COMUNICADO
RESPUESTAS A LA SENTENCIA DE LA SALA III
DE LA CÁMARA FEDERAL DE CASACIÓN PENAL
Invierten
la carga de la prueba
Primero tenemos que dejar asentado que a lo
largo de toda la sentencia los jueces invierten “la carga de la prueba”:
pretenden que Fernando Carrera tenga
el peso de demostrar su inocencia y que la causa fue armada por la Policía
Federal con la complicidad del poder judicial, en vez de la justicia probar que
él es culpable y que la causa no fue fraguada.
Pareciera
ser que se olvidaron que la Comisaría 34 fue la que mató a Ezequiel Demonty y que fue intervenida por el
Ministerio de Seguridad desde junio de 2011. En su sentencia se deja entrever
que la PFA es la mejor policía del mundo y reivindican precisamente la
violencia desde el Estado.
La doctrina Casal
Ninguno
de los tres jueces respetó el fallo del año pasado de la Corte Suprema de
Justicia, donde se les ordenó que revisaran no lo sólo la sentencia anterior
sino toda la causa, bajo el manto de la doctrina del fallo Casal, la cual sostiene: “el
tribunal de casación debe agotar el esfuerzo por revisar todo lo que pueda
revisar, o sea, por agotar la revisión de lo revisable”. Lejos de ellos, cualquier duda sobre la
culpabilidad de Carrera los jueces
de casación la devolvieron como un boomerang contra él: “Carrera no podía estar huyendo de un
robo porque venía de robar”, sostuvo Borinsky.
Nuevos testigos que
acreditan la versión Carrera
No fueron valorados dos nuevos y relevantes testimonios
aportados por la defensa después del estreno de El Rati Horror Show. Estos testigos acreditan que el Peugeot 504
negro, de la Comisaría 36, no tenía identificación alguna, que los policías
dispararon contra Carrera y que
éste jamás efectuó disparo alguno. A su vez, uno de esos testigos aseguró que
vio y escuchó al auto de Carrera transitar con el motor forzado, a muchas
revoluciones y haciendo mucho ruido —o sea que no utilizó la caja de cambios—,
descartando así la teoría de los jueces de que Carrera
efectuó maniobras luego de comenzar su huida y que no quedó inconsciente por el
disparo en la mandíbula.
Carrera no fue reconocido como el autor del robo
Los tres
votos consideran que el primer reconocimiento (fotográfico) fue positivo, a
pesar de que no lo fue. La víctima del robo en realidad dijo que la persona de
la foto —Carrera, y que casualmente era la número 1, influyendo así sobre su
testimonio— era “parecida” a quien les había robado. Un típico caso de
reconocimiento negativo.
Esta
misma víctima, un año después, en un reconocimiento de rueda de personas, dejó
asentado que de ver al que lo robó “lo
reconocería”. Cuando tuvo en frente a Carrera
aseguró: “No lo reconozco” (Adjuntamos
fojas). Estaba acompañando por las juezas Rosa del Socorro Lescano y Beatriz Bistué del Soler, vocales del TOC 14,
tribunal que condenó a Carrera en
2007. Durante el juicio oral, los dos damnificados tampoco reconocieron a Carrera como el autor del robo.
No
obstante, los tres jueces de casación consideraron que aquel reconocimiento falsamente
“positivo” prevalece sobre estos dos reconocimientos negativos contraviniendo
toda norma procesal.
Figueroa miente
La jueza asentó en su voto —y así también
en una entrevista concedida a Radio Nacional— que el testigo Villafañe aseguró en el juicio que “vio
el instante preciso cuando los policías le sacan a Carrera el arma de la mano y que no la quería soltar”. Lo
cual es FALSO. En realidad este testigo en el juicio afirmó que “después de
terminado los disparos, se abocó a buscar bolsas para tapar los cuerpos y
transcurridos aproximadamente 5 minutos lo llaman para ser testigo del momento
en que le quitan el arma a Fernando de su mano". Este intervalo de “5 minutos”
se omitió en las trascripciones de la sentencia del TOC 14, lo cual podemos
probar porque tenemos las grabaciones de las audiencias.
Abuso de
armas
Según los 3 jueces está acreditado que Carrera disparó contra la policía pero como
también hay dudas al respecto lo absuelven a través del principio indubio pro reo (la duda favorece al
acusado). Cabe recordar que Villafañe
había declarado en sede policial:
“Siendo en ese momento cuando el masculino
conductor del citado vehículo, lejos de acatar la orden saca un arma de fuego y
dispara tres veces contra el personal policial…”.
En el juicio, Villafañe sostuvo que nunca vio a Carrera disparar, que tan sólo escuchó disparos. Lo mismo
declaró Valdemoros, quien ni
siquiera reconoció su firma en el acta labrada en la Comisaría 34 donde le
hicieron decir: “… vi al delincuente disparar”. ¿Qué más podemos decir de Rubén
Maugeri? El humilde peluquero de
barrio que en realidad era el presidente de la cooperativa de la 34 y el dueño
del auto del comisario.
Las
armas
Los
magistrados continúan achacando que Fernando tenía un arma porque:
1. Un
testigo (que sólo declaró ante la policía) dijo que la vio en su mano.
2. Así lo
acreditan 7 policías.
Sin
embargo:
1. El arma
no coincide con la descripta por las víctimas del robo.
2. Quienes
no reconocieron dicha arma –dijeron que era una Browning negra, cuando la incautada
era una Taurus plateada.
3. Ya
dijimos que Villafañe jamás vio
“el instante preciso” en el que le quitan el arma a Carrera.
4. Al arma
no le tomaron huellas dactilares y a Carrera no
le hicieron el dermotest, ni al auto ni a su ropa prueba de parafina.
Como bien dice el considerando 14 del voto
de Zaffaroni, la tenencia del
arma por parte de Carrera
contradice el accionar del “cómplice” que supuestamente se fugó con las armas y
el dinero y borró los rastros del robo.
El cómplice fantasma
La jueza Figueroa
aseguró a Radio Nacional, y así también en su voto, que el cómplice se bajó del
auto y se llevó “el dinero y alguna de las armas”. Estas son meras
especulaciones sin argumentación ni medio de pruebas que así lo demuestre. Los
dos damnificados siempre aseguraron que cuando los perdieron de vista estaban
los dos delincuentes “dentro del auto”.
La
patente
Si los damnificados aseguraron desde el
mismo 25 de enero que el auto tenía una patente retráctil, ¿por qué en el
primer peritaje no apareció ese dispositivo? ¿Por qué no fueron a comprobar
dicho mecanismo directamente? ¿Por qué tardaron una semana en hallarlo? Refutan
diciendo que sería muy difícil que la policía “arme” ese dispositivo, cuando en
realidad está a un click de distancia
en Mercado libre:
Las
sirenas
Dan por acreditado que sí se escuchan
sirenas por los audios del Comando Radioeléctrico. Las sirenas sí se escuchan,
pero tiempo después que comience la persecución. Sin embargo, es muy extraño
que ningún testigo, ni UNO, haya asegurado haber escuchado sirenas. Es más, ni
siquiera los familiares de las víctimas, que estaban cruzando con ellos la
calle, escucharon sirena alguna. Las modulaciones del Comando Radioeléctrico nunca
fueron entregadas para ser peritadas.
No hubo
causa armada ni gatillo fácil
Los tres jueces aseguran, pero no
argumentan, contraviniendo lo dispuesto en la sentencia de la CSJN del año
pasado, que no existió causa armada alguna. Cattuci
se atreve a decir que “los delincuentes eran de disparo fácil”. Desestimaron el
escrito del 20 de setiembre de 2007 donde los fiscales de Pompeya, Dres. Munilla Lacasa y Giménez, le informaban al entonces procurador, Dr. Esteban Righi, que ellos se enteraron de lo
sucedido a través de los medios y no de la policía —como aseguró el Comisario Villar en el juicio— y que llegaron al
lugar “después de un lapso considerable de tiempo” y que “ya había sido
retirado el cuerpo del imputado”. Carrera fue trasladado al Hospital Penna
recién a las 14:30 hs, teniendo así más de una hora de tiempo para armar la
escena.
En un caso como éste, y
después de lo señalado explícitamente por Eugenio Zaffaroni en una causa donde se cuestiona a policías y
funcionarios judiciales de haber cometido varios delitos, y con un Ministerio
de Seguridad que instruye sumarios contra 8 policías y eleva un informe donde
se sostiene que “deberá ser objeto de análisis la razonabilidad del empleo
de la fuerza y del uso de armas” por parte de la policía, existe una
obligación especial del Estado de investigar a los agentes de ese mismo Estado. Solo
así podrían asegurar los jueces que la causa no fue armada, tomándose en serio
todo lo que venimos diciendo desde hace 8 años.
Para los
jueces de casación las Comisarías 34 y 36 pertenecen a la mejor policía del
mundo. Niegan que este sea un caso de gatillo fácil y violencia institucional, cuando
dos brigadas de civil dispararon más de 20 veces en plena vía pública y fusilaron
de 8 balazos a un ser humano ¡que estaba
acusado de robar 750 pesos! Esto es la instalación de la pena de muerte en
la Argentina; de “primero disparo y después pregunto”; esto es otorgar a las
policías de Argentina licencia para matar.
Todos
los que venimos trabajando por la libertad y la inocencia de Fernando desde
hace 8 años, esperamos que la Masacre de
Pompeya sea EL caso bisagra en la erradicación del gatillo fácil y la
violencia institucional en nuestro país.
Sentencia del TOC Nº 14
Sentencia de la Sala III
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