Éste es el blog personal de Alberto Bovino.
Las notas no son escritas en calidad de miembro de ninguna institución, estudio jurídico o universidad, y expresan nuestras opiniones personales.
Las entradas son de exclusiva responsabilidad de quienes la firman.
“Hoy venimos a rezar por un hermano nuestro”, afirmó el cardenal Jorge Bergoglio poco después de haber comenzado la celebración del responso por el ex presidente. Cerca de él, un hombre no calló su desa-cuerdo. Gritó “¡Hipócrita!”, y la indignación que le imprimió llegó hasta el fondo de la nave principal de la Catedral porteña. No fue el único caso, aunque tal vez sí el más notable. Sin embargo, ni el rabino Sergio Bergman ni el ex vicejefe porteño Enrique Olivera se mosquearon. Tampoco la diputada Gabriela Michetti, quien apenas terminar el oficio religioso dio una conferencia de prensa dentro del templo, cerca del altar, rodeada su silla de ruedas por un enjambre de cámaras y curiosos atraídos por las luces.
No me pregunten por qué, pero hoy me levanté como a las 8 AM, y después de un rato me acordé que debíamos ser censados. Hace unos veinte minuto el encargado del edificio tocó el timbre y me presentó al joven ¿censor? ¿censista? ¿censador?... Bueno, al que vino con los formularios a hacerme preguntas.
Lo hice pasar al living, se sentó, le ofrecí algo fresco para tomar —muy amablemente dijo que no—, busqué el Speed que estaba tomadno en mi escritorio y me senté cerca de él, en el otro sillón. Hacía un rato le había escrito a mi amigo Fabián —que desde hace días está en una especie de orgasmo pre-censo— para preguntarle qué onda el censo éste.
Muy interesado esperé las preguntas. Éstas fueron:
01. Cuántas personas viven aquí
02. Cómo es el sistema de gas
03. Cuantos dormitorios tiene la casa
04. La vivienda es propia o alquilada
05. Si tenía computadora, heladera, y algún otro artefacto de esos
06. Nombre de pila
Y creo que eso fue todo. A pesar de la hora, quedé desconcertado, me pareció que no podía preguntar solo eso. Entonces le dije si no tenía que preguntar nada más. El joven tuvo un intervalo lúcido y recordó que se había olvidado una hoja entera de datos por obtener. Así, agregó estas preguntas:
01. Si sabía leer y escribir
02. Edad
03. Fecha de nacimiento
04. Nivel de estudios
05. Si había trabajado al menos una hora en esta semana¿?
06. Si había buscado empleo en las últimas cuatro semanas
Y eso fue todo. Se fue después de que le preguntara si estaba seguro que eso era todo. Y no sé, no entiendo mucho de censs, pero me pareció que faltaron preguntas. ¿Cuánto nos cuesta el censo? ¿Qué utilidad puede tener esta escasa información?
Este inútil estaba a cargo de la investigación de uno de los casos más complejos de la historia de Bahía Blanca
El día de ayer, la Jueza de Garantías Susana Calcinelli hizo lugar a la recusación planteada por los hijos de la víctima —el Dr. Felipe Glasman—, y dispuso que cuando su decisión adquiera firmeza se remitiera el expediente al Fiscal General Fernández para que se designara a otro fiscal. Los Sres. Laura y Eduardo Glasman habían presentado la solicitud de apartamiento a fines de marzo de 2008. La semana pasada —el 21 de octubre de 2010— fueron los alegatos finales, y la decisión se dio a conocer ayer por la tarde.
El fiscal Christian Long: un funcionario incompetente, mentiroso, y que se cree por encima de las leyes. Ha utilizado el caso del asesinato del Dr. Felipe Glasman para sus fines personales que —según es secreto a voces en Bahía Blanca— irían mucho más allá de su promoción personal.
Ha recibido una cobertura política absolutamente incomprensible a pesar de todas las impugnaciones recibidas hasta por los propios hijos del médico asesinado [nota 1].
El fiscal Christian Long, en la Ciudad de Bahía Blanca, es un oscuro personaje con apoyo político del fiscal General Fernández que, a pesar de tres sucesivos fracasos en causas de alto perfil, sigue —inexplicablemente— a cargo de la "Unidad de investigaciones de delitos complejos". Si hay algo que el fiscal no sabe hacer es, precisamente, investigar, y ni que hablar de delitos complejos. Y Falbo, la verdadera responsable, lo sabe.
Dado que yo he intervenido como particular damnificado en el segundo de sus grandes triunfos, no podría ser demasiado imparcial para opinar de él. Pero veamos ahora cómo se lo cuestiona luego de que se absolviera en un juicio en el cual no se animó a poner la cara —si no sabe investigar, mucho menos sabe de qué se trata una audiencia oral—. Y, lo más importante, veamos quiénes lo cuestionan:
[nota 1] LONG ha sido recusado por tres particulares damnificados: la ASOCIACIÓN MÉDICA DE BAHÍA BLANCA, la Sra. Laura GLASMAN, y el Sr. Eduardo GLASMAN. LONG ha sido recusado por la defensa del presunto autor material. LONG ha sido denunciado por este apoderado por la comisión del delito de omisión de denuncia previsto en el art. 274 del Código Penal. LONG ha sido denunciado ante Ud. por la Dra. Nidia MOIRANO, ex-apoderada de la viuda y de los hijos de la víctima. La Sra. Laura GLASMAN se reunió con Ud. y le explicó minuciosamente todas las irregularidades cometidas por él. El Sr. Eduardo GLASMAN se reunió con un funcionario que depende de Ud. y explicó de la misma manera la conducta arbitraria e ilegal de LONG. El Sr. Eduardo GLASMAN se reunió con el Fiscal General FERNÁNDEZ y reiteró sus manifestaciones. El Sr. Eduardo GLASMAN, y sus apoderados Juan Pablo CHIRINOS y Mariano JARA se reunieron con FERNÁNDEZ y con el propio LONG y repitieron los mismos cuestionamientos. LONG ha sido denunciado ante el Colegio de Abogados de San Isidro por este apoderado, y posteriormente ante el Colegio de Abogados de Bahía Blanca.
Del Ensayo "El hábito de fumar y su relación con la salud"
De Gustavo Chiozza, octubre de 2010, inédito
Solemos pensar que la salud es un bien absoluto, olvidando, frecuentemente que la salud no es una meta sino sólo un medio para alcanzar otros fines. Fruto de este olvido, no raras veces, la salud esgrimida como un beneficio absoluto y transformada en un fin, termina contraponiéndose a ese otro fin que ella misma, como medio, persigue. ¿De qué nos serviría, llegado el caso, renunciar a la vida que queremos en favor de una salud que sólo nos permite una vida que no nos resulta atractiva ni satisfactoria? Un conocido chiste ilustra muy bien esta cuestión: El médico dice a su paciente: “Está muy mal del corazón; le quedan pocos meses de vida.” El paciente, angustiado pregunta qué puede hacer, a lo que el facultativo responde: “Evite todos los esfuerzos físicos; evite caminar y permanezca en reposo el mayor tiempo posible. Nada de sexo; no fume, no beba alcohol ni consuma carnes rojas ni alimentos ricos en grasas.” El paciente preocupado pregunta si así conseguirá vivir más tiempo. “No –responde el médico–; pero la idea de morir ya no le parecerá tan mala”.
Para muchos juristas[1], estas leyes constituyen una clara violación a la libertad de expresión y un avasallamiento de las libertades individuales; qué pensaríamos, argumentan, si nos obligaran a adornar nuestro automóvil con fotografías de accidentes de tránsito. Sin embargo estas discusiones no logran despertar demasiado interés; como si el consenso mayoritario acordara en que la meta de salvar vidas justifica posponer ciertas libertades. Los juristas, en cambio, piensan que esto podría tener consecuencias graves. Lo que empieza como una prohibición luego sigue con una obligación. Fernando Savater, en el ya citado artículo, expresa la misma opinión:
«Dado que hay gentes que sufren infartos por excesos o descompensaciones en la alimentación, ¿para cuándo el prohibir las grasas no menos que el tabaco o el dictarnos por real decreto la dieta ideal para conservarnos saludables y laboriosos? […] Quienes no se quejaron del prohibicionismo no tendrán luego derecho a rechazar la píldora obligatoria o la fortificante gimnasia rítmica matutina a toque universal de gong.»
La salud como imposición parece algo bastante desatinado; “viva saludable o muera en el intento”, podría ser el lema.
«Tal vez el peor insulto a un fumador en la década de los noventa fue el que recibió el condenado a muerte Larry White, en Huntsville, Tejas, cuando le negaron el último cigarrillo antes de la ejecución con la excusa de que sería perjudicial para su salud» (Gately, 2001, pág., 344).
Al parecer, el éxito de la campaña en contra del hábito de fumar ha logrado desplazar al cigarrillo como el principal factor de riesgo de infarto de miocardio; la obesidad ahora ha ocupado ese lugar. Pero ¿han disminuído los infartos de miocardio? Me pregunto cómo se categorizará a un sujeto que habiendo dejado de fumar y habiendo engordado por este intento, muere de infarto; ¿murió por haber fumado antes o por haber engordado ahora? ¿Se podría decir que murió por haber dejado de fumar? ¿Se animaría alguien a hacer una estadística de las personas que enferman y/o mueren luego de haber dejado de fumar? ¿O sería más útil a los fines de las campañas de salud reputar esos datos al haber fumado antes; al no haber dejado a tiempo?
¿Es reparable el daño social causado por el delito en nuestro derecho penal?
Por AB
En el blog de nuestros amigos Sin Corrupción, se ha publicado un breve post sobre dos fallos de la causa Tickets (Accor), en uno de los cuales la Sala IV de la CNCP dicta un arbitrario fallo "a la carta". La discusión central en el caso consistió en analizar si, a pesar de que hubo oposición expresa del fiscal para aplicar la suspensión de la persecución penal a prueba (la mal llamada probation) era posible aplicarla.
El Tribunal Oral Federal 2 rechazó el pedido de la defensa de dos imputados acusados de haber intentado coimear con $ 20 millones a un legislador nacional. La defensa recurrió en casación y la Sala IV, con los votos de González Palazzo, Diez Ojeda y Hornos, obligó al tribunal de juicio a conceder la suspensión.
Ésa fue la cuestión central del caso. Más allá de ello, los autores de la nota cuestionan que el tribunal de juicio no haya impuesto a los imputados la obligación de reparar el daño social causado por el delito:
Un total de 390 horas de trabajo comunitario por haber ofrecido 20 millones de coima a un Diputado de la Nación. Como no era el “deseo” de los imputados, no hay devolución dineraria alguna a la sociedad por el daño causado. Lo que se dice una ganga, también un mensaje espantoso.
En este punto, queremos destacar que a nuestro juicio, en el derecho vigente en Argentina no corresponde la reparación del daño causado por un hecho delcitivo cuando se trata de un delito que causa "daño social". A continuación publicamos la primera parte de un capítulo de un libro sobre el tema que se refiere a ese tema.
Muy interesante en el blog amigo, también, leer la crítica nota del fiscal Federico Delgado.
Es duro decidir quién es el más cagador de todos estos buenos señores. Hace no sé ya cuantos días estamos pidiendo que nos conecten Speedy en casa porque a fin de mes daríamos de baja Fibertel, obedeciendo al Gobierno.
Según salió presuroso a quedar bien con el Gobierno el sr. Sebastián Premici (Página/12):
... Desde Telefónica indicaron a Página/12 que en lo que respecta a su área de incumbencia (el sur del país), “podríamos ofrecer el servicio sin problemas”. “En la Capital Federal el tema estaría resuelto y donde llegan las compañías telefónicas, también. La principal dificultad pasa por algunas zonas del interior de la provincia de Buenos Aires donde hay proveedores más chicos que no poseen una capacidad inmediata para ofrecer el servicio”, afirmó a este diario Enrique Carrier, especialista en telecomunicaciones.
Pues fíjese que no, Sr. Premici; Speedy no me garantiza que a fin demes tendré instalado el servicio. Por supuesto cuando lo solicitamos la primeraa vez sí se comprometieron a eso. Una vez que uno cae en sus redes, que ellos cumplan es puro producto del azar. Conclusión, ¿qué hago yo si a fin de mes [CUANDO A FIN DE MES] dan de baja Fibertel y aún no han instaaldo Speedy? Me jodo...
Mi servicio de Fibertel está pago hasta fin de mes. Pues hoy, 19 de octubre, dejó de funcionar. Llamamos a la empresa que no existe [para dar el servicio] pero que sí existe [para cobrar], u técnico muy amablemente me indicó unos números raros para poner como dirección. Entonces apareció una pantalla que decía:
SI DESEA MANTENER NUESTRO SERVICIO DE 2 MG TIENE LA PROMOCIÓN DE $ 65 MENSUALES (POR SEIS MESES)
ACEPTAR AQUÍ
SI DESEA MANTENER NUESTRO SERVICIO DE 5 MG TIENE LA PROMOCIÓN DE $ 85 MENSUALES (POR SEIS MESES)
ACEPTAR AQUÍ
O
NO ACEPTAR
Entonces el operador de la Banda Chancha me informó que la única manera de que me restablezcan el servicio que ya pagué e interrumpieron antes de tiempo consistía en la libre elección entre las dos primeras opciones. Y que por supuesto podía elegir libremente que hacer.
Tan libremente que si optaba por el NO ACEPTAR me quedaba sin servicio.
Así que ahora soy cliente de Fibertel coactivamente, y quizá algún día seré cliente de Speedy voluntariamente, pero solo si a ellos se les canta.
Sin lugar a dudas coincido con cada una de las palabras del post "La lógica de los símbolos y el privilegio". Es cierto, como dijo "anónimo", que podrían encontrarse muchas anécdotas similares en el sector privado. Sin embargo, en el Poder Judicial la situación es mucho más grave y de raíces antíquisimas. Se proyecta sobre el trabajo y lo que es peor sobre el trato cotidiano. Como alguna vez hablamos con un compañero no sería raro que un tiempo nos estemos tratando de "vosotros, podeis, etc".
Con relación a los privilegios, es por demás llamativo como el común de los empleados de tribunales sienten que cumplen una función honorífica, que aparentemente no cumplirían los abogados litigantes y que no puede ser cuestionada públicamente. Está claro que aún rigen concepciones conservadoras sobre el rol del juez.
Sobre este tema, además de los libros que sugiere Arballo en su blog, es muy bueno "La justicia y sus secretos" de Massoni. Además de un artículo de Mario Juliano que puede encontrarse en pensamiento penal. Creo que se llamaba "La influencia del inquisitivismo en la práctica judicial".
Ahora bien, otro tema es el que plantea "anónimo" sobre la estabilidad y los problemas cotidianos del empleado judicial. Por un lado, es cierto que el Poder Judicial está lleno de meritorios y que, por lo común, el ascenso en el escalafón sólo tiene lugar a través de cargos interinos. De esta manera, la carrera de muchos años puede acabarse por el mal humor de un juez o el regreso de una persona a su puesto efectivo después de una larga ausencia. Tengo compañeros que de un día para otro pasaron de "secretario" a "escribiente".
Pero por otra parte, también es cierto que no sé si existe causa alguna que justifique tal estabiliidad. No sucede en otros lugares. Porqué deberíamos tenerla las empleados judiciales.
Además, no dejó de plantearme si tal estabilidad no es perniciosa. Existe una idea sumamente arraigada en tribunales de que por nada del mundo hay que renunciar. ¡Imaginemos todos los privilegios que perderíamos! Pero así es como el común de los empleados pasa su tiempo esperando la jubilación y el 82 por ciento móvil, para recién allí continuar con su vida.
Tal vez una de las mejores formas de abrir las puertas del Poder Judicial, paliar muchas de sus falencias y darle otra dinámica sería que el acceso a todos los cargos —no sólo para los cargos de juez, fiscal, defensor, etc.— tenga lugar a través de verdaderas entrevistas de trabajo y por concursos de aptitud e idoneidad previos.
cinco años llevo trabajando en el poder judicial y no tengo cargo ni siquiere un cargo efecto. mi vinculo laboral con el poder judicial es tan fuerte como el de vendedor ambulante con su cliente.
Según afirma en términos absolutos, no hay estabilidad “laboral” en el poder judicial. Es correcto, y no debe haberla, la estabilidad en el cargo de la que gozan algunos miembros del poder judicial no es un derecho subjetivo de carácter laboral. Es una garantía relacionada con la función cuyo objeto consiste en proteger a los usuarios de la administración de justicia y no a los miembros de ese poder. De todas maneras, no sé dónde leyó que se hablaba de tal estabilidad, funcional o no. Así que puede hacer lo que desee con su anónima burla, pues en su comentario está más que fuera de lugar.
Más allá de ello, aunque a Ud. le parezca gracioso, sí hay cargos en el poder judicial que incluyen la estabilidad: así por ejemplo, el de relator de los jueces del Superior Tribunal de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. La estabilidad, en ese caso, no tiene justificación alguna, pues no se vincula con la independencia del poder judicial. Y una abogada o abogado que es contratada por un miembro de ese tribunal como relator, no necesita protección de carácter laboral porque se supone que tiene la idoneidad suficiente como para conseguir trabajo una vez que el juez con quien trabaja deja su cargo. Con el régimen actual, probablemente, el juez sucesor contrate un nuevo relator —lo que así debe ser— y condene a coser expedientes al anterior.
De su situación personal no opinamos porque no la conocemos. Si Ud. hace bien su trabajo, por supuesto que no estamos de acuerdo con lo que le sucede.
Sigamos:
de otra parte, yo nunca he visto que en una empresa privada el gerente se presente 7.30 a trabajar o que lo haga en una silla de madera destruida mientras el empliado que ingreso hace dos meses trabaja en el sillon de cuero ergonometrico.
Probablemente se deba a que en las empresas privadas —como regla—, no sea ése el horario de trabajo de los gerentes, pero en el poder judicial nacional sí lo es. Y si bien yo nunca ví más que al auxiliar de mesa de entradas cuando he llevado un escrito, me han contado que a las siete y media no está ni el loro. Pero tómelo con pinzas, porque yo solo he ido a entregar escritos a tribunales. En todo caso, enójese con esos mentirosos que me lo contaron…
Y si en una empresa privada un gerente o quien sea debe concurrir a las siete y media de la mañana y como regla no lo hace, le dan un boleo en el tujes… Por otra parte, su respuesta da cuenta de manera obvia de la lógica de gallinero imperante en el poder judicial que Ud. justifica, y de las condiciones de trabajo en las cuales deben desempeñar su trabajo los “empliados” de las empresas privadas.
si hay algo de me genera un profundo enojo es la critica al poder judicial por parte de gente que lo unico que vio es al auxiliar de mesa de entrada cuando le recibe un escrito. ademas de dar lastima, no hay nada mas errado que sus apreciaciones.
La verdad, a mí me importa un rábano su enojo, porque a menos que vea visiones, los ascensores, estacionamientos, baños y comedores para jueces y otros funcionarios judiciales existen. Y no solo eso. El régimen de licencias es algo realmente increíble.
Lo que no da lástima pero resulta inaceptable en un Estado de derecho es su intolerancia a la crítica. Tampoco comprendemos de dónde sacó ese dogma con el que pretende defender al poder judicial, respecto de esa “gente que lo unico que vio es al auxiliar de mesa de entradas.”
El poder judicial —por si usted no lo sabe— es uno de los poderes del Estado. Y todos tenemos el derecho a criticarlo por las razones que nos vengan en gana. Con semejante criterio tengo se pretende eludir toda crítica —legítima o no, más allá de que no es a Ud. a quien le corresponde decidir sobre su legitimidad—, especialmente de quienes ni siquiera han visto en su vida a un auxiliar de mesa de entrada.
Así, por ejemplo, como yo jamás he ido a mesa de entradas del Congreso o del Poder Ejecutivo Nacional, también me debo callar la boca. ¡Lindo concepto del derecho a la expresión!
y ahora que alguien me dija que nos vamos todo 1.30... jajajajajaja las horas extras que hago (pasadas no las seis horas reglamentarios, sino ocho y sin cobrarlas, por supuesto) para resolver las pelotudeses atomicas que presentan determinados abogados (si asi puede llamarsele) son indefinidas y te aseguro que sobrepasan la carga de trabajo de muchos en el sector privado.
Así que Ud. hace horas extras para resolver “pelotudeses atómicas” que presentamos algunos abogados. El hecho de que algunos abogados presentemos “pelotudeses atómicas” no requiere trabajar horas extras. Al menos en los tribunales que yo conozco, lo usual es que luego de que uno funda su pedido, reciba como respuesta, varios días después de vencido el plazo, algo así como:
A lo solicitado por la defensa, no ha lugar por improcedente.
Téngase presente para su oportunidad.
Si eso a Ud. le lleva muchas horas, sepa disculpar. De ahora en más dejaré de llevarle escritos al auxiliar de la mesa de entradas. Fuera de esto, jamás he afirmado que los litigantes presentemos genialidades y que los jueces solo resuelvan pelotudeces. No estoy hablando de personas, estoy describiendo la racionalidad que informa casi todas las prácticas de una institución. Y en este sentido, no creo que todos los miembros del poder judicial trabajen más horas que quienes lo hacen en otros lugares. Por último, si el trabajo les lleva mucho tiempo, en gran medida se debe a la irracionalidad de la cultura organizacional propia de la institución. Y eso no solo lo digo yo, lo ha dicho un gran juez. Ver, al respecto: Justicia burocrática = Justicia inflamable y Maier y la papelización de la justicia, en el blog de Gustavo Arballo.
Si quiere debatir en serio, está Ud. cordialmente invitado. Basta con que escriba a la dirección debatenhd@me.com. Saludos,
Falta mucho por mejorar aún; especialmente que los estudiantes con qué reglas procesales str4abajamos —son una especie de cocktail código varios—. De todos modos, esto sirve para aprender de los errores. Y comienza la audiencia: