VIAJANDO CON ESTEBAN CHERVIN
Por Alberto Bovino
El despertador sonaba enloquecido a las 4 AM en mi cuarto.
Yo dormía como un oso hibernando. A las 4:15 AM Esteban Chervin comenzó a llamarme al celular sin ningún éxito.
Finalmente, a las 4:30 escuché la llamada y logré atender. Esteban me recordó
que a las 4:45 AM me pasaría a buscar por mi casa para ir juntos a Aeroparque a
tomar nuestro vuelo. Y efectivamente, a las 4:45 tocaba el portero como un
desaforado. Luego de que logré vestirme y recoger todas las cosas que llevaría
en nuestro viaje, bajé a las 4:55. Esteban me decía que perderíamos el avión.
Le dije que no, que llegaríamos a Aeroparque en cinco minutos.
Llegamos a Aeroparque rápidamente, porque a esa hora la
ciudad entera dormía. Antes de entrar a la terminal le digo a Esteban:
—Bancá que necesito fumarme un pucho antes de subirme al
avión.
Esteban me miró como si yo estuviera loco y se resignó a
esperarme.
—No seas ansioso, recién son las 5:15, el vuelo sale a lasa
5:45 y, además, los vuelo de Aerolíneas nunca salen a horario.
—¡Pero ya están llamando para abordar!
—Ése es el primer llamado…
La expresión de su cara me dio pena, me sentí cruel, apagué
el pucho y dije
—Bueno, vamos, ¡exagerado!
Mi compañero de viaje había hecho el check in por internet,
no llevábamos equipaje para despachar, así que marchamos raudamente hacia la
puerta de embarque. Esteban se me adelantó diciendo que iba a avisar que no nos
cierren el vuelo. Con Esteban marcharon los dos boarding pass.
Cuando llegó al final de ese pasillo gigantesco que hay en
Aeroparque, me pareció escuchar mi nombre por el altoparlante. Luego de entrar
a la zona de pasajeros, veo una cola larguísima para pasar por seguridad. Me
adelanté y le dije a la mujer encargada que me estaban llamando por el
altoparlante. Me dejó pasar, me desvestí de mis objetos metálicos, pasé el
control sin problemas, y marché a la puerta de embarque. Como no podía ser de
otra manera, era la que estaba en último lugar.
Caminé tranquilo hasta allí. Cuando llegó con mi mejor
sonrisa, la azafata me miró con una cara de orto de aquellas. Me mandé al avión
y por fin podrían cerrar el vuelo. Pero no fue así. Un pasajero irresponsable
logró demorarnos a todos. Al subir al bus que nos llevaría al avión, veo que
Esteban se baja corriendo del bus. Pensé que no me había visto subir y le pegué
un grito. Me miró con cara de “Ya sé, boludo” y salió corriendo. A los cinco
minutos se lo vio llegar jadeando. Se subió y le pregunté qué le había pasado
—Me había olvidado la mochila cuando pasamos seguridad.
—Sos un irresponsable —le dije—, culpa tuya casi perdemos el
vuelo…
2 comentarios:
Se viene la segunda parte de la historia....
Es una amenaza?
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