con gasolina a tres niños en Bogotá, alegando que estaban incumplimiendo la prohibición de que los menores se encuentren en los bares o consumiendo licor....A los indigentes se les sigue llamando ¨desechables¨ aqui en este pais...

Juicio como el de Guatemala, solo demuestra que para nosotros en Latinoamérica tenemos muchas taras coloniales, salvajes y retrogradas donde la vida poco o nada vale...

10 años después de este caso se muestra los primeros pasos de una Corte que por fin hacia cumplir la Convención...

Que bueno que en la historia de este caso se encuentre tu peritaje a pesar del secuestro, la guardada en el balcón y el mal desayuno, valio la pena

Gracias por este relato

Abrazos

Gonzalo

Gonzalo Ramirez Cleves dijo...

Aqui un buen video sobre porqué se van los niños a la calle

http://www.semana.com/multimedia-problemas-sociales/viven-calles-bogota/1568.aspx

Alberto Bovino dijo...

Juan:

Disculpa, me equivoqué, no me dí cuenta que te referáis a la pregunta que me hizo la representación de guate. No fue esa.

Sigan participando

AB

Anónimo dijo...

Y no se, a mi sólo se me puede ocurrir una cosa:

-Señor Bovino... ujum, cuéntenos... Usted no es Guatemalteco, ¿Cierto?

... y como en Condorito: ¡plop!

Alberto Bovino dijo...

CALENTITO, CALENTITO!!!!!!

Juan R dijo...

A ver... por mera deducción de lo dicho hasta ahora:

"¿Donde estudio derecho Sr. Bovino?

Muy bueno el relato de la experiencia

Saludos

Alberto Bovino dijo...

Un poc más calentito...

Casi están ahí.

Sigan apostando...

AB

Tomás Marino dijo...

Te preguntaron por tu nacionalidad. De dónde sos.

Anónimo dijo...

NO, LO QUE ME PREGUNTARON NO TENÍA RELACIÓN DIRECTA CON MI NACIONALIDAD.

SALUDOS,

AB

Seba dijo...

Por qué estudió derecho?

Alberto Bovino dijo...

Directa, Seba, dije directa...

AB

Juan Pablo Iriarte dijo...

Te preguntaron algo del estilo: ¿Còmo llevan a cabo la investigaciòn en su paìs?"...

Slds.

V

Anónimo dijo...

¿Por qué se dedicó a estudiar el derecho guatemalteco?
Un abrazo, Germán.

gA dijo...

Buenísimo el relato.

Pero en cuanto a la pregunta, me rindo (antes de leer las respuestas que se fueron dando pensé que un giro gracioso sería que te hubieran preguntado sobre algo que pasó antes en la audiencia). Por ahí algo del tipo "¿usted estudió derecho en Guatemala?".

Anónimo dijo...

Sí, Arballo, casi le pegaste!

Me preguntaron, solamente,

"¿Ud. está matriculado para ejercer la abogacía en Guatemala?

AB