Policía y Democracia*
Por John Doe
Estimados amigos de No Hay Derecho:
Aquí les mando algunas líneas que sobre el tema “Policía y Democracia” me habían pedido y yo prometí enviar.
…
La intención de este breve artículo* apunta entonces al sentimiento: lo importante es lograr que la gente deje de ver, deje de sentir a la policía como un mal necesario, al Estado como un mal necesario, al sistema penal como un mal necesaro, etc., etc. Es un MAL, simple y puramente.
En este sentido no es sutil ni quiere serlo la utilización de la policía nada más que como pretexto y, a partir de su plena identificación con el Estado —democrático o no—, centrar las cosas en el dilema anarquía-orden jurídico, con una evidente inclinación en favor de la primera, motivada por la implícita idea de que sólo la empírica demostración de que la coexistencia bajo un Estado es mejor que la anarquía puede justificar la opción por ese orden, y ello obviamente padece de muchas más pruebas de cargo que de descargo. Ésta es una de las discusiones (aunque ultra vieja y ultra trillada) que podrían profundizarse con matices nuevos en escritos posteriores.
Y hay otras reflexiones inducidas, incluso más interesantes, como por ejemplo la cuestión de lo que el artículo denomino plus. La idea que allí se esboza es que, en caso de admitirse al Estado, en principio habría o sería posible y hasta lícita una suerte de coacción psíquica estatal pura, esto es, la mera amenaza de pena, la mera amenaza de ser aprehendido. Claro que todos sabemos lo que implica el hecho real de ser aprehendido, el hecho real de sufrir una pena: violencia física ilegal sufrida en el propio cuerpo y estigmatización social inevitable, entre otras ilegalidades o extralegalidades, esto es, el plus. La tesis a desarrollar entonces es que es ese plus ilegal y no otra cosa lo que provoca la real intimidación ante la idea de cometer un delito. Resulta interesante comprobar cómo todo un orden jurídico estrictamente “racional” y las teorías dogmáticas elaboradas sobre él descansan en definitiva sobre semejante bajeza. Como decía un amigo al conversar conmigo sobre este tema: pensar que todo ese “magnífico” orden depende de esos gordos borrachos.
Un fuerte abrazo,
J. D.
PS: Nuestro amigo JD nos envió una carta junto con su artículo, y nosotros publicamos extractos de esa carta, porque en ciertos puntos nos parecieron mejores que el trabajo. AB
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