Alberto,
Sin lugar a dudas coincido con cada una de las palabras del post "La lógica de los símbolos y el privilegio". Es cierto, como dijo "anónimo", que podrían encontrarse muchas anécdotas similares en el sector privado. Sin embargo, en el Poder Judicial la situación es mucho más grave y de raíces antíquisimas. Se proyecta sobre el trabajo y lo que es peor sobre el trato cotidiano. Como alguna vez hablamos con un compañero no sería raro que un tiempo nos estemos tratando de "vosotros, podeis, etc".
Con relación a los privilegios, es por demás llamativo como el común de los empleados de tribunales sienten que cumplen una función honorífica, que aparentemente no cumplirían los abogados litigantes y que no puede ser cuestionada públicamente. Está claro que aún rigen concepciones conservadoras sobre el rol del juez.
Sobre este tema, además de los libros que sugiere Arballo en su blog, es muy bueno "La justicia y sus secretos" de Massoni. Además de un artículo de Mario Juliano que puede encontrarse en pensamiento penal. Creo que se llamaba "La influencia del inquisitivismo en la práctica judicial".
Ahora bien, otro tema es el que plantea "anónimo" sobre la estabilidad y los problemas cotidianos del empleado judicial. Por un lado, es cierto que el Poder Judicial está lleno de meritorios y que, por lo común, el ascenso en el escalafón sólo tiene lugar a través de cargos interinos. De esta manera, la carrera de muchos años puede acabarse por el mal humor de un juez o el regreso de una persona a su puesto efectivo después de una larga ausencia. Tengo compañeros que de un día para otro pasaron de "secretario" a "escribiente".
Pero por otra parte, también es cierto que no sé si existe causa alguna que justifique tal estabiliidad. No sucede en otros lugares. Porqué deberíamos tenerla las empleados judiciales.
Además, no dejó de plantearme si tal estabilidad no es perniciosa. Existe una idea sumamente arraigada en tribunales de que por nada del mundo hay que renunciar. ¡Imaginemos todos los privilegios que perderíamos! Pero así es como el común de los empleados pasa su tiempo esperando la jubilación y el 82 por ciento móvil, para recién allí continuar con su vida.
Tal vez una de las mejores formas de abrir las puertas del Poder Judicial, paliar muchas de sus falencias y darle otra dinámica sería que el acceso a todos los cargos —no sólo para los cargos de juez, fiscal, defensor, etc.— tenga lugar a través de verdaderas entrevistas de trabajo y por concursos de aptitud e idoneidad previos.
Saludos, FGA.
Sin lugar a dudas coincido con cada una de las palabras del post "La lógica de los símbolos y el privilegio". Es cierto, como dijo "anónimo", que podrían encontrarse muchas anécdotas similares en el sector privado. Sin embargo, en el Poder Judicial la situación es mucho más grave y de raíces antíquisimas. Se proyecta sobre el trabajo y lo que es peor sobre el trato cotidiano. Como alguna vez hablamos con un compañero no sería raro que un tiempo nos estemos tratando de "vosotros, podeis, etc".
Con relación a los privilegios, es por demás llamativo como el común de los empleados de tribunales sienten que cumplen una función honorífica, que aparentemente no cumplirían los abogados litigantes y que no puede ser cuestionada públicamente. Está claro que aún rigen concepciones conservadoras sobre el rol del juez.
Sobre este tema, además de los libros que sugiere Arballo en su blog, es muy bueno "La justicia y sus secretos" de Massoni. Además de un artículo de Mario Juliano que puede encontrarse en pensamiento penal. Creo que se llamaba "La influencia del inquisitivismo en la práctica judicial".
Ahora bien, otro tema es el que plantea "anónimo" sobre la estabilidad y los problemas cotidianos del empleado judicial. Por un lado, es cierto que el Poder Judicial está lleno de meritorios y que, por lo común, el ascenso en el escalafón sólo tiene lugar a través de cargos interinos. De esta manera, la carrera de muchos años puede acabarse por el mal humor de un juez o el regreso de una persona a su puesto efectivo después de una larga ausencia. Tengo compañeros que de un día para otro pasaron de "secretario" a "escribiente".
Pero por otra parte, también es cierto que no sé si existe causa alguna que justifique tal estabiliidad. No sucede en otros lugares. Porqué deberíamos tenerla las empleados judiciales.
Además, no dejó de plantearme si tal estabilidad no es perniciosa. Existe una idea sumamente arraigada en tribunales de que por nada del mundo hay que renunciar. ¡Imaginemos todos los privilegios que perderíamos! Pero así es como el común de los empleados pasa su tiempo esperando la jubilación y el 82 por ciento móvil, para recién allí continuar con su vida.
Tal vez una de las mejores formas de abrir las puertas del Poder Judicial, paliar muchas de sus falencias y darle otra dinámica sería que el acceso a todos los cargos —no sólo para los cargos de juez, fiscal, defensor, etc.— tenga lugar a través de verdaderas entrevistas de trabajo y por concursos de aptitud e idoneidad previos.
Saludos, FGA.
5 comentarios:
Alberto y Fernando, por ser este utlimo el autor de la entrada.
Si bien comparto mucho de lo dicho en esta entrada, como en la que se señala en "La logica de los simbolos y el privilegio"; me parece que tampoco conviene ir al extremo; tal vez seamos los menos quienes nos desempeñamos en el Poder Judicial y tenemos una optica critica al igual que lo que ustedes señalan. En lo personal, hace casi un año soy "meritorio/pasante/practicante" en el Poder Judicial de la Provincia de Buenos Aires, y realmente me duele ver que pareciera que lo que ustedes ilustran sea la unica imagen del empleado judicial que existiera (repito tal vez si sean la gran mayoría), pero creo que cuando ingresamos a esta noble tarea lo hacemos con otra ilusión.
Por mi parte en mi breve experiencia digamos desde "atras del mostrador" me he comido puteadas en todos los colores e idiomas, sistemas informaticos que no funcionan, sufrir por algun error cometido en las tareas que me han encomendado, acostarme pensando en si puse bien el domicilio de una cedula y un largo etcetera que no viene al caso.
Hoy en dia, sigo como meritorio/pasante/practicante, pero si algun dia llego a obtener algun bendito cargo (es algo que todos deseamos, tampoco caigamos en la hipocresia), todas esas preocupaciones, toda esa responsabilidad la voy a seguir teniendo asi sea auxiliar 6º o Juez de la SCBA o de la CSJN; pero porque hay una cosa que ni en la Facultad ni en Tribunales se inculca, que es el respeto, la responsabilidad y sobre todo el amor por lo que uno hace; y sinceramente, yo amo estudiar derecho y amo trabajar en el Poder Judicial, aportando aunque sea el mas minimo esfuerzo para que si bien sobrecargado de expedientes, con lugares insalubres para trabajar, con condiciones deplorables edilicias, etc. poder aportar algo para que todo el sistema burocratico funcione un poquito mejor.
Nada mas que eso... simplemente... todavia algunos tenemos ideales y conozco mucha gente que aun piensa como yo.
Jorge:
Insisto, no estoy hablando de personas, sino de la lógica de una institución: el trabajo esclavo del meritorio es parte de esa lógica perversa.
¿Creés que seguiría dando clases si no tuviera fe en el hecho de que ustedes pueden producir transformaciones positivas?
No estoy hablando de los má débiles de la corporación, estoy hablando de práccticas institucionales que se imponen de modo generalizado.
Saludos, y no te rindas jamás,
AB
Eso si, creo que es el tema de las corporaciones en general... Tal vez sea hora de cambiar el statu quo.
Gracias por tus palabras de aliento Alberto!
Jorge, esa es una generalizacion que no lleva a ningun lado. Ciertas practicas se cambian con otras especificas y claras: con un dejar en evidencia, con un mostrar que ponga en crisis. Conozco muchos funcionarios muy dedicados, pero ellos son tb. parte del problema. Como a los que les gustaria besar la alfombra por donde pasa un juez o los que se cierran sobre su funcion con el objeto de realizarla lo 'mejor posible'. En ninguna de estas dos personas hay malas intenciones, ni siquiera puede calificarse su trabajo de negativo. Sin embargo sus actitudes cotidianas pueden producir un sentimiento de inequidad e injusticia poco admisibles en una democracia. Que los abogados litigantes son aun peores. Que en el interior, por ejemplo, ni siquiera le muestran los expedientes a los clientes. Es cierto. Sin embargo, el Poder Judicial debe hacer de ciertos criterios y principios un ejemplo - por el que ademas esta obligado por ley, a diferencia de los abogados litigantes-: la transparencia, la igualdad y respeto en el trato. Como nadie puede reconocer una justicia donde se aplaude la opulencia y se ningunea al debil? Te acordas memorias del saqueo? Pues esa es la imagen que tienen muchos. La casa de los cuervos donde no se sabe bien por que procedimiento kafkiano se producen actos contingentes llamados sentencias, cuyo objeto es, supuestamente, garantizar expectativas.
Por alli Alberto hace enfasis en practicas que aparentemente son excepcionales. Pero no es asi, desde el momento que se permiten estan condenadas a la perpetuidad y generalidad, no importan cuan pocos o cuan muchos las lleven adelante. Es lo mismo que con la policia y los apremios, o los curas y los ninos: el consentimiento institucional es promocion.
Salud
La literatura y la burocracía (a mi amigo Gauna)
Acerca de la espera a la jubilaciòn:
"...el otro que se nos presenta con su medianía absoluta es un individuo que, como un molusco, se ha aferrado a la primera roca que encontró al paso y se quedó medrando mediocremente, sin una aspiraciòn, sin una rebeldía, siempre manso, siempre gris, siempre insignificante...siete mil quinientos días que se ha pasado un fulano haciéndole la guardia a un escritorio, mascullando las mismas frasecitas de encargue; temblando a cada cambio de política; soportándole la bilis a un jefe animal; aburriéndose de escribir siempre las mismas pavadas en el mismo papel de oficio y en el mismo tono pedestre y altisonante. Se necesita paciencia, hambre e inutilidad para llegar a tales extremos...
Roberto Arlt "aristocracia de barrio". Aguafuertes Porteñas, Editorial Losada. Página 281.
Publicar un comentario