25 may 2009

MALDITO CUESTIONARIO 002

MALDITO CUESTIONARIO

NO HAY DERECHO


Cuestionado: el Tolo, del Blog del Tolo

Simplemente para mantener un injustificado misterio, mi nombre es Martín, mi sobrenombre, es Tolo, que simplemente para aclarar, no tiene ninguna relación con el entrenador de futbol.

Tengo 25 años, la Facultad de Derecho de la UBA, dijo que me recibí de Abogado en julio de 2008, en febrero de 2009 me hicieron entrega del titulo.

Hace algunos años colaboro en una fundación que se dedica al desarrollo de ciencias y métodos de gobierno, en el convencimiento que gobernar es un arte y como tal requiere de métodos y herramientas. En ese marco, hacemos eje en el fortalecimiento de las oficinas de gobierno, dotándolas de herramientas para la toma de decisiones y con programas de entrenamiento que permitan enfrentar la complejidad de gobernar. A su vez, asesoro, por ahora a conocidos, en ciertas cuestiones contractuales para que no se estresen cuando lean palabras extrañas.

Hace algunos años cree mi blog para plasmar algunas ideas que sentía no podía canalizar por otros medios. No hay un tema específico, pero se pueden encontrar algunas cosas relacionados con el derecho, pero no tiene la categoría de blog jurídico.

1. ¿Cómo llegaste a estudiar abogacía?

Si tuviera que encontrar el primer momento en que pensé en estudiar abogacía, podría ser cuando en el colegio hicimos un debate, en séptimo grado, sobre pena de muerte, donde me tocó dar un voto luego de un intercambio de argumentos entre los grupos. Claro que para esa época había visto ciertas películas que me motivaban aunque principalmente 12 hombres en pugna.

Más adelante en el tiempo, podría decirlo que con educación cívica, y la enseñanza de algunos principios básicos. Por esos tiempos creía que el derecho era una herramienta para “cambiar las cosas”.

Ya terminando el secundario era una decisión tomada, por supuesto con muchas dudas, pero el que no arriesga no gana, y así emprendí, con una mezcla de ingenuidad, seguridad e inseguridad, el camino hacia el CBC en la sede Uriburu.

Veía cosas a mi alrededor que no me gustaba, una sociedad violentada con muchos conflictos y creía que la abogacía podía darme herramientas para solucionar cosas que no me parecían que tenían que estar así. Más aun, creía que el Estado debía estar al servicio de la sociedad, y veía lo contrario, por lo que después continue con la orientación publico que era la que se ajustaba, aunque con esfuerzo, a lo que pretendía de la carrera.

2. ¿Cuál dirías que son los principales vicios de la enseñanza del derecho en tu Universidad, y si podés contanos a quien consideraste tu mejor y tu peor profesor/a y por qué razones?

Estudié en la Universidad de Buenos Aires.

Creo que el mayor vicio, teniendo en cuenta que la universidad tiene que preparar abogados preparados para enfrentarse a una realidad laboral muy complicada, es la total disociación entre la teoría y la práctica del ejercicio de la abogacía. No concibo, y no concebí en su momento cuando estudiaba, que se me enseñen conceptos, teorías y principios, pero no se me mostrara la herramienta donde todo ello era aplicado. Contratos, cedulas de notificación, expedientes, escritos en general, en particular, sentencias, apelaciones, clausulas específicas en un contrato: poco (o nada) de todo eso pude ver durante la carrera. Mientras, me mataba la cabeza aprendiendo de vicios redhibitorios, posesión legitima e ilegitima y de la fuerza ejecutoria del acto administrativo.

Creo ese era el principal vicio que yo encontraba cuando me enseñaban el derecho. Sentía que no me preparaban para enfrentar la realidad

Otros vicios

- Profesores titulares que nunca daban la clase

- Enseñanza a través del “aprendizaje” de memoria de la normativa

- Metodologías poco apropiadas para la participación en clase

Califico como mejor al profesor que intentaba quebrar con los vicios, que entendía con mayor claridad la situación y se esforzaba por cambiar algunas cosas y que a su vez mezclaba eso con un gran trato con sus alumnos, fue el Dr. Santiago Felgueras, en la materia protección internacional de los derechos humanos.

Lamentablemente para mí, el peor profesor fue el de Derecho Civil, mi primera materia de la facultad. Luego del primer día, de la primera clase en la Facultad, salí con ganas de no volver. Por suerte volví, y volvería a volver. El Dr. Pérez Ríos.

3. ¿Qué importancia relativa crees que tienen los hechos y la prueba en un caso judicial? ¿Qué te enseñaron sobre esas cuestiones durante tu carrera?

Entiendo que la prueba y los hechos son el nudo de la historia que se llama “proceso judicial”. Considero que el juez se basa en los hechos y lo que se pudo probar de ellos en la etapa probatoria para dictar sentencia. Al fin y al cabo de eso se trata (o debería tratarse) el proceso judicial. Dos partes que tienen una visión diferente sobre un hecho en particular y que deberán demostrar ante la “justicia” que lo que dicen que pasó, realmente pasó.

Sin embargo, todavía me parece muy extraño que un caso se resuelva con papeles escritos, creo que debe haber mas interacción entre el juez (o sus asistentes) y el caso y no conformarse con lo que está escrito, por que se corre el riesgo de fallar para aquel que tuvo un abogado que supo redactar y convencer mejor al juez, que a quien lo asiste el derecho.

Sobre el tema, el mayor acercamiento lo tuve en el proceso penal, donde curse “la prueba en el proceso penal” con el Dr. Díaz Cantón. Sus clases eran interesantes aunque sentía que faltaba un acercamiento mayor a cómo juegan las pruebas en el proceso, es decir, una clara exposición sobre las pruebas en el proceso, pero no había, por ejemplo, algún ejercicio sobre prueba testimonial, o una declaración indagatoria.

4. En caso de ser de la UBA, ¿que opinión te merece la "Orientación General"? ¿No creés que sería más apropiado llamalos los "desorientados"?

Yo diría que el régimen de orientaciones ya es algo desorientador. Es como si cada una de las orientaciones fuera una receta. “orientación en derecho privado”. Ingredientes: una pizca de derecho constitucional, una cucharada sopera de derecho penal, una taza y media de obligaciones y régimen del matrimonio y cantidad necesaria de teoría del derecho. A partir de ahí se le puede poner más o menos de los ingredientes Digo, tanto la orientación general como las “especificas” no logran su objetivo, aunque esta más que claro que apuntan con mayores materias a la orientación a la que pertenecen. Sin embargo en el régimen de orientaciones se repiten los vicios de enseñanzas, lo que es aun mas grave porque el alumno ya se encuentra en la etapa final de su carrera, en la orientación que ha elegido y sigue manteniendo los vicios con los que le enseñaron derecho civil.

Siempre doy esta opinión basándome en mi experiencia y en la de distintos compañeros con los que curse, y amigos por supuesto donde muchas veces discutíamos estas cuestiones.

5. ¿Cómo hacías para elegir las materias y cursos en que te ibas a anotar? ¿De dónde sacabas la información para tomar la decisión?

Creo que cometí algunos errores en la manera de elegir las materias y cursos (que no necesariamente quiere decir que haya cometido errores en las materias que elegí en particular). Lo principal que me reprocho es haber encorsetado mi decisión a las materias del turno mañana, cuando no tenía ningún tipo de obligación de hacerlo. Es decir, podría haber elegido materias del turno tarde y noche, pero por alguna razón, elegía las materias de la mañana. Ya con eso tenía un gran recorte de materias, para luego pasar a los días, donde intentaba que sean los días lunes, martes, jueves y viernes. Ahí se me acortaba aun más la elección. Una vez realizado esa preselección, comenzaba a recabar información de esas materias.

Creo que si pudiera elegir nuevamente modificaría mi criterio de selección, primero averiguando e informándome sobre distintas materias sin tener en cuenta el horario, pero así y todo no puedo ser tan injusto conmigo y decir que elegí malas materias. Como todo en la vida, uno toma buenas o malas decisiones.

La información que obtenía de los cursos variaban pero principalmente me guiaba por las opiniones de compañeros que habían cursado esa materia o curso. Creo que el que cursó es quien más sabe las cualidades y deficiencias del profesor. A su vez, en la facultad se repartían libros con la oferta de cursos y ahí encontraba algún abstract sobre lo que trataba la materia, o la manera de evaluar o trabajar. Así y todo, esa información la tenía en cuenta “con pinzas” porque con el correr del tiempo me encontré con materias que decían algo en el papel y luego era otra cosa.

7 comentarios:

Anónimo dijo...

Tolito:

Me vas a decir que nunca miraste el cuadernito del centro donde están los cursos donde se roba...?

Saludos de un ladri,

Muy buena la entrevista

Anónimo dijo...

Si bien no tiene relación con el artículo que ha cargado, aún cuando me he identificado con el entrevistado en muchos aspectos, aprovecho para pedirle, Alberto, legendario hombre de derecho, si existiera la posibilidad, se dedique a comentar el blog Limpiemos Argentina -www.limpiemosargentina.blogspot.com- que expone el pensamiento de un penoso ser que se ha auto nombrado como representante del sentir de la "gente" sobre hechos tristes y lamentables que ocurren en cualquier sociedad, efectuando un juicio de valor enteramente subjetivo y que le es propio, a él, únicamente a él; e, incluso, este abominable ser, se permite impunemente, "hablando en nombre de todos", a festejar estos acontecimientos. Lo invito, sin más, a comentarlo. Sería de gusto para sus habituales lectores.

Karina Andrade dijo...

perdon pero eso de en nombre de todos no suena nada bien!

Alberto Bovino dijo...

No creo que valga lapena. Lo hacen precisamente, para provocar y ganar espacio. Me parece que lo único que merecen es la indiferencia y, cuando se pasan de la raya como en esta entrada, absolutamente racista, ser denunciados a Blogger por violar las condiciones de uso, ya que viola la prohibición de difundir dicurso del odio.

http://limpiemosargentina.blogspot.com/2009/04/mas-de-la-mitad-de-los-habitantes-de-la.html

Saludos,

AB

Anónimo dijo...

Tolito, no contestaste mi pregunta (el ladri). NO te hagas el dolobu...

El Tolo dijo...

Ah mis perdones, Anonimo. Por qué no das la cara?? Que te pasha anonimoooo, estaashh nervioshhooo???

En fin.
Una respuesta posible es "es que en los cuadernitos no te das cuenta si la materia es robo o no"

Otra posible, mas obvia, es "no, para eso te preguntaba a vos"

y la tercera es que en algunos casos me avisaban que la materia no era de las mas exigentes, pero que se aprendia. El tema es que la palabra "aprender" es subjetivamente polisemantica (digamos que depende de quien lo diga), asi que a veces he cursado materias menos exigentes que otras.
Asiste razon el Anonimo en que no siempre cursaba las materias que se "consideraban" mas exigentes.
Aunque habria que preguntarse si exigente es igual que calidad.

Mis saludos atentos.
Tolo

Anónimo dijo...

TOLO, NO TE ME PONGAS LOCO!

¿Quién no buscó una materia que le desagradaba especialmente para robarla?

En mi caso, por un problema existencial, tenía un bloqueo psicológico con "Sociedades", y si bien no leí el cuadernito, me anoté por tercera vez (después de abandonar las dos primeras veces) en una que una hoy famosa profesora me recomendó porque daban solo hasta SRL. ¡Una pinturita el curso!

Pero al menos creo que hoy hay dos cuadernos en una de esas oficinas del Centro, uno con la de robar y otra con las más exigentes/buenas/guachas/ o como quieran llamarles.

Saludos,

AB