19 nov 2009

DESDE TEXAS, ARIEL DULITZKY, PROPONE

UN TEMA ADICIONAL PARA EL DEBATE







4 comentarios:

Martin Böhmer dijo...

Ariel, Alberto, las universidades privadas de las que hablan no tuvieron por un tiempo profes de sus propios claustros porque no han tenido tiempo para graduarlos, formarlos aqui o afuera y contratarlos. Algunas, como Di Tella, que ya van madurando ya están contratando egresados propios. San Andrés tendrá sus primeros egresados en diciembre de 2011. En el caso de Austin supongo que contará como pública en este caso, asi que la contratación de Ariel no cuenta.
Quienes quisimos ser profes full time desde hace mucho fuimos expresamente desalentados para serlo en la UBA. Tal vez pasaron muchos años y muchas cosas y ahora etemos para barajar y dar de nuevo.
A mi me formaron unos pocos profes en la UBA, pero los más representativos fueron profes que hicieron de la vida académica su centro vital: Nino, Alchourrón, Bulygin. Creo que el momento más importante de mi vida académica fue cuando Bulygin me invitó a SADAF y la filosofía me salvó el paso por la facultad.
Luego me formaron los profes full time de Yale.
Mi papá me enseñó la profesión y nunca fue un AQDC. Explícitamente Don Luis Jimenez de Asúa le había dicho que si le gustaba la profesión, no escriba textos académicos.
En general a los AQDC y JQDC les debo que tuve que volver a estudiar derecho después de diez años de egresado, habiéndolo odiado y muchas veces incomprendido gracias a ellos.
Saluti
Martin

Anónimo dijo...

Con respecto al último párrafo. Y vos podés asegurar que si hubieses tenido profesores full time no hubieras tenido que volver a estudiar derecho después de 10 años? Yo creo que con los cambios que hubo en el derecho en estos últimos tiempos (buenos y malos seguramente), todos tuvimos que ponernos a estudiar de nuevo. Y eso no creo que sea culpa de los AQDC o de los JQDC. Más allá de que estoy de acuerdo con la idea de los profesores full time.
Fernando.-

PIC dijo...

Realmente plantea problemas eso que dice Dulitzky.

Se han formado en el sistema público y luego no vuelven más a él. Esto, además, involucra una contradicción ideológica, como también lo es que muchos de ellos se reconocen de forma explícita como socialistas y enseñan socialismo a jóvenes que pagan $2000 por mes para recibir sus clases, pero no practican su socialismo dando clases en la universidad pública. (Sobre este último punto, me ha sorprendido la frivolidad de las universidades privadas, la liviandad de sus alumnos y su poca preparación intelectual, pues a menudo provienen de colegios acomodados de zona norte o Buenos Aires, donde la formación académica suele ser mediocre.)

De lo que he leído de Boehmer, sospecho que tiene una visión bastante elitista de la academia. Cree que la carrera de abogacía debe tener profesores full-time. Yo no pienso eso. En efecto, la mayoría de la scholarship producida por los law professors norteamericanos, según estudios recientes, no tiene ninguna injerencia en las decisiones judiciales. Luego, este modelo de academia no satisface las demandas de la mayoría de los estudiantes de abogacía.
Cuando veo la trivialidad de la literatura académica escrita por law professors full-time como C. Sunstein o R. Mangabeira Unger, muy *sexy*, muy *flashy* como también insustancial, confimo mi hipótesis.

Muchos "scholars" norteamericanos, y en particular los “law professors”, se han convertido en “especialistas de lo mínimo”. Salvo honrosas excepciones no saben lo que ocurre más allá de Manhatan, ylo peor del caso es que en algunas universidades privadas de por aqui se está consolidando cada vez más una academia local, que pretende emular la academia norteamericana: escriben desde el mundo boli como si estuvieran en Manhattan.

Una universidad sin AQDC o JQDC termina en una plétora de trabajos académicos de irrelevancia para los agentes clave del sistema jurídico. De este modo, la academia se vuelve sólamente una fuente de trabajo para futuros profesores de Derecho. Futuros profesores resentidos, además, que huyen despavoridos hacia la comodidad de los claustros de una universidad privada cuando advierten que la realidad jurídica, y las dificultades que acarrea el ejercicio de la profesión, no se acomoda a su imaginación de cómo debe ser la abogacía.

Que el sistema de educación formal tiene profundas falencias no lo dudo. Yo, en efecto, he aprendido cosas más interesantes gracias al conocimiento al que he podido acceder de forma privada—e.g. mediante la compra de libros—que en una facultad donde apenas ha habido innovación académica. (Los otros días veía cómo en la biblioteca de la Corte, sobre ciertos temas la bibliografía más reciente es del '70!)

En suma, creo que no está justificado el desdén académico por el AQDC o JQDC; creo que este puede enseñar mejor derecho de los contratos que el PQNE—profesor que no ejerce—y el PQDE—profesor que desdeña ejercer—aunque sea profesor full-time y tenga un posgrado en U. Toronto.

En definitiva, tiene que ver todo esto con el modelo de universidad que decidimos. Yo simpatizo fuertemente con el movimiento de la Reforma Universitaria—que stricto sensu no fue sólo universitario sino que avanzó una radical reforma social—, y por sabios como J. Ingenieros y A. Palacios.

Me sumo así a la polémica,

PIC

PIC dijo...

Otra pregunta interesante para añadir a la de Dulitzky es: cuántos egresados de las universidades privadas donde enseñan los PQDC—a menudo también PQNE y PQDE—son buenos abogados litigantes o funcionarios del poder judicial que no enseñan derecho? Aclaro que "buenos" no significa meramente "exitosos", pues es bastante obvio que el hijo de algún magnate egresado de una universidad coqueta será "exitoso", así como posiblemente pueda también vivir sin trabajar.

La pregunta también me parece importante porque tiene que ver con qué visión tenemos de la universidad y la profesión: si queremos que haya buenos abogados "con calle" y que la universidad capacite mejor para el ejercicio de la profesión a la mayoría de sus graduados, que no serán PQDC, posiblemente no sea conveniente que sus profesores hayan sido PQNE y PQDE.

Me pregunto si es universalizable a todo el estudiantado universitario—que deberá ganarse la vida con daños y perjuicios, escarcelaciones y cosas por el estilo—el arquetipo de educación que ofrecen las universidades privadas elogiadas por los PQNE y PQDE de la generación de Nino-boys. He corroborado que en el plan de estudios de un profesor de derecho constitucional de esta generación apenas se lee la constitución, y en cambio muchos textos de filosofía política y teoría constitucional, en línea con la democracia deliberativa, crits, et alii. Apenas estudian la historia del derecho constitucional argentino, sus autores clásicos, la historia política de la Corte, etc. Los demócratas deliberativos parece que han hecho innecesario el estudio exhaustivo de la jurisprudencia de la Corte: con citar fallos de la Suprema Corte estadounidense basta.

Este tipo de trabajo académico es irrelevante para los abogados que desean ganarse la vida con el ejercicio de la profesión y para los jueces a la hora de dictar sentencia.

Repito, si no quedó claro: no está mal desdeñar el ejercicio de la profesión, el olor de los tribunales y la desagradable apariencia de pilas de expedientes arruagdos y con hojas apretadas. No está mal huir de eso y refugiarse en un centro privado de investigación, y engrosar las filas del cult following de algún scholar norteamericano y avergonzarse de lo mal que está el mundo jurídico local porque no han calado esas ideas, y mientras tanto, mirar con elitismo y desengaño lo que sucede. Pero sí lo está creer que esa actividad académica deba ser un lecho de Procusto del derecho local, y que ese centro de investigación deba ser el modelo universalizable para todas las facultades de derecho argentinas.

Saludos,

PIC