8 ago 2010

Historias de la Facultad - Episodio 6


Mi última materia


Por AB






Dedicado al niño hinchapelotas que todos llevamos dentro

para que no crezca jamás...


Me había anotado en esa materia porque debía recibirme ese cuatrimestre sí o sí. De tanto abandonar cursos porque los profesores eran BQDC (Boludos Que Dan Clase), para no atrasarme medio año más, debí dar una materia libre, una en el régimen de curso dirigido, una en un curso en el cual se robaba, y así.



Mi última materia, sin embargo, no entraba en ninguna de las anteriores. Se trataba de una materia de economía —ya no recuerdo su nombre, ni el del profesor—. Desde el comienzo, me cayó mal el profesor. Se decía “liberal” y, entre otras contradicciones, no aceptaba que nadie le discutiera sus brillantes ideas. Y, para variar, así empezaron mis problemas.



Era tan liberal como los Alsogaray, Bernardo Neustadt (alias Bernardo “Corcho”, siempre a flote) o Mariano Grondona. Y yo era tan bocón como siempre, con el agravante de haber cursado hasta tercer año de económicas. Mis compañeros le tenían terror.



Yo, inconciente, solo le tenía bronca. Además, había convertido lo que debía ser una materia que no me debía costar más que un mínimo esfuerzo en un calvario.



Más allá de ello, tenía un latiguillo que utilizaba para ofendernos en cuanta oportunidad se le ocurría. Era “En esta Facultad…”. Así, escuchábamos todo el tiempo:



—En esta Facultad, no están acostumbrados a leer buenos textos…


—En esta Facultad, todos los estudiantes quieren aprobar sin estudiar…


—En esta Facultad, no entienden nada más allá de los códigos…



Básicamente, el mensaje era “en esta Facultad, todos son retardados…”.



Como si eso fuera poco, a mí me tenía entre ceja y ceja, porque me atrevía continuamente a discutirle el contrabando ideológico que nos vendía detrás de su maldita “ciencia” económica. Era tan evidente que yo le agradaba a él tanto como él a mí, que cada vez que yo intervenía me miraba furioso mientras me contestaba.



Un buen día, quiso usar el pizarrón y no encontró ninguna tiza. Se dio vuelta y, ya de frente a nosotros, se dirigió a mí señalándome con el dedo y dijo:



—A ver usted, consígame una tiza…



No podía creer que me mandoneara de esa forma. Y no sabía qué decirle… y de repente Cuatri4 me dio letra y le respondí:



—En esta Facultad… no hay tiza…



Y me quedé cómodamente sentado.



CONTINUARÁ…


Update: Un lector preguntó: "AB, ahora que estás del otro lado, un purrete te hace lo mismo, y vos que hacés¡??".


Primero: Como regla, las cosas las consiguen o se las pido a mis ayudantes, o las busco yo.


Segundo: En algunos raros casos donde no había ninguno y no podía salir del aula, no se lo pido a una persona concreta, sino que, en todo caso, diría: "¿Alguién podría hacerme el favor de ver si consigue ... en otra aula?


Tercero: Eso marca la diferencia, pues ni me dirijo a alguien en particular, ni doy una orden. Y en el caso de que nadie se ofrezca, no podría enojarme con un estudiante determinado.


Cuarto: una vez, tomando examen, mi notebook se estaba quedando sin batería y necesitaba un adaptador urgente. Mis ayudantes no habían llegado pues estaban viendo el partido del mundial pasado. Tuve que preguntar si había alguien que ya hubiera dado el examen, le expliqué mi urgencia, y le pedí por favor que se tomara un taxi y comprara un adaptador, para lo cual le dí dinero. Pero le pedí el favor a una estudiante con la cual habíamos construido una relación de mutuo respeto durante cuatro meses. El supuesto no se parece en nada al caso de la historia, mucho menos si tenemos en cuenta cómo continúa.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Jajajajaja!!! Son un grande AB! Muy buena historia

Anónimo dijo...

un barón de itararé moderno, con la diferencia de que se recibió!!!!!! porque se recibió, no!? genial!!!

Alberto Bovino dijo...

Sí me recibí, pero eso sigue en la segunda y última parte. Gracias por la comparación. Saludos, AB

Mauro Rinaldis dijo...

jajaja, notable. Ese el típico tipo que cuando se trata de algo bueno cambia el "Esta Facultad" por "Nuestra Facultad". Abrazo. Mauro.

Anónimo dijo...

AB, ahora que estás del otro lado, un purrete te hacce lo mismo, y vos que hacés¡???

Tomás Marino dijo...

¡Genial!

justo tenía anotada algunas reflexiones sobre las tonteras más comunes que hacen los abogados que dan clase y que quieren hacerse los cancheros.

Ya me quemaste una.

Después vemos si coinciden en otras.

salud!