EDITORIAL | 08.04.2011, 11:22 hs.
Ciega, sorda, muda
El primer episodio que tomó estado público ocurrió sobre finales del año 2003. Una denuncia que partió del Colegio de Abogados puso en estado de alerta a un sector de la población que comenzó a darse cuenta que en el ámbito de la Justicia de Bahía Blanca y, muy especialmente, en el proceso de designación de magistrados, no todo era tan blanco e inmaculado como nos habían hecho creer. Hasta allí habían llegado los tentáculos del poder omnipresente, frente a la complacencia cómplice de muchos, la inocencia no exenta de culpa de otros, y la indiferencia de casi todos.
En los últimos años, las sucesivas reformas que operaron en los sistemas de seguridad y del servicio de administración de justicia, han hecho que proliferaran los cargos en secretarías, fiscalías, cámaras, juzgados de primera instancia, de menores etc etc etc. La reforma constitucional planteada en el ´94 supuso una mejora a partir de la creación del Consejo de la Magistratura para que llegaran los mejores, los más aptos, los más capacitados y los menos contaminados desde el punto de vista político.
Nada de ello parece haber ocurrido. Muy por el contrario. Da toda la sensación que ha operado un deterioro paulatino y constante de la calidad institucional, y en definitiva, hoy por hoy, el dedo mágico de quienes no pueden salir a escena pero que igualmente manejan el contenido de la obra, todo lo puede.
Y a esta altura, lo que parece formar parte de un estilo de gestión del poder en la ciudad a todo nivel, llama la atención y resulta preocupante, es que se hace con desparpajo, poco menos que en forma indisimulable. Y entonces aparecen fiscales, secretarios y hasta jueces que además de rendir formalmente los exámenes, llevan como antecedentes favorables en sus CV que son primos, amigos, parientes de los amigos, amigos de los amigos, amigos de los parientes de los amigos, abogados con poca experiencia del otro lado del mostrador, hijos de amigos o amigos de los hijos de… Todo vale para que los que manejan el poder puedan inflar el pecho hasta con orgullo y decir: sí, hago lo que quiero y qué…!
Lo decimos nosotros?. No. Lo dicen quienes transitan por los pasillos de tribunales. Lo dicen en voz baja algunos abogados que no quieren por falta de agallas o no pueden porque no ganarían un juicio más. Lo dicen los empleados, también los dirigentes del sindicato y por sobre todas las cosas lo dijo y lo escribió un Juez, el Dr. José Luis Ares en su carta de renuncia al Colegio de la Mgistratura, y según tenemos entendido, en otras dos misivas, respuestas a las respuestas de sus colegas magistrados. ¿O acaso es falso que haya escrito, casi textualmente , que el fiscal Juan Pablo Fernández recurriría a prácticas clientelísticas propias de la política que ejerció antes de su ingreso al poder judicial cuando se abrazaba con Dámaso Larraburu, “de nefasta y omnipresente influencia en las designaciones judiciales”?. ¿O acaso es mentira que el magistrado haya escrito también que se recurre “a presiones, insistentes llamadas telefónicas, promesas y otras yerbas ante cada elección”?. ¿O acaso es falso que en otra de las misivas, haya puesto de manifiesto que “muchos prefieren a jueces eunucos, deslucidos y burócratas que no molesten en lo más mínimo al estlablishment, porque entienden que prudencia a la hora de las manifestaciones en realidad significa no te metás con nosotros"?.
Hace poco más de un año comentamos en nuestros programas de radio y de tele, que un abogado de La Plata, que estaba en condiciones de jurar como juez de nuestra ciudad, se tuvo que volver masticando su impotencia, después que se le sugiriera “prolijamente” (¿qué otro término se puede utilizar?) en un estudio de abogados ubicado en pleno centro de la ciudad, para quién o quiénes debía “jugar” si efectivamente quería llegar a juez.
Hace dos semanas en nuestro programa de radio, dijimos que un juez de nuestro medio, profesor universitario, que está en la terna de los que rindieron para llegar a camarista y así ocupar el lugar que tenía Cavallaro, quedó “fuori de la copa”, porque le dijeron que no era “confiable”. No le dijeron que era incapaz. Que había despaprobado el exámen. Que era un vago. Que el exámen psiquiátrico le dio mal (a propósito, una pregunta: ¿todos los que son jueces y fiscales habrán pasado satisfactoriamente esa etapa de los exámenes?). Le dijeron que no era confiable porque parece ser que el magistrado en cuestión no habilitó la feria en el verano del año pasado y así no pudieron meter preso a quien querían y quieren ver preso aunque más no sea por un rato.
Estas son las prácticas que hoy se asumen como corrientes en el manejo del poder, y no sólo judicial, en nuestra ciudad. Es un modo de gestión que abarca, como si fuera una mancha de aceite, a casi todos los estamentos: desde lo político, hasta lo empresarial, pasando por la ruptura de códigos de ética y de responsabilidad en el periodismo.
Aún a riesgo de caer en un panfleto, y no en un sereno análisis de la realidad que nos toca vivir, es hora de decir basta. A esta altura y frente a diversos acontecimientos que estamos viviendo, nada justifica que la mayoría siga jugando al distraído. Nada justifica pasar por la vida sin un poco de dignidad para defender valores comunes a todos los bienpensantes. Ares no es Súperman, ni Batman, ni el héroe que todos buscamos, es tan solo uno más de los ciudadanos comprometidos para que en este caso, la justicia deje de ser sorda, ciega y muda. Pero no alcanza con esfuerzos individuales. De lo contrario, los que se creen dueños del poder, seguirán haciendo lo que quieran, como jugar con designaciones de jueces y fiscales que se transformarán en dueños de nuestras libertades con tal de complacer ese poder…
Escrito por Luis Alberto Cano, Director de www.frenteacano.com.ar
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