Y así fue como marchamos todos, minuguos y no minuguos, pero todos sedientos, a caminar. A caminar hacia La Cashba, el bar/pub/predance/dance/postdance más bonito de la Antigua Guatemala. La foto de la derecha—que no es de la Cashba—, no le hace justicia al bar del lugar.
Una vez allí el grupo interesadísimo en el debate teórico se fue dividiendo y ubicándose por los distintos recovecos ese bellísimo lugar que era La Cashba, con sus paredes destruidas, sus
colores, sus raros olores de un humo que no olía a tabaco, y bebida, mucha bebida y más música.
Cuando el alcohol empezó a hacer efecto en los pocos frenos inhibitorios que tengo, me acerqué a charlar con una gringa. Mi inglés, normalmente parco y estilo "me Tarzán, you Jane", fluía raudamente empujado por el nivel de alcohol en sangre.
Hablaba como el orto, pero hablaba de corrido. En un momento la gringa se me enojó porque yo quise decirle que tenía una belleza rara, muy especial, y le dije que era "weird", que viene a ser como decirle "sos más rara que la mierda".
Y la hora fue pasando, y pasando, como en ese tema de Sabina...
En un recreo que le dí a esta pobre mujer después de soportar mi elegantísimo inglés británico, me doy cuenta de que se habían hecho la una de la mañana. Una sola imagen me vino a la cabeza:
La culpa judeo-cristiana, que para eso tiene miles de años, joder, me hizo reaccionar responsablemente... Empecé a arriar a los minuguos y no minuguos diciéndoles que la madre superiora probablemente nos castraría y nos encerraría en el convento de por vida para que cantemos en un coro de hombres adultos con voces de niños, y otras crueldades semejantes.
Finalmente, logré arriarlos a todos y comenzaron a caminar resignados a la institución total que nos alojaba... Una vez que logré que marcharan, volví a La Cashba al grito de "¡Falta el panameño! Vayan que lo saco y los alcanzamos".
Por supuesto, no había ningún panameño, pero estábamos todos tan... cansados que nadie se percató de ello. La gringa aún estaba allí, así que yo feliz, creyendo que era cierto que ella no quería dormir sola. Pero sí quiso dormir sola y me pegó una cortada de rostro después de dos horas más de nuestra charla. De repente, se va, le pido para dormir en su casa porque al convento no podía volver, le pedía un sofá, el piso, un estante de la biblioteca... pero nada ablandó su corazón, y me encontré en el medio de la ciudad de Antigua, con silencio que se podía escuchar, y ni un alma desierta.
¿Y ahora que hago?, me pregunté.
Pero ésa es otra historia.
Ira la Tercera parte
La culpa judeo-cristiana, que para eso tiene miles de años, joder, me hizo reaccionar responsablemente... Empecé a arriar a los minuguos y no minuguos diciéndoles que la madre superiora probablemente nos castraría y nos encerraría en el convento de por vida para que cantemos en un coro de hombres adultos con voces de niños, y otras crueldades semejantes.
Finalmente, logré arriarlos a todos y comenzaron a caminar resignados a la institución total que nos alojaba... Una vez que logré que marcharan, volví a La Cashba al grito de "¡Falta el panameño! Vayan que lo saco y los alcanzamos".
Por supuesto, no había ningún panameño, pero estábamos todos tan... cansados que nadie se percató de ello. La gringa aún estaba allí, así que yo feliz, creyendo que era cierto que ella no quería dormir sola. Pero sí quiso dormir sola y me pegó una cortada de rostro después de dos horas más de nuestra charla. De repente, se va, le pido para dormir en su casa porque al convento no podía volver, le pedía un sofá, el piso, un estante de la biblioteca... pero nada ablandó su corazón, y me encontré en el medio de la ciudad de Antigua, con silencio que se podía escuchar, y ni un alma desierta.
¿Y ahora que hago?, me pregunté.
Pero ésa es otra historia.
Ira la Tercera parte
9 comentarios:
MARAVILLOSO!!!
Basicamente rompiste todas las reglas del acuerdo con la madre superiora; faltaba que le caigas a golpear la puerta, con las facturas a las 6 de la mañana y era carton lleno (o de la mano con la gringa con cara de inocente huesped de hotel)
Sigo insistiendo que deberias de editar un libro de cuentos cortos con todas estas anecdotas.
Saludos, Nico
Nico, todavía falta lo mpeor de la noche, el último capítulo
no, cuentos no, pero sí un libro de memorias irreverentes
Impaciente espero el final del relato entonces!!!!!
Ey, Alberto. Por que hablas de culpa judeo-cristiana? Nosotros no tenemos monjas ni madres superioras. Solo Idishe mames que son todo otro caso... Siempre nos quieren endilgar culpas ajenas...
Ojala el unico error de Minugua hubiese sido que te pongan a vos de agente de la conducta noctura de un grupo de minuguos...
Un abrazo. Ariel
Sigo con "fiatto sospesso" el apasionante relato de las andanzas del pícaro AB y sus terribles vericuetos. ¿Que pasará en esa noche silenciosa y tardía?
El desfase horario entre nuestros dos continentes y hemisferios me fastidia ahora doblemente porque retrasa la continuación...
Todavia falta lo mejor¡¡¡
Saludos de un minuguo alli presente en esta historia maravillosa y real
¿Quién sos, minuguo? Confesá.
AB
y capaz el que volvió después que vos al bar y sí se quedó a dormir con la señora
Publicar un comentario