19 feb 2010

EL LENGUAJE DE JUDICIALES Y ABOGADOS

///nos Aires... Vaya y desinsacúlelo...




Esta entrada es un fragmento de un trabajo más ambicioso que quizá algún día terminemos de escribir con la Profesora Enriqueta Morera. Pueden ver otra parte semiterminada aquí, y un comentario sobre aquella entrada aquí.



Los abogados, en general, tenemos un pésimo manejo del idioma a pesar de que nuestro trabajo más relevante consiste en redactar diversos tipos de documentos para transmitir información.


En el ámbito de la justicia, se dictan las resoluciones con una redacción que prueba el desconocimiento de las reglas de uso correcto del idioma castellano. Esto genera diversos problemas y el más importante es el siguiente: en una disciplina que tiene por principal instrumento de trabajo el idioma, resulta gravísimo que no se conozcan y, en consecuencia, no se apliquen sus reglas. Con frecuencia se leen en el lenguaje de los tribunales gruesos errores que conspiran contra la claridad y, más grave aún, que impiden la publicidad de los actos del poder judicial.


La oscuridad de esta jerga elimina el valor republicano que pudieran tener las audiencias públicas, pues los asistentes verán sensiblemente disminuidas sus facultades de comprender lo que sucede en la sala. Si a lo expresado le sumamos las complejas construcciones de la teoría jurídica, es posible afirmar que se puede dar el caso de que se condene a una persona a años de privación de libertad sin que aquella comprenda qué circunstancia fue la determinante de su sanción[1].


Lo mismo sucede con el castellano o español utilizado por los abogados litigantes en sus presentaciones escritas.


Veamos una parte del dictamen presentado por el Procurador Luis Santiago González Warcalde ante la CSJN:


“La Cámara recordó -en la resolución recurrida- [los guiones cortos sólo se usan para hacer el corte de palabras en sílabas al final del renglón o caja de texto y para las palabras compuestas, pero no se usa para oraciones subordinadas, aclaraciones, o ejemplos] que al confirmar el dictado del procesamiento [lo que se confirma es el auto de procesamiento, no su dictado] con prisión preventiva de Cristino Nicolaides había sostenido que ‘la mayor penalidad prevista para los delitos que se enrostran [enrostrar significa reprochar, razón por la cual, por razones estéticas y de significado el término resulta impropio] alcanzan el máximo legal de la especie de pena de que se trata (artículo 55 del Código Penal). Y en tal sentido debe valorarse, además, la particular gravedad de los hechos que se le imputan y la magnitud del daño causado, pues su relevancia en cuanto a la configuración del contenido de injusto y de culpabilidad, permiten avizorar una importante sanción a la luz de las pautas fijadas por los artículos 40 y 41 del Código de fondo. [La frase que sigue carece de todo respeto por la correspondencia entre los términos que enuncia]// Ello así en atención a la naturaleza disvaliosa de la acción, de haberse valido para realizarla de su condición de militar, entonces en actividad, violando consecuentemente su mayor deber de obrar conforme a la norma, la prolongación y permanencia de sus efectos en el tiempo y la imposibilidad de reparación del daño causado así como la calidad de las víctimas.//


Lo encerrado entre barras, a pesar de su extensión, no tiene un sólo verbo conjugado. Aparecen verboides como el gerundio, el participio y el infinitivo que cumplen funciones diferentes.


El gerundio indica acción continuada; el participio funciona como adjetivo y se emplea en las formas compuestas del verbo como, por ej., hemos cantado; el infinitivo, por ser el nombre del verbo, es un sustantivo.


Es oportuno aclarar que los abogados y algunos profesores tampoco nos quedamos atrás. En el libro de un conocido jurista que se dedica al derecho de ejecución penal, se puede leer:


“Empero, sin desairar[2] la solvencia de los argumentos que exhortan esta prevención, paréceme que la figura en tratamiento se entronca, íntimamente, con sustancias encepadas en el Código Penal, cuales son las referidas a la prescripción y a la extinción de la acción que, expresamente, aparecen albergadas en tales proyectos y sometidas a un remodelamiento y corrección para engarzarlas con esta debutante posibilidad de rehuir el avance de la pretensión punitiva”[3].



Las palabras son sutiles herramientas y su carga significativa dependerá, entre muchas circunstancias, de la ubicación en la oración junto a las demás palabras y de la intencionalidad del escritor; tal como sucede con una pieza de ajedrez una vez jugada en el tablero.


[Agregado exclusivamente mío] En el caso del último ejemplo, tanto el tablero como las piezas se le fueron a la mierda…



[1] Imaginemos que las principales discusiones del juicio hubieran consistido en la existencia de un error al revés en un elemento normativo del tipo, y en la existencia de un elemento subjetivo distinto del dolo.

[2] Es dudoso, según María Moliner, que la solvencia de los argumentos pueda ser desairada (Diccionario del uso del español, Ed. Gredos, Madrid, 2002, 2ª ed, t. I, p. 906).

[3] Kent, Jorge, Ejecución penal y el nuevo proceso, Ed. Ad-Hoc, Buenos Aires, 1993, p. 95.



15 comentarios:

Fabricio dijo...

Muy buena la nota.
No entiendo porque los estudiantes de Derecho no redactamos por ejemplo escritos para poder explayar "eso" que sabemos de manera práctica. Tenemos a Jueces de Docentes nose para qué, si solo enseñan lo que el manual dice. Perdon por el pesimismo.

Nacio dijo...

A ver si no me equivoco yo.

Esto violaría el mandato de determinación o principio de taxatividad en las figuras... ortográficas o sintácticas?

Cuanto mas pretensión arrogante o de sustento fálico hay en el lenguaje, mas fácil es "pisar el palito".

Creo que, a pesar de todo, en el ejemplo existe una indisciplina, una falta de honestidad intelectual, con la correcta transmisión de los mensajes.
Creo que estas personas no carecen de cultura. Solo le faltan reglas.

(La cagada es que no son mensajes para cualquiera en cualquier situación.)

Lo demás son intentos de adornos linguisticos.

Es la impronta, la impostura, la pelotudez del trabajador judicial.

---

Si habré pecado así. Pero yo poseo una ventaja; siento vergüenza al hacerlo.

Un saludo. Soy estudiante.-

Capitalismo Folclórico dijo...

El tema de los guiones... No se si solamente se aplica en los casos indicados en el artículo, por ejemplo en novelas se estila escribir los diálogos del siguiente modo:

- Ahí viene un avión - dijo Jorge.
- No creo que es un helicóptero - dijo José.

Excelente artículo, particularmente la última parte.

Saludos

Alberto Bovino dijo...

Fabricio:

1) Sería terrible que los jueces docentes se dedicaran a enseñarte dialecto judicial [algunos].

2) El uso de las mayúsculas, por ejemplo, es algo que como regla hacemos my mal. En tu comentario, ni "jueces" ni "docentes" van con mayúscula, porque no son nombres propios.

Nachio:

Alberto Bovino dijo...

Nachio:

El hecho de que sientas vergüenza es más que importante.

Muchos jueces carecen de vergüenza o remordimientos, aun cuando escriben como el tujes y, lo que es mucho más grave, sus escritos son resoluciones sin fundamentos válidos que afectan gravemente nuestros derechos fundamentales.

No digo todos, que quede claro. Tampoco creo que se trate de una cuestión personal, sino que nuestra cultura legal (no solo de los judiciales) tiene más de cinco siglos de vida y mantiene y regenera prácticas muy difíciles de erradicar.

Ver el post anterior, especialmente la cita de Binder.

Lautaro:

El tema de los guiones de los ejemplos que señalás es correcto, pero el año pasado trabajé dos meses en un taller virtual de redacción de textos breves y ni el porfe pudo sacar todas mis dudas sobre ese supuesto.

Más allá de ello, en los borradores que escribimos hasta ahora no tratamos ese tema, y, además, se trata de un pequeño manual de estilo para la redacción de escritos. La verdad es que jamás pensamos en explicar eso.

Aclaro que en este aspecto, yo señalo los temas y es Enriqueta la que explica cuestiones tales como el uso del gerundio, los verboides (término que yo ni siquiera sabía que existía), y lo escrito en el último párrafo (Las palabras...).

El agregado final no es parte del texto de nuestro borrador, es un agregado mío.

Bueno, saludos a todos, y gracias por los comentarios.

///nos Aires, Dios salve a Vuestra Señoría.

AB

Tomás Marino dijo...

Una cosa es el signo menos, otra la raya (hyphen) y otra la raya larga.

El que se usa en los libros para marcar diálogos y el que deberían usar los jueces y abogados (o cualquiera que escriba) es la raya larga que es ésta: —

Entonces se aclara —así— y no -así-. Peor, en los artículos de la ley, usan el doblemenos. O sea --esto-- en lugar de —esto—.

Muy buena entrada che. Es muy curiosa la redacción judicial y abogadil.

Anónimo dijo...

Hay una muy buena página sobre el uso de la terminología forense. Les dejo el link, quizás les sirva de algo: www.terminologiaforense.com.ar

Javier

Alberto Bovino dijo...

Tomás:

El doble guión creo que es porque en el Word para Windows, si escribís los dos guiones seguidos, al pegar la primera palabra seguida al segundo guión [--sin embargo], te lo transforma automáticamente en guión largo [—sin embargo], pero no pasa lo mismo con el guión de cierre.

Y hasta ahora nadie me ha podido mostrar en dónde está la tecla del guión largo en un teclado que trabaje con Windows.

Como siempre, la manzanita es otra cosa...

fahirsch dijo...

AB dijo: "Y hasta ahora nadie me ha podido mostrar en dónde está la tecla del guión largo en un teclado que trabaje con Windows."
En la PC de mi esposa el guión largo está en la fila de más abajo, última tecla de la derecha. Es un teclado "latinoamericano". De mi experiencia, buena parte de los usuarios de Windows tienen mal configurado el teclado. Además de no tener fácilmente accesible el mapa de carácteres (aunque en Office si es accesible).
De cualquier manera es improbable que lo encuentren: Alt+1051.
En la Mac es muy útil habilitar el Visor de Teclado.
También es muy útil, especialmente para quienes escriben en blogs, PopChar X. (Para Mac, pero hay versión para Windows)

Fabricio dijo...

Abovino:

- ¿Porqué no pueden enseñar el dialecto judicial?

- Es verdad, ni "docentes" ni "jueces" van con mayusculas al principio de la palabra.
Entonces, ¿cómo se hace para resaltar esas dos palabras? porque con comillas no creo que se haga...
¿No hay un subrayado en el blogger?

Anónimo dijo...

en mi Word la raya larga se hace apretando simultaneamente ctrl,alt + el signo "-", resultado:raya larga (que aquí no puedo reproducir, vay uno a saber porqué)

Inés Hercovich dijo...

Alberto: ¡Qué refrescante tu preocupación por el uso del lenguaje! ¡Qué alentador! Me devuelve la fe en los abogados. Otra manifestación más de tu compromiso con las cosas que hacés.
Las normas son guías para el uso de los recursos del lenguaje pero, por sí mismas,no garantizan nada. El único camino para escribir o hablar bien es la honestidad intelectual, que implica hacer el esfuerzo de descubrir el propio pensamiento, de llegar a una idea clara y de querer genuinamente compartirla. Las normas sólo le sirven a quienes necesitan, QUIEREN expresar con claridad lo que PIENSAN. No hay mejor manera de descubrir lo que uno piensa que tratando de escribirlo con la imagen del lector en la cabeza, imaginando sus gestos. Hay quienes dicen que las expresiones abigarradas, barrocas, incomprensibles, del estilo de las que citás, son estrategias de poder. Yo creo que verlo así es dar por el pito más de lo que el pito vale. La mayoría de los textos incomprensibles son el producto de no pensar, son hijos de la indolencia, de la falta de responsabilidad, del desinterés y del desprecio por el otro y por la propia tarea. Sí, ni un poquito menos.
Me asombra que siendo que el éxito de un abogado y la idoneidad de un juez dependen del resultado de la lucha entre las interpretaciones que se hacen de los "dichos" (¿me equivoco?) no pongan todo su esmero en reducir al máximo las posibilidades de interpretar lo que dicen, en forzar al lector a leer lo que ellos efectivamente quieren decir.
Esta clase de esfuerzo se va haciendo hábito y es siempre mucho más divertido de hacer que estudiar las reglas gramaticales que son un plomo y están en los libros para ser consultadas en cualquier momento. Al respecto, recomiendo El arte de escribir bien en español, de María Marta García Negroni, Santiago Arcos editor.

fahirsch dijo...

Anónimo: El Word tiene una función (que se habilita en las preferencias) para hacer ciertos tipos de reemplazo automaticamente. Por eso no funciona en el blog

Euge dijo...

Necesitamos práctica de uso del lenguaje y saber si Bovino publica los post y twits vestido de traje y corbata.

SERA JUSTICIA

Alberto Bovino dijo...

Por supuesto que sí. Además, peinado a la gomina!