14 mar 2009

SI YO FUERA...

SI YO FUERA GARRIDO, NO HABRÍA RENUNCIADO





Pero no sos Manuel Garrido. Leyendo diarios digitales, páginas web y blogs, ví que algunos —afortunadamente muy pocos— lectores, si bien coincidían con la versión del funcionario a cargo de la FIA en la disputa GARRIDO-RIGHI, terminaban su comentario crítico hacia los motivos que precipitaron la renuncia de Garrido, muy sueltos de cuerpo, diciendo que no debería hacer renunciado.


¿Yo me pregunto? ¿Qué saben estas personas de trabajar en un entorno de estas características? Es fácil pedir actitudes heroicas cuando miramos los grandes problemas nacionales.


Ahora bien, ¿no se les ocurrió, por el motivo que fuera detenerse a pensar un minuto en el hecho de que Garrido lleva años trabajando en órganos especializados en la lucha anticorrupción y que, si ha tomado esta decisión, es porque alguna razón tiene?


¿No se les ocurrió pensar que el único sentido posible de contar con un profesional íntegro e idóneo para desempeñar ese p apel se vincula con el hecho de que lo dejen trabajar? ¿En qué lugar quedaría Manuel Garrido si se quedaba en una oficina con las facultades mutiladas que, de este modo, se veía impedida de cumplir con su función?

Yo soy amigo personal de MG, y pocas veces he visto un funcionario con la vocación de servicio que él tiene. Es por eso que no tenemos derecho alguno a exigirle a quien ya trabajó más de diez años con el Estado, que permaneza con el Estado, aun cuando éste se ha vuelto en su contra.

Así que respetemos la decisión de Garrido y, además, agradezcámosle por todos los años en que prestó servicios en la causa de la lucha contra la corrupción.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Gracias Albert!. Es muy bueno que alguien lo diga. Y yo se que quizás no soy objetiva, pero estoy muy segura de que fue el único camino que le dejaron.
Besos

Laura

Anónimo dijo...

Alberto:

Hoy, cuando escuché la noticia, tuve la intención de llamarte... después pasó.

Quería, porque sé que sos su amigo, que le trasmitieras mi respeto por la dignidad de su conducta. También mi tristeza porque es una pérdida deliberadamente propiciada, que lo trasciende y que por ende no será suplida.

He comenzado a sentir cada vez más cortos los recorridos de las utopías.

Cariños

Ana María