24 ago 2013

CASO CARRERA - RESPUESTAS A LA SENTENCIA DE LA SALA III










COMUNICADO
RESPUESTAS A LA SENTENCIA DE LA SALA III
DE LA CÁMARA FEDERAL DE CASACIÓN PENAL

Invierten la carga de la prueba

Primero tenemos que dejar asentado que a lo largo de toda la sentencia los jueces invierten “la carga de la prueba”: pretenden que Fernando Carrera tenga el peso de demostrar su inocencia y que la causa fue armada por la Policía Federal con la complicidad del poder judicial, en vez de la justicia probar que él es culpable y que la causa no fue fraguada.

Pareciera ser que se olvidaron que la Comisaría 34 fue la que mató a Ezequiel Demonty y que fue intervenida por el Ministerio de Seguridad desde junio de 2011. En su sentencia se deja entrever que la PFA es la mejor policía del mundo y reivindican precisamente la violencia desde el Estado.

La doctrina Casal

Ninguno de los tres jueces respetó el fallo del año pasado de la Corte Suprema de Justicia, donde se les ordenó que revisaran no lo sólo la sentencia anterior sino toda la causa, bajo el manto de la doctrina del fallo Casal, la cual sostiene: “el tribunal de casación debe agotar el esfuerzo por revisar todo lo que pueda revisar, o sea, por agotar la revisión de lo revisable”. Lejos de ellos, cualquier duda sobre la culpabilidad de Carrera los jueces de casación la devolvieron como un boomerang contra él: “Carrera no podía estar huyendo de un robo porque venía de robar”, sostuvo Borinsky.  

Nuevos testigos que acreditan la versión Carrera

No fueron valorados dos nuevos y relevantes testimonios aportados por la defensa después del estreno de El Rati Horror Show. Estos testigos acreditan que el Peugeot 504 negro, de la Comisaría 36, no tenía identificación alguna, que los policías dispararon contra Carrera y que éste jamás efectuó disparo alguno. A su vez, uno de esos testigos aseguró que vio y escuchó al auto de Carrera transitar con el motor forzado, a muchas revoluciones y haciendo mucho ruido —o sea que no utilizó la caja de cambios—, descartando así la teoría de los jueces de que Carrera efectuó maniobras luego de comenzar su huida y que no quedó inconsciente por el disparo en la mandíbula.   

Carrera no fue reconocido como el autor del robo

Los tres votos consideran que el primer reconocimiento (fotográfico) fue positivo, a pesar de que no lo fue. La víctima del robo en realidad dijo que la persona de la foto —Carrera, y que casualmente era la número 1, influyendo así sobre su testimonio— era “parecida” a quien les había robado. Un típico caso de reconocimiento negativo.

Esta misma víctima, un año después, en un reconocimiento de rueda de personas, dejó asentado que de ver al que lo robó “lo reconocería”. Cuando tuvo en frente a Carrera aseguró: “No lo reconozco” (Adjuntamos fojas). Estaba acompañando por las juezas Rosa del Socorro Lescano y Beatriz Bistué del Soler, vocales del TOC 14, tribunal que condenó a Carrera en 2007. Durante el juicio oral, los dos damnificados tampoco reconocieron a Carrera como el autor del robo.  

No obstante, los tres jueces de casación consideraron que aquel reconocimiento falsamente “positivo” prevalece sobre estos dos reconocimientos negativos contraviniendo toda norma procesal.  

Figueroa miente

La jueza asentó en su voto —y así también en una entrevista concedida a Radio Nacional— que el testigo Villafañe aseguró en el juicio que “vio el instante preciso cuando los policías le sacan a Carrera el arma de la mano y que no la quería soltar”. Lo cual es FALSO. En realidad este testigo en el juicio afirmó que “después de terminado los disparos, se abocó a buscar bolsas para tapar los cuerpos y transcurridos aproximadamente 5 minutos lo llaman para ser testigo del momento en que le quitan el arma a Fernando de su mano". Este intervalo de “5 minutos” se omitió en las trascripciones de la sentencia del TOC 14, lo cual podemos probar porque tenemos las grabaciones de las audiencias.

Abuso de armas

Según los 3 jueces está acreditado que Carrera disparó contra la policía pero como también hay dudas al respecto lo absuelven a través del principio indubio pro reo (la duda favorece al acusado). Cabe recordar que Villafañe había declarado en sede policial:

“Siendo en ese momento cuando el masculino conductor del citado vehículo, lejos de acatar la orden saca un arma de fuego y dispara tres veces contra el personal policial…”.

En el juicio, Villafañe sostuvo que nunca vio a Carrera disparar, que tan sólo escuchó disparos. Lo mismo declaró Valdemoros, quien ni siquiera reconoció su firma en el acta labrada en la Comisaría 34 donde le hicieron decir: “… vi al delincuente disparar”. ¿Qué más podemos decir de Rubén Maugeri? El humilde peluquero de barrio que en realidad era el presidente de la cooperativa de la 34 y el dueño del auto del comisario.

Las armas

Los magistrados continúan achacando que Fernando tenía un arma porque:
1.   Un testigo (que sólo declaró ante la policía) dijo que la vio en su mano.
2.   Así lo acreditan 7 policías.
  
Sin embargo:
1.   El arma no coincide con la descripta por las víctimas del robo.
2.   Quienes no reconocieron dicha arma –dijeron que era una Browning negra, cuando la incautada era una Taurus plateada.
3.   Ya dijimos que Villafañe jamás vio “el instante preciso” en el que le quitan el arma a Carrera.
4.   Al arma no le tomaron huellas dactilares y a Carrera no le hicieron el dermotest, ni al auto ni a su ropa prueba de parafina.

Como bien dice el considerando 14 del voto de Zaffaroni, la tenencia del arma por parte de Carrera contradice el accionar del “cómplice” que supuestamente se fugó con las armas y el dinero y borró los rastros del robo.

El cómplice fantasma

La jueza Figueroa aseguró a Radio Nacional, y así también en su voto, que el cómplice se bajó del auto y se llevó “el dinero y alguna de las armas”. Estas son meras especulaciones sin argumentación ni medio de pruebas que así lo demuestre. Los dos damnificados siempre aseguraron que cuando los perdieron de vista estaban los dos delincuentes “dentro del auto”.

La patente

Si los damnificados aseguraron desde el mismo 25 de enero que el auto tenía una patente retráctil, ¿por qué en el primer peritaje no apareció ese dispositivo? ¿Por qué no fueron a comprobar dicho mecanismo directamente? ¿Por qué tardaron una semana en hallarlo? Refutan diciendo que sería muy difícil que la policía “arme” ese dispositivo, cuando en realidad está a un click de distancia en Mercado libre:

Las sirenas

Dan por acreditado que sí se escuchan sirenas por los audios del Comando Radioeléctrico. Las sirenas sí se escuchan, pero tiempo después que comience la persecución. Sin embargo, es muy extraño que ningún testigo, ni UNO, haya asegurado haber escuchado sirenas. Es más, ni siquiera los familiares de las víctimas, que estaban cruzando con ellos la calle, escucharon sirena alguna. Las modulaciones del Comando Radioeléctrico nunca fueron entregadas para ser peritadas.

No hubo causa armada ni gatillo fácil

Los tres jueces aseguran, pero no argumentan, contraviniendo lo dispuesto en la sentencia de la CSJN del año pasado, que no existió causa armada alguna. Cattuci se atreve a decir que “los delincuentes eran de disparo fácil”. Desestimaron el escrito del 20 de setiembre de 2007 donde los fiscales de Pompeya, Dres. Munilla Lacasa y Giménez, le informaban al entonces procurador, Dr. Esteban Righi, que ellos se enteraron de lo sucedido a través de los medios y no de la policía —como aseguró el Comisario Villar en el juicio— y que llegaron al lugar “después de un lapso considerable de tiempo” y que “ya había sido retirado el cuerpo del imputado”. Carrera fue trasladado al Hospital Penna recién a las 14:30 hs, teniendo así más de una hora de tiempo para armar la escena.

En un caso como éste, y después de lo señalado explícitamente por Eugenio Zaffaroni en una causa donde se cuestiona a policías y funcionarios judiciales de haber cometido varios delitos, y con un Ministerio de Seguridad que instruye sumarios contra 8 policías y eleva un informe donde se sostiene que “deberá ser objeto de análisis la razonabilidad del empleo de la fuerza y del uso de armas” por parte de la policía, existe una obligación especial del Estado de investigar a los agentes de ese mismo Estado. Solo así podrían asegurar los jueces que la causa no fue armada, tomándose en serio todo lo que venimos diciendo desde hace 8 años.

Para los jueces de casación las Comisarías 34 y 36 pertenecen a la mejor policía del mundo. Niegan que este sea un caso de gatillo fácil y violencia institucional, cuando dos brigadas de civil dispararon más de 20 veces en plena vía pública y fusilaron de 8 balazos a un ser humano ¡que estaba acusado de robar 750 pesos! Esto es la instalación de la pena de muerte en la Argentina; de “primero disparo y después pregunto”; esto es otorgar a las policías de Argentina licencia para matar.

Todos los que venimos trabajando por la libertad y la inocencia de Fernando desde hace 8 años, esperamos que la Masacre de Pompeya sea EL caso bisagra en la erradicación del gatillo fácil y la violencia institucional en nuestro país.



Sentencia del TOC Nº 14

Sentencia de la Sala III


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