Podemos decir, entonces, que abolir el sistema de justicia penal puede ser una paradoja, una utopía, un snobismo central o una moda local. También puede ser un sueño, un proyecto, una descripción nihilista que paralice, o un programa milenario. O una apuesta más de trabajo cotidiano. Que es lo que cree un buen abolicionista
3 comentarios:
Excelente pensamiento.
es una lucha diaria; basta visitar las cárceles y conocer (a) a las principales víctimas del sistema penal (todas pobres), (b) los motivos por los cuales están presos (delitos contra la propiedad nimios y que afectan a la clase media/alta), (c) los criterios (hipermegasubjetivos) que tienen los jueces a la hora de fachar, y (d) la funcionalidad de esta represión selectiva.
viva! la desactivación de la máquina antropológica!!!!
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