¿Pero las multinacionales no eran re-buenas?
Por Itatí Schvartzman
Hace unos años que vengo reventando a mis pocas y pobrecitas neuronas intentando comprender el rol de las empresas multinacionales en nuestros paisitos.
Primero tuve que intentar entender por qué mis compañeros y compañeras, militantes de izquierda marchaban a favor de una multinacional (como Botnia) exigiendo que sean respetados sus derechos (los de la multinacional, obviously). Reconozco que no pude acompañarlos porque NO entendí. Como tampoco me dio el cerebro para comprender la acusación que se hizo desde la izquierda a mi adorado amigo Galeano de “irresponsable, apátrida y antigobierno” por organizar una marcha en la Av. 18 de Julio por la no instalación de estas empresas, a la que sí asistí, aunque no entendí por qué éramos tan poquitos y tan maltratados. Ni siquiera logré entender algo cuando me devané los sesos intentando comprender el festejo generalizado que hubo por estos lares con motivo de la aprobación por parte del Banco Mundial de créditos a las empresas multinacionales.
Estoy empezando a convencerme de que soy una pobre estúpida e ignorante. ¿Qué otra explicación puedo encontrar a mi falta de raciocinio para entender lo que sucedió con Botnia, con Galeano y ahora con las tabacaleras?
Para quienes no están al tanto, la tabacalera Philip Morris International (PMI) acaba de demandar al Estado uruguayo exigiendo una reparación económica por las medidas adoptadas por el gobierno del ex presidente Tabaré Vázquez contra el consumo de tabaco. Una de las medidas aprobadas por dicho gobierno (marzo de 2009), prohibió vender distintos tipos de presentaciones de una misma marca de cigarrillos. Eso significó para la empresa retirar 7 de los 12 productos que vendía en Uruguay. Al tener que retirar productos de plaza, como el Marlboro Light, Marlboro Green y Marlboro Blue, la empresa argumenta que se le ha dado un trato injusto.
El director de comunicaciones de PMI, Morgan Rees, declaró que si bien la intención de la resolución era evitar el uso de términos engañosos en las etiquetas, como el "light", que pudieran llevar al consumidor a pensar que un producto era menos peligroso que otro, "a través de las normas reglamentarias se llegó mucho, mucho más lejos”. Por su parte, la filial local en Uruguay dijo a la BBC: “Creemos que la eliminación arbitraria de las marcas no ha servido a los objetivos de salud pública y, en cambio, ha llevado a los consumidores a cambiar por marcas locales o de contrabando".
La multinacional argumenta que 3 normativas perjudican sus inversiones en el país y cercenan su derecho a utilizar sus marcas registradas. Una de las reglamentaciones en disputa es la que dispuso nuevas y crudas imágenes de advertencia sobre el riesgo de fumar y que éstas ocupen el 80 % de la caja de cigarrillos. La empresa entiende que el gobierno viola los términos del tratado de promoción y protección de inversiones, celebrado entre Suiza y Uruguay en 1998. En ese tratado de inversiones los países otorgan a los inversores del otro país el derecho a resolver las controversias en un foro internacional, como el Centro Internacional de Arreglo de Diferencias Relativas a Inversiones (CIADI), dependiente del Banco Mundial, donde fue radicada la denuncia.
Uruguay, por su parte, denunció ante la Comisión de Estupefacientes de la ONU, que el país "sufre el ataque de las tabacaleras". Para Vázquez, oncólogo de profesión, la lucha contra el tabaco fue una prioridad durante su gobierno, y una de sus últimas medidas antes de dejar su puesto el 1º de marzo fue subir los impuestos a los cigarrillos. La decisión fue criticada no sólo por las tabacaleras sino también por los vendedores de cigarrillos. El director de la Asociación de Quioscos del Uruguay, Alfonso Lozano, dijo a la prensa que la medida sólo favorece al contrabando.
El caso ha llamado la atención internacional, porque la sentencia que dicte el tribunal en este caso será importante no sólo para los involucrados sino para todo el mundo, porque se estaría sentando un precedente para todos aquellos países que estén planeando estrictas normas antitabaco, similares a las de Uruguay.
"Esta prohibición no ha logrado que más personas dejaran de fumar en los países donde se ha implementado. En cambio, estas medidas impiden que los consumidores adultos vean los productos disponibles y esto afecta la competencia". "Hemos discutido este asunto con el gobierno sin éxito, lo que lamentablemente no nos ha dejado otra opción que ir a juicio", aseguró Anne Edwards, portavoz de la multinacional, en un comunicado de prensa.
Por su parte, hasta hace unos meses en Uruguay se aseguraba que “por la formación de su gente y por el acierto de sus normas y resoluciones, es un punto de referencia internacional; su control del tabaquismo es modélico; consecuencia: semejante distinción internacional impone la responsabilidad de no dar un paso atrás” (Diario “El País” 28/03/10).
Pero algo cambió: “El Centro de Investigación de la Epidemia de Tabaquismo denunció que el gobierno negocia con Philip Morris evitar el juicio de arbitraje que entabló la tabacalera y puede flexibilizar la legislación antitabaco en un país "buque insignia" en el tema.
"La demanda (entablada por la multinacional Philip Morris en febrero) nunca tuvo intención de ser llevada adelante; la única intención ha sido manipular al gobierno, ejerciendo presión por gastos que el Estado deba incurrir para defenderse", dice un comunicado difundido esta semana por el CIET.
Y allí afirma que en las últimas semanas "varios hechos hacen sospechar" una negociación entre las partes: se "interrumpió" el proceso llevado adelante por Philip Morris en Nueva York” (Diario “El País” 11/07/10).
¿No dar un paso atrás? Hoy se está discutiendo desde el Gobierno la estrategia para presentar (cuando se reúna "la "4ª Conferencia de las Partes", en noviembre de este año en Punta del Este) la posibilidad de agregar un pedido formal a los 169 Estados adheridos al Tratado, para que aprueben procedimientos que no sólo protejan al Uruguay, sino a todos los países firmantes, contra estas u otras intentonas similares, encaminadas a desvirtuar el debido control del tabaquismo.
Se supone que ahora no sólo hay que dar marcha atrás, sino que hacerlo está perfecto, es totalmente ético y respetable, como así también el pedir ayuda a 169 Estados para que “protejan al Uruguay” contra el ataque de las multinacionales, ¿pero no eran nuestras “amigas”, por las que había que marchar?
Es que como soy una pobre idiota que sigo creyendo que ser de “izquierda” es luchar por la libertad del ser humano, que sigo creyendo que cuanto más libres logremos ser, y cuanto más extendamos esos derechos que, supuestamente, son de todos y todas, más pasos en pos de la igualdad estaremos dando, se ve que no entendí nada y una vez más me perdí…
Y como sigo sin entender, y me duele mi pobre cabeza de tanto intentar pensar, me voy a prender un porrito, pero ojo que me fijé bien que sea autóctono y que no provenga de ninguna caja, así no me convierto en cómplice de una de esas multinacionales malas que atacan a mi pobre paisito por adopción.
¡Ah! eso sí: tomé la precaución de armarlo con papel fabricado gracias a la maravillosa tecnología de alguna planta procesadora de celulosa, no vaya a ser cosa de que me acusen de ser una militante de derecha que está en contra de las empresas amigas que deciden correr el riesgo de invertir por estos lares, esas: las multinacionales que son re buenas.