¿Pero cómo no nos dimos cuenta antes?
Por M.F.
El hecho que la mayoría de las religiones se opongan abiertamente a las relaciones homosexuales y por ende aún más enfáticamente a su legitimación jurídica, no es nuevo. Muestra de coherencia con sus principios; judíos, católicos y evangélicos, entre otros, entienden que la unión de personas del mismo sexo, rompe con la constitución familiar en la que se sustenta la organización de nuestras sociedades.
Si. Usted ha leído bien.
El art. 19 de la C. N. consagra espacios de libertad en los que le Estado no puede penetrar recortando esa libertad, impidiendo su desarrollo en la medida y alcance en que cada individuos lo considere pertinente.
Quizás el terreno constitucional no sea un lugar amigable para frenar el proyecto, sino más bien un campo minado para quienes pretendan seguir transitando el camino de la arbitrariedad.
Los argumentos han sido de lo más variados, desde el agorero fin de la raza humana, hasta la sutil trampa de una prohibición etimológica. (ver aquí excelente análisis sobre este último punto)
Pero en estos días asistimos con asombro a un novedoso argumento, muestra de que hurgar fuera del ámbito en el que esos principios se conciben, en busca de sostener una posición insostenible fuera de ellos, puede hacernos derrapar y caer en nuestras propias trampas.
El arzobispo de La Plata, Héctor Aguer, pidió que el Senado nacional no avance en la aprobación de la ley que permite el casamiento entre dos personas del mismo sexo, al considerar que se trata de una cuestión "inicua”, es decir contraria a la equidad, "que altera el ordenamiento jurídico" del país.
Agregando que "la sanción de la Cámara de Diputados ha producido una alteración del ordenamiento jurídico de la sociedad porque la cuestión clave es que la convivencia de dos personas del mismo sexo es un hecho privado y, según nuestra Constitución nacional, las acciones privadas de los ciudadanos están reservadas a Dios".
Por eso, opinó que las uniones homosexuales "tendrán que ver con la conciencia, exentas de la intrusión de los magistrados".
Si. Usted ha leído bien.
El arzobispo apela a la garantía consagrada en el art. 19 de nuestra Constitución Nacional, para sostener que la aprobación del matrimonio homosexual, representaría una injerencia indebida por parte del Estado, y que dicho ámbito solo le estaría reservado a Dios - es decir - a su representado, cuya opinión lamentablemente no podemos escuchar directamente.
¿Pero qué nos está diciendo Aguer?
La norma constitucional establece un límite a la potestad estatal, impidiendo que las acciones privadas de los hombres que de ningún modo ofendan al orden y a la moral pública, ni perjudiquen a un tercero, sean objeto de restricciones reglamentarias y por ende de su juzgamiento por parte de los magistrados.
Si desarrollamos este principio a la luz de la opinión del eclesiástico frente al matrimonio homosexual, debemos concluir inexorablemente que para el arzobispo la convivencia entre personas del mismo sexo, es un acto privado que de ningún modo ofende al orden y la moral pública ni perjudica a terceros, mientras que la convivencia de personas del distinto sexo, sí es un acto capaz de ofender al orden y la moral pública o perjudicar a terceros.
La inadecuada apelación a este principio resulta evidente, salvo que estemos ante un reformador revolucionario. Cosa que no parece.
El art. 19 de la C. N. consagra espacios de libertad en los que le Estado no puede penetrar recortando esa libertad, impidiendo su desarrollo en la medida y alcance en que cada individuos lo considere pertinente.
Por el contrario, posibilitar el matrimonio entre personas del mismo sexo es ampliar esa libertad, no restringirla más allá de los límites que impone la Constitución Nacional, permitiendo que quienes elijan formalizar esa unión gocen de los mismos derechos que poseen las parejas heterosexuales.
La convivencia de dos personas del mismo sexo es un acto tan privado e inocuo como la convivencia de dos personas de distinto sexo.
Inicua, es la realidad de nuestro sistema legal y no la reforma que se propone, como la calificó Aguer.
Quizás el terreno constitucional no sea un lugar amigable para frenar el proyecto, sino más bien un campo minado para quienes pretendan seguir transitando el camino de la arbitrariedad.
Hay que mirar donde uno pisa.
12 comentarios:
Compañero de taller, qué ilustración estas palabras!
Gracias.
Nos vemos.
¿Ese tipo estaba hablando en serio?
¿Un juez civil no está obligado a declararle la insania de oficio, me pregunto?
Muy buen post. Saludos,
AB
Yo lo habia leido en el diario y se nota que como cura tiene que seguir dedicandose al vino sacramental porque de derecho no caza una.
Eso si, no se quedan ahi eh, ahora desde la iglesia denuncian que la iniciativa "altera el sustento mismo de la vida en sociedad" y que se "está violentando el concepto constitucional de matrimonio"... Estos muchachos son tremendos! (http://www.clarin.com/diario/2010/05/18/um/m-02197125.htm)
El post, impecable.
Saludos, Nico
Bueno, no nos sorprendamos de estas declaraciones y apelaciones a argumentos falaces viniendo de quien viene.
La iglesia no lo reconocera y se daran opiniones de todo tipo. Me parece muy bueno que, en vez de tomar el argumento y desecharlo sin fundamentarlo, tomes lo que se dijo y "explicar" la correcta interpretacion de este principio.
Porque es facil decir lisa y llanamente " es una boludez", pero mas dificil es explicar el por qué.
Buen post.
Entre ésto y la doctrina de la inexistencia del acto jurídico del derecho civil pregonada por Jay Jay llambías y otros del opus, no hay tanta diferencia.
Capaz la funda intelectual que se le pone encima que hace parecer uno una idea más torpe y la otra una idea más pro.
Tomás, creo sinceramente que la supuesta "pátina" de la funda "intelectual" de los conservadores actuales, como JJLL, es solo una pátina.
Estos conservas son bastante menos ilustrados que sus predecesores.
Saludos,
AB
Estimados: me anoto en la embestida. ¿No hablaba Hector, acaso, del cerco que rodea sus culpas?
Un conservador en serio estaría ROTUNDAMENTE a favor del matrimonio para todos y todas. El problema acá es que no son conservadores, sino fanáticos religiosos. Por eso tienen la misma postura de la izquierda más recalcitrante dentro de la comunidad gay, que también están contra el matrimonio gay, aunque por distintas razones. Los religiosos consideran todavía que Dios creó a Adán y Eva y a la serpiente parlanchina. Y consideran el matrimonio todavía un sacramento. Los de la izquierda recalcitrante consideran al matrimonio un mamotreto viejo que ya no sirve para regular nada, sino para oprimir.
Ahora, acá va un argumento conservador en serio. Supongamos que miramos las estadísticas y vemos que los hombres solteros suelen ser problemáticos desde el punto de vista de la ingeniería social. Propagan enfermedades venéreas, se ponen en pedo y arman quilombo a la salida de los bares (en pequeña escala) o arman guerras insólitas (en gran escala). Esto es un poco exagerado, pero no es del todo insólito. El matrimonio es una institución, en cierto sentido, de control social. Si pensás así (como muchos conservadores sí lo hacen), qué mejor que meter dentro de esa institución controladora a un grupo de hombres solteros? Y así bajar sensiblemente su cantidad de compañeros sexuales, y redirigir sus objetivos de ponerse en pedo, tomar falopa y tirarse en el sofá a tomar cerveza y comer papafritas a algo un poco más "productivo" como crear una familia y vínculos duraderos, que no son tan fáciles de romper como una cama de una noche o un noviazgo "sin compromisos"?
Todo esto que dije acá arriba lo piensa la gente de La Nación. Y algo de razón tienen. Y sin embargo la segunda parte de la ecuación no la compran, porque son prejuiciosos y religiosos, y quizás porque desconocen la verdadera historia del matrimonio (que no es que Jesús casó a sus discípulos y discípulas, previo pasearlos por Corrientes en bolas en el baúl de un auto), sino que el matrimonio surge como herramienta de control y de regular, en las parejas temas como el dinero, el parentesco, la herencia, los hijos, etc.
Muy bueno este post. Coincido en que es muy fácil dar por sentado que es una boludez, pero es nuestro deber el ilustrar sobre "por qué" el argumento es una boludez. Te aplaudo!
Cada tanto un ¡gracias blog! por mantenerte actualizado.
Saludos
PD: La ilustración hace tiempo que parece solo un signo de distinción, no?
Buenas noches:
Estoy a favor del matrimonio gay, pero encontré esto:
[El matrimonio en el derecho constitucional] La Constitución Nacional promueve la familia fundada en el matrimonio (cf. artículos 14 bis y 20 de la Constitución Nacional). A la luz de los Tratados Internacionales de Derechos Humanos, la noción constitucional de matrimonio refiere a la unión de varón y mujer. Cualquier modificación del Código Civil (art. 172) que eliminara el requisito de heterosexualidad para la celebración del matrimonio sería inconstitucional.
Será que hay que reformar la constitución? pregunto si esto es asi realmente a los fines de instruirme. Gracias. Atte
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