6 nov 2009

CONTRA LOS JUECES QUE DAN CLASE

MARTÍN BÖHMER dispara contra los JQDC





Contra los JQDC


Tiempo.


Hace unos años un juez inglés fue invitado a la Argentina y brindó una conferencia en la Embajada británica. Al finalizar su exposición alguien del público le preguntó si daba clases. El juez primero no entendió la pregunta, creía haber dejado en claro que era juez. Cuando la comprendió, echando mano a esa rara habilidad del ser humano que consiste en explicar lo obvio dijo que no, que él era juez y que su actividad le requería toda su jornada laboral y muchas veces algo de su tiempo familiar, que en efecto de tanto en tanto daba conferencias como ésta pero que ser profesor de derecho también era, entendía él, una actividad muy exigente.


Explicar por qué no deberían existir los JQDC es de entrada una tarea extraña. Los AQDC son dueños de su tiempo y pueden decidir trabajar menos para brindarle más tiempo a la docencia en cambio, los JQDC son empleados públicos a quienes los ciudadanos les pagamos por hacer su tarea como miembros del Poder Judicial. En Argentina, la idea que uno se lleva si mira las encuestas de imagen pública de los jueces y las juezas (JCs), los datos sobre demora judicial y las pocas mediciones que existen respecto de la situación del acceso a la justicia no se condice con que el Poder Judicial se dé el lujo de que sus miembros asuman la tarea docente, además de las obligaciones a su cargo, de tal forma de hacer ambas responsablemente. La queja por la cantidad de trabajo, el atraso en las causas, la falta de apoyo y de presupuesto está en flagrante contradicción con la repetida presencia de JCs en congresos, conferencias, posesión de múltiples cátedras y superpuestos nombramientos de dedicación exclusiva.


La cuestión del tiempo es, entonces, crucial. Si los procesos fueran llevados adelante por JCs, si las audiencias que por ley deben tomar, las tomaran, si a las múltiples chicanas de los abogados y abogadas (ABs), en vez de recibirlas y responderlas por escrito un empleado del tribunal, las recibieran JCs en persona y, con mirada adusta interpelaran al letrado a comportarse como debe, entonces los casos serían muchos menos, la tardanza tendría alguna relación con la relevancia del pleito y la legitimidad del Poder Judicial no estaría en el lamentable nivel en el que se encuentra hoy. Pero para ello JCs no podrían ser docentes, es decir fatigar salas de profesores, aulas, conferencias y cada rincón del país y del planeta, traducir su conocimiento en materiales de estudio, armar exámenes, corregirlos, dirigir cátedras, tesis, organizar actividades extracurriculares, escribir discursos y subirse y bajarse de diversos medios de transporte para estar donde los convoque su necesidad de ganarse la vida.


Conflicto de intereses


Respecto del conflicto de interés que surge de compartir espacios institucionales en los que se desarrollan relaciones de poder con abogados que litigan o que pueden llegar a litigar ante sus estrados, la situación es clara y me remito a las circunstancias que enumeré en la entrada sobre los AQDC. ABs tienen un interés obvio en la posibilidad de producir alegatos de oreja (en el amplio sentido del término) y JCs, frente a ABs que ejercen su poder a través de la doctrina, o desde sus empleos en ministerios, consejos de la magistratura o legislaturas, deberían evitar dar lugar a que estas relaciones proliferen. Un espacio particularmente complicado, como dije en la entrada anterior, es aquel en el cual JCs y ABs comparten un aula de cursos de posgrado con evaluaciones (las que a veces son de profesores a alumnos pero también viceversa). Esta situación se agrava cuando en el aula hay AQDC que son o pueden ser jurados o consejeros de los Consejos de la Magistratura o que ejercen las diferentes formas de lobby que comenté en la entrada anterior.


Cuando los JQDC discuten la interpretación de la ley están adelantando opiniones, discutiendo interpretaciones, recibiendo alegatos informales. Así como se ha escuchado en aulas de posgrado que un AQDC responda a la inquietud de un colega-estudiante con un destemplado “Por esa respuesta yo cobro honorarios”, no ha sido ajeno a las discusiones en las aulas el argumento de JQDC que afirman que no pueden continuar en esa línea argumental porque están trabajando en una sentencia sobre el tema. El peligro de que algún abogado de las partes en el caso esté presente en el aula no es fácil de descartar.


La manera más clara de evitar estos peligros es que JQDC se dediquen al trabajo con el que la ciudadanía los ha honrado (un trabajo que, por otro lado, supone de por vida un mes y medio de vacaciones, la exención del pago de impuestos y el privilegio de estar exceptuado de las obligaciones de la ley de ética pública, entre otras facilidades). La posible desigualdad entre litigantes (los que cuentan con ABs conocidos de JCs y los que no) debería ser una razón suficiente para abstenerse en la mayor medida posible de estos contactos en los que se juegan relaciones de poder.


Publicaciones


Un punto que ha sido levantado en este blog es la cuestión de las publicaciones académicas y el rol profesional. Se ha dicho con razón que en los AQDC la publicación puede ser un arma de lobby académico, de defensa parcial disfrazada de ciencia jurídica con el peso del prestigio profesoral. En el caso de los JQDC la publicación académica sobre temas jurídicos supone una violación del dictum por el cual los jueces y juezas hablan por sus sentencias, es decir, se abstienen de adelantar opinión (con la saludable consecuencia de no congelar el debate en la sociedad civil y luego entre los abogados), no se constriñen hacia el futuro ni constriñen a otros colegas y le dan lugar a la discusión caso por caso y a los académicos profesionales la oportunidad de sugerir (sin poder para imponerlo) el camino que debería seguir una línea jurisprudencial. El hecho de que una discusión doctrinaria al interior del Poder Judicial se salde con una publicación de JCs que ocultan su calidad de tales para poner el peso del prestigio académico detrás de su opinión constituye una forma del lobby académico en el ámbito de JCs.

12 comentarios:

Agustín Molina dijo...

Estoy de acuerdo, pero no culpo a los Jueces: para "hacer carrera" -único objetivo de los judiciales, además de jubilarse- necesitan dar clases, hacer cursos: se los exige el Concurso.

Alberto Bovino dijo...

¿Estás seguro? Creo que les da muchos puntos la "carrera" judicial. ¿Alguna vez vieron a un juez corriendo?

Anónimo dijo...

Juez que da clase,
Abogados que dan clase,
o la variante que mas les guste,
tiene un solo resultado que mi pobre abuelita, que no llego nunca a pisar ninguna prestigiosa casa de estudios, ya me lo decia a mi de pequeño:

"El que mucho abarca poco aprieta"

En mi breve pero intenso recorrido en la UBA,hemos aprendido la maxima que rige a los profesores: yo no voy a clase, voy a mandar a un gil que tiene que hacer su camino para que se banque el curso, y capaz que aparezco a tomar el final" Obviamente hay excepciones, y merecen todo mi respeto. Y no estoy hablando de los titulares de catedra: Ameal, Highton, Alterini, Ghersi, Zaffaroni, Cavallero, Travieso, Gozaini etc... que como la inocencia la perdi cuando me dijeron que los reyes magos eran los padres su ausencia no me sorprenderia, sino de los adjuntos, que han llegado al punto no solo de nunca dar clase, sino que ni siquiera pasan a presentarse y decirnos como se llaman.

Honestamente no estoy seguro si posible ejercer ambas funciones diligentemente, es un analisis muy profundo que dejare a los que esten mas versados en la materia, pero voy a realizar un enunciado observacional:

"(algunos) de Los profesores de la UBA ejercen su labor de manera laxa"

"En caso de duda, privilegiaran su labor profesional privada antes que su responsabilidad frente a la universidad y sus alumnos"

Lo que me hace pensar que no se que sistema es mejor, pero el que esta ahora hay que cambiarlo.

Ariel Dulitzky dijo...

Estoy de acuerdo con algunas premisas que Martin plantea en cuanto a problemas que generan los JQDC. Lo que creo es que esa critica esta descontextualizada al no explicar problemas mas estructurales de la justicia en nuestro pais que son los que conducen a deficiencias en el acceso, celeridad, transparencia, idoneidad, probidad, etc.
Por otro lado, creo que hay que distinguir entre dar clase de manera periodica y permanente y dar clases de manera esporadica. Lo mismo sobre publicaciones. Creo que hay excelentes publicaciones escritas por jueces que no han impedido que sean a la vez excelentes magistrados. Generalizaciones tan amplias no ayudan a avanzar en el debate.

Agustín Eugenio Acuña dijo...

Mmmmm... mucho para pensar nos deja Martín...

A) No sé por qué, pero me parece más simpática esta entrada que la de AQDC...

B) Coincido con Dulitzky: no hay que generalizar tanto.

C) Se van a morir: en mi facultad (Universidad Nacional de Tucumán) tenemos como titular de Obligaciones y de Contratos, además de que está a cargo de Derecho Internacional Privado a Ernesto C. Wayar, presidente de nuestra Cámara Federal de Apelaciones.

D) Otro caso: el Juez de la Corte Suprema de mi provincia es titular de Filosofía del Derecho y de Derecho Administrativo (René Goane).

E)Martín me hace pensar con el tema de los conflictos de interés, pero al margen de eso, creo que no es incompatible tener jueces de profesores.

A ver, creo que estamos llevando el debate a otro lado, y perdiendo lo que realmente es: malos profesores pueden ser todos: jueces, abogados o académicos...

Creo que plantear la solución mágica de académicos full time no me cierra...

En fin... seguiré pensando...

Juan R dijo...

Lindo tema para pelear!!

Primer tema: Tan poco valor le ven a las publicaciones? No resulta saludable que un juez exponga su ideología a la discusión de la academía?
Me parece que esto bien podría permitr al JQDC corregir alguna falencia en su razonamiento y, mas aún, volverlo previsible para la ciudadanía, que ya sabría de antemano cuál es su posición respecto de ciertos temas teóricos.

Segunda cuestión: Los jueces son también seres humanos. Ergo, bien podría pasar que un Sr. Juez trabaje seis, siete u ocho horas todos los días, cumpliendo sus labores, y dedique parte de sus ocho horas restantes, o aún parte de aquellas que debería dedicar a dormir, a la actividad académica.
No me parece que el problema sea que tienen menos tiempo para trabajar porque dan clase, sino que algunos no trabajan, aunque sí dan clases.
Aparte, todos aquellos que nos paramos frente a un curso sabemos que la docencia obliga a quien se l otoma en serio a estudiar, pensar y mantenerse actualizado todo el tiempo, lo que mejoraría la función del Juez (QDC)

Tercera cuestión: Respecto de la cuestión del lobby, si bien eso es cierto, también podría predicarse de los jueces que van al club, que viven en un country o edificio sometido a PH, o que realice cualquier actividad en la que se juegue algo de poder.

Me parece mas saludable, antes de atacar a los JQDC, enfrentarnos a los jueces que no trabajan, que se dejan influenciar o aún a aquellos que dirigen postgrados, son titulares de cátedra o toman horarios de clase que, claramente, resultan incompatibles con su función como jueces.

Pero dejemos a los pobres jueces que, con buena voluntad, intentan transmitir y adquirir conocimientos dando algún curso.

Anónimo dijo...

Muy interesante, y hay varios puntos para plantear.
Hay una cuestión con la libertad de cátedra, ya que no nos olvidemos que en la Cn está el derecho a "enseñar y aprender".
Por un lado, creo que Bohmer aceptará que no es lo mismo un juez que da una clase por semana de 2 horas, que un juez que está a cargo de 5 comisiones, y va a 10 congresos por año, y escribe 2 libros por año.
Por otro lado es cierto lo que dijo alguien, que en cierto modo lamentablemente el sistema de concursos fomenta esto.
Hay jueces o secretarios que en vez de hacer su trabajo a conciencia se dedican a "juntar papeles", ya que para ascender eso es lo que cuenta.
Saludos,
R

Anónimo dijo...

tuve un juez como supuesto profesor. Supuesto, porque solo se digno a pasear por la clase dos veces en el año y hacernos pasar un mal rato en el final.

Alberto Bovino dijo...

¿Cómo sabés que no era un supuesto juez?

anateresa dijo...

Espero que no esté cerrada la discusión, soy una jueza civil que da clases de Derecho Procesal Civil, doy clases en horario nocturno (despuès de las 19h30, el argumento de que por el hecho de dar cátedra los jueces descuidan la judicatura, no tiene mucho asidero, en los países en donde los jueces NO dan cátedra, también hay retraso en las resoluciones judiciales, el problema es más complicado que eso y un juez responsable lo es con cátedra o sin ella. En cuanto al problema del conflicto de intereses, debería decirse que para que un juez sea imparcial debe convertirse en un ser alejado del mundo? no aspiro a un puesto en el santoral (ya hay una Santa Ana) lo que querría decir que no podría comprar ni una aspirina en la farmacia y todas mis compras debería hacerlas con dinero efectivo (ojalà...) y por último, la cátedra es un lugar de discusión académica, y siempre será el alumno quien forme su propio criterio, no estamos ahí para imponer sino para ayudarlo a construir su conocimiento

Julio César Córdoba dijo...

Me parece muy interesante el debate y sus coletazos han llegado hasta la propia CSJN :-P
O sera mera coincidencia la Acordada Nº 44/2009 - CSJN - Reglamentación de la actividad docente de magistrados, funcionarios y empleados del Poder Judicial de la Nación que fue dictada el 12 de noviembre de 2009?

Anónimo dijo...

Estoy en desacuerdo que tanto jueces y abogados litigantes estén dictando cátedra en las universidades por cuanto estos al momento de enseñar, lo hacen desde sus respectivos puntos de vista, el Juez desde su punto de vista muy por el contrario del Abogado litigante que por lo general discrepa con las opiniones de los Jueces y más aún cuando estos aplican su autonomía mas no el derecho, con estos criterios distintos lo que hacen es confundir más al futuro colega ya que salen confundidos y a una realidad distinta ya que considero que es que imparte cátedra debe dedicarse solamente a eso porque impartir clases implica preparación tanto en lo que respecta en material doctrinario y tener abundante salidas a los diferentes problemas existentes para así poder darles diferentes medios de solución al alumno y no se quede con una sola respuesta. Los Jueces por lo general para emitir una sentencia no cumple los plazos y le echan la culpa al tiempo, pero sin embargo estos dan cátedra y a mi parecer muy deficiente y deteriorada y más aún baja de riqueza intelectual, por otro lado el abogado libre requiere tiempo para preparar su defensa porque es necesario tener a la mano doctrina y mucha jurisprudencia ya sea nacional como extranjera y así poder brindar una buena defensa, ahora con este tiempo que ellos tiene para sus propias actividades, considero que en vez de dictar cátedra, están haciendo daño a los alumnos pero los que aun así no desean dejar de asarlo. Considero que ellos el dictar cátedra que si lo hacen con una eficiencia del 10% mas están al tanto de querer figurar ante la sociedad como un trofeo más y los jueces para sus asensos y enriquecer sus arcas y algunos aprovechan para que las universidades les pagues o den títulos de magister o doctor y lo mismo es para los abogados litigantes.