Por M. Flammá
Nota de hoy en Infobae.
Los Estados Unidos endurecen su lucha contra la obesidad
La FDA informó que todos los sitios que vendan comida al público deberán agregar a sus menúes la cantidad de calorías que tienen los platos. Es una medida incluida en la reforma sanitaria, que extiende esta obligación concebida sólo para las cadenas de restaurantes.
Las regulaciones en torno a la cantidad de calorías de los platos que se ofrecen en restaurantes están a punto de extenderse a otros sitios que ofrecen comida en los Estados Unidos, incluyendo aviones, cines y tiendas abiertas las 24 horas , informó The Wall Street Journal.
Esta expansión de la medida se deriva de la reforma sanitaria promulgada en marzo de este año en ese país.
El gobierno había pedido inicialmente que sólo las cadenas de restaurantes ofrezcan una lista de las calorías que contienen los platos para que sea más fácil a los consumidores elegir la opción más saludable. Los propietarios de los comercios apoyaron la medida, por lo que fue incluida en la reforma sanitaria.
Si bien hasta el momento la idea de que el conteo de calorías se extienda a otros sectores fue alabada por los especialistas en nutrición, las industrias no se muestran de acuerdo y apelan en su defensa que la legislación vigente cuando se instalaron era diferente.
"La gente no va al cine con la comida como propósito principal", señaló Gary Klein, vicepresidente de un grupo que representa a dueños de salas cinematográficas. "¿Por qué no están incluidos los estadios de béisbol? ¿Piensan que la comida que se sirve ahí es saludable?", se preguntó también.
La reforma sanitaria obliga a las cadenas de restaurantes con 20 locales o más colocar la información calórica de los platos en cada menú. El requerimiento entró en funcionamiento cuando el presidente Barack Obama firmó la ley, pero no se espera que los comercios comiencen a cumplir con la norma hasta que se hagan efectivas las penalizaciones, el año que viene.
En guías preliminares difundidas la semana pasada, Food and Drug Administration (FDA) informó que el alcance de la ley se extenderá más allá de los restaurantes para abarcar aerolíneas, trenes, locales de comida (como pizzerías), cines y tiendas abiertas las 24 horas que califiquen como "cadenas".
Si un Estado pretende emprender una lucha y que ésta sea legítima, es necesario crear previamente la conciencia general de que aquel con el que nos enfrentaremos es un “enemigo”.
Si hay un país en el mundo que ha sabido hacer esto, es sin dudas los Estados Unidos.
Por eso lo primero es construir a ese enemigo. Habrá que definirlo, escindiéndolo así de otros y atribuyéndole las características específicas que nos permita identificarlo. Luego será necesario endilgarle la responsabilidad de muchos de nuestros males, para que nadie dude de que debemos destruirlo por el bien de todos.
La circunstancia de poseer una masa corporal de determinado volumen, que antaño fuera símbolo no solo de salud, sino también de belleza en la cultura occidental, se transformó lentamente en el epicentro de un sinnúmero de padecimientos, y así un día nació la obesidad, y se transformó en enfermedad, para luego ser elevada a la categoría de “epidemia”.
Los cánones de belleza acompañaron esta transformación, dando origen a formas de bulimia y anorexia antes desconocidas.
Si el obeso es un enfermo ya está allanado el camino para el ingreso de las políticas de salud pública y bajo esa bandera combatir la enfermedad mas allá de lo que opinen los “enfermos”.
¿Alguien supone que quien consume calorías en exceso de sus necesidades básicas de subsistencia lo hace porque desconoce el contenido calórico de lo que ingiere?
Solapado bajo un supuesto deber objetivo de informar, subyace otro discurso:
“Señor, señora, tenemos el deber indeclinable de advertirle que esa hamburguesa triple con tocino y huevo frito que está a punto de introducir en su cuerpo, contiene 17 veces las calorías que usted necesita ingerir para sobrevivir durante el día de hoy. Sepa que si lo hace, su tejido adiposo almacenará grasa que usted no necesita y eso incrementará el riesgo de que usted contraiga enfermedades cardíacas, diabetes, hipertensión arterial entre otras patologías”.
Como el consumo de calorías no sólo no es en sí perjudicial para la salud —como puede ser el tabaco— sino que es necesario para subsistir, no resulta posible que se obligue a los productores de alimentos colocar una leyenda que diga:
“Comer este producto es perjudicial para la salud”
Será entonces el número de calorías contenidas en el producto el dato que, sumado a las calorías diarias ya ingeridas y confrontado su resultado con el número de calorías “adecuadas” determinará lo saludable o no de su ingesta.
Pero en el fondo podemos pensar que la medida tiene como fin no solo informar sino generar un cambio de hábito más allá de la voluntad presunta de los consumidores.
En un mundo globalizado donde la población mundial aumenta incansablemente, y comienza a evidenciarse una crisis alimentaria, donde la explotación intensiva de la tierra va deteriorando el recurso natural y donde la Organización Mundial de la Salud calcula que en 2015 habrá aproximadamente 2.300 millones de adultos con sobrepeso y más de 700 millones con obesidad.
¿No seremos los gordos un inútil y antieconómico reservorio de energía que hay que erradicar?
Buenas noches.