21 feb 2008

PREVENTIVA PARA UN PERRO Y PENA DE MUERTE A UN GALLO QUE PUSO UN HUEVO

DE LA FALTA DE FRENOS INHIBITORIOS

Un día estaba dando una clase en mi curso de "Garantías Constitucionales" y no sé por qué se me dío por contar que, mientras estuve trabajando en Guatemala, en 1997, el juez a cargo de la investigación de Monseñor Gerardi detuvo preventivamente —sí, dictó un auto de prisión preventiva— a Balú, el perro de Monseñor, que había sido el único "testigo" del homicidio.

Las paredes de la ciudad de Guate estaban llenas de graffittis que decían "FREE BALÚ". Lamentablemente, el pobre Balú falleció encarcelado sin haber podido ser juzgado ni haber declarado como testigo. Acto seguido recordé un hecho ocurrido en 1474 en Basilea, Suiza, en el cual las autoridades civiles procesaron a un gallo que había puesto un huevo "por violar las leyes naturales". El acusado fue juzgado, declarado culpable y condenado a ser quemado vivo (ver LyE, nº55, p. 311).

No acababa de contar lo del gallo que puso el huevo y una alumna dijo repentinamente y a viva voz:

¡A MÍ ME PASÓ LO MISMO!

Y lo único que me salió preguntarle fue:

¿PUSISTE UN HUEVO?

Al final de la clase le pedí disculpas, pero mis inhibiciones me jugaron una mala pasada ese día.

AB

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