12 jul 2011

CARTA ABIERTA DE LA INDIGNADA MUJER DE UN FUNCIONARIO DISCRIMINADO

EL DOLOR DE MARÍA DEL PILAR,
MUJER DE IGNACIO RODRÍGUEZ VARELA




Mi nombre es María del Pilar Márquez. Tengo 34 años. Estoy casada con Ignacio Rodríguez Varela y tenemos cinco hijos. Conozco a Ignacio hace más de una década y me consta su esfuerzo para ser designado Juez de la Nación y su talento y vocación para desempeñarse en la función pública, para la que él dice –y yo sé- que ha nacido.


Mi opinión puede ser subjetiva, sin embargo, se convalidó con los resultados de los concursos convocados por el Consejo de la Magistratura. Ignacio encabezó cuatro ternas para ser nombrado Juez de Instrucción y dos para el cargo de Fiscal en el mismo fuero; el Poder Ejecutivo de la Nación consideró en todas esas oportunidades que el segundo en la terna era mejor candidato para presentar ante el Honorable Senado de la Nación. Ignacio tiene el mérito de haberse convertido en el candidato más rechazado por el Poder Ejecutivo desde la creación del Consejo de la Magistratura. Ahora tenía la certera posibilidad de encabezar dos ternas más para ser nombrado Juez Federal y hoy me entero, a partir de la noticia de Paz Rodríguez Niell publicada en La Nación, que ese concurso fue anulado tras una subrepticia reunión del Plenario del Consejo de la Magistratura, realizada después de la reunión de la Comisión de Selección, sin que su tratamiento estuviera en el orden del día, cuando los consejeros de la comisión de selección que se oponían a esa decisión se habían ido y sobre tablas. Leí la resolución 484/08 que resolvió anular el concurso. Los únicos argumentos fueron los plazos vencidos y las malas calificaciones obtenidas por los candidatos. Que los plazos se hayan vencido es culpa del propio Consejo y someter a concurso otra vez las mismas vacantes sólo retrasa aún más los nombramientos. Que las notas hayan sido malas tampoco es una razón válida. Es como si se pudiera anular un examen en una universidad cuando a los alumnos les va mal. Resulta infantil leer cómo se le atribuye la responsabilidad de las bajas notas al jurado, cuyo criterio además fue avalado por consultores de gran prestigio tras una intervención pedida por el propio Consejo que ahora tilda su opinión de “insuficiente”. Pero lo más grave es que en ese concurso, en el que Ignacio está segundo, no todas las calificaciones fueron malas. Ignacio se sacó un siete y es su nota más baja en lo que va de sus presentaciones. Pero como ahora no sólo el Poder Ejecutivo Nacional sino el propio Consejo de la Magistratura se ocupará de acomodar los candidatos no por sus méritos sino por sus amistades políticas, Ignacio tendrá que presentarse otra vez a rendir un examen que ya aprobó para que a los candidatos del gobierno les vaya un poco mejor y puedan acercarse a Ignacio lo suficiente como para ser, eventualmente, “considerados mejores candidatos por el Poder Ejecutivo de la Nación”.

No me quedan muchas esperanzas para el concurso de Juez de Cámara en el fuero Penal Económico en el que Ignacio también está en segundo lugar tras sacarse otra muy buena nota. Aquí ya se produjo una primera injusticia al no agregársele una tercera vacante como lo exige la ley –el Consejo, igual que con el concurso que anuló, llamó a nuevo concurso para dar otra chance a los desafortunados candidatos-. La próxima injusticia sólo puede evitarla el Poder Judicial de la Nación si por fin se digna a resolver un recurso de amparo interpuesto por Ignacio en su intento de revertir esta implacable realidad. Pero Ignacio todavía no tiene quien lo ampare. El recurso ya va por el cuarto juez que se excusa de intervenir porque el futuro de estos magistrados se encuentra, justamente, en manos de este Consejo de la Magistratura.


A mí sólo me queda indignarme hasta el llanto, escribir para descargarme y seguir alentando a Ignacio para que no baje los brazos.


Esta carta fue publicada en el blog de Ramón Lanus el 24 de septiembre de 2008

2 comentarios:

Anónimo dijo...

María del Pilar: no tengo el placer de conocerte. Mi nombre es Martín de la Canal y soy un simple abogado litigante de la ciudad de Necochea. He pasado por una situación similar a la de tu esposo por ende entiendo perfectamente la bronca y la im potencia. Desde mi humilde lugar hacerles llegar a ambos la mejor onda y energía desde estas latitudes.-
Saludos
Martín de la Canal

JP Chirinos dijo...

Estimada María del Pilar:

Comparto a la distancia la frustración que deben sentir. Yo mismo pasé por una situación similar lo que me llevo a cuestionar judicialmente todo el sistema de concursos de mi provincia. Ahora trabajo de Juez, pero luego de varios años de pelea.
Ahora, por lo que veo, Ignacio (al igual que yo por suerte) tiene algo mas valioso que un cargo, que es una esposa e hijos que lo sostienen. No bajen los brazos.
JP y Cecilia Chirinos