EL MIEDO POSITIVISTA
Por Martín de la Canal
Por Martín de la Canal
Ayer cerca de las 20.00 hs. cerramos el estudio y nos volvíamos a nuestros aposentos. En el trayecto paramos en la farmacia ubicada en la esquina de dos importantes avenidas de Necochea: la 58 y 75. El motivo no revestía mayor trascendencia: la compra de un frasquito de plástico para un análisis de orina de rutina producto del embarazo de Lau.
Era una noche cerrada y oscura. Mi esposa esperó en el auto y yo bajé a comprar el bendito frasquito. Una joven mujer, dueña o empleada, desconozco el dato, atendía a un hombre mayor, otro esperaba su turno, y dos muchachones de no más de 16 o 17 años aguardaban, también, ser atendidos. Sus aspectos encajaban perfecta y milimétricamente en el estereotipo de lo que comúnmente se conoce como "punga": flacos, desaliñados, sucios, con ropa holgada y zapatillas aparatosas, uno llevaba pelo largo, y ambos con gorros de lana.
El repiqueteo positivista de Lombroso, Garofalo y Ferri, y por qué no, José Ingeniero, retumbaba en mis sienes, aumentando con la proximidad del turno de los dos "altamente sospechosos" individuos.
Llegó el momento en donde quedamos los cuatro solos.
—Chicos, ¿qué necesitan? —preguntó la dama—.
—Atienda primero al señor —respondió escuetamente uno de ellos—.
En este estadio mi mirada teñida de preocupación se transformó en la del cernícalo que avizora su presa en la lejanía del horizonte.
—Pero chicos, estaban ustedes primero, qué necesitan?
Ahora la transformación fue en la voz de la dueña/empleada que se había agudizado notablemente.
—No importa, atienda primero a él —volvió a responder, esta vez con sus manos en el profundo bolsillo de su campera rapera—.
En ese momento, escasos segundos, en los que todos nos cruzamos al unísono las miradas, comenzó la película en mi mente: recordé mis años mozos cuando entrenaba con la selección argentina de TaeKwon-Do de la WTF y estaba hecho una gacela. Ahora, después de más de 15 años de inactividad, me había transformado en una vaca empantanada. Igual confiaba en mis condiciones y entré a merituar las dos posibilidades que se me plantearon: si sacan un cuchillo me haría el héroe y trataría de evitar el inexorable asalto; en cambio, si lo utilizado era un arma de fuego, ya me estaba resignando a entregar mi billetera.
Se acercaron sigilosamente al mostrador. La cara de la dueña/empleada tenía una palidez de tanta magnitud que la tez de la conductora Viviana Canosa se asemejaba a la de una mujer oriunda de Camerún.
Se pararon con firmeza:
—¿Tiene crema para las hemorroides?
—Sí, son 27 pesos.
—Aquí tiene.
—Mucha gracias, hasta luego.
—Gracias.
Se fueron, y la dinámica del paso del tiempo volvió a la normalidad.
—Ayy, que susto me pegué.
—No, no pasa nada, respondí descaradamente.
Era una noche cerrada y oscura. Mi esposa esperó en el auto y yo bajé a comprar el bendito frasquito. Una joven mujer, dueña o empleada, desconozco el dato, atendía a un hombre mayor, otro esperaba su turno, y dos muchachones de no más de 16 o 17 años aguardaban, también, ser atendidos. Sus aspectos encajaban perfecta y milimétricamente en el estereotipo de lo que comúnmente se conoce como "punga": flacos, desaliñados, sucios, con ropa holgada y zapatillas aparatosas, uno llevaba pelo largo, y ambos con gorros de lana.
El repiqueteo positivista de Lombroso, Garofalo y Ferri, y por qué no, José Ingeniero, retumbaba en mis sienes, aumentando con la proximidad del turno de los dos "altamente sospechosos" individuos.
Llegó el momento en donde quedamos los cuatro solos.
—Chicos, ¿qué necesitan? —preguntó la dama—.
—Atienda primero al señor —respondió escuetamente uno de ellos—.
En este estadio mi mirada teñida de preocupación se transformó en la del cernícalo que avizora su presa en la lejanía del horizonte.
—Pero chicos, estaban ustedes primero, qué necesitan?
Ahora la transformación fue en la voz de la dueña/empleada que se había agudizado notablemente.
—No importa, atienda primero a él —volvió a responder, esta vez con sus manos en el profundo bolsillo de su campera rapera—.
En ese momento, escasos segundos, en los que todos nos cruzamos al unísono las miradas, comenzó la película en mi mente: recordé mis años mozos cuando entrenaba con la selección argentina de TaeKwon-Do de la WTF y estaba hecho una gacela. Ahora, después de más de 15 años de inactividad, me había transformado en una vaca empantanada. Igual confiaba en mis condiciones y entré a merituar las dos posibilidades que se me plantearon: si sacan un cuchillo me haría el héroe y trataría de evitar el inexorable asalto; en cambio, si lo utilizado era un arma de fuego, ya me estaba resignando a entregar mi billetera.
Se acercaron sigilosamente al mostrador. La cara de la dueña/empleada tenía una palidez de tanta magnitud que la tez de la conductora Viviana Canosa se asemejaba a la de una mujer oriunda de Camerún.
Se pararon con firmeza:
—¿Tiene crema para las hemorroides?
—Sí, son 27 pesos.
—Aquí tiene.
—Mucha gracias, hasta luego.
—Gracias.
Se fueron, y la dinámica del paso del tiempo volvió a la normalidad.
—Ayy, que susto me pegué.
—No, no pasa nada, respondí descaradamente.
19 comentarios:
Excelente relato!! A veces nos sale el garofalo nato jajaaja!!!
¿A veces?
Con q cara damos criminología en la uba dps?
Las historias de este estilo se repiten, creo, en las vidas de todos; aún de los que se pueden considerar (como yo) los más acérrimos defensores de las Garantías Constitucionales y supra.
Soy estudiante de Derecho y estoy asistiendo justamente a un taller de Criminología en el que debatimos estas cuestiones, que son por demás apasionantes!
Llegué al blog de casualidad, los sigo!
Saludos!
Hola Ana, bienvenida al circo. Si lo que buscabas era un blog psicótico, éste es para vos.
Gracias por el comentario y seguí haciéndolo que muchísima gente no se anima.
Saludos,
Bovino
Jajaja! Blogs psicóticos hay muchos. El mío va en camino al psiquiátrico, sobre todo no tiene nada que ver con el Derecho (aunque alguna cosita siempre se filtra vió); pero me arriesgo a decir más bien que no tiene nada que ver con nada!
Saludos!
Coincido con casi todo lo expuesto por Ana, salvo lo del taller de criminología, que no tengo en mi facu.
Historia parecida me ha pasado de niño, cuando jugando con mi hermano en la puerta del negocio de papá, con esas pistolas de puntas rojas (para que se noten que son de juguetes), cuando paran otros chicos en una bici, esto podriamos calificarlos como "morochos" "menores adultos", los cuales se ofrecen a jugar, inocencia de niño, invito al joven y le digo, "pero vos no tenes arma" a lo que me responde " si lo que pasa es que si la saco y te disparo no te levantas mas", la pucha , me puse blanco, deje a mi hermano abandonado y fuí corriendo en busca de papá, "Pá afuera hay dos chicos que tienen un arma y me quieren matar", no va que se le asoma la "culata" de la pistola por el pantalon y sale mi viejo a los gritos, frente a lo que estos jovenes dejan las vicis y salen corriendo con todas sus fuerzas, y ahí papá agarra las bicis y se las tira (nunca había visto algo igual) y les pega por las espaldas, a todo esto ya los vecinos habian llamado al policía retirado que custodiaba el barrio, los detienen, agarran las armmas que a prima facie parecían "posta" y descubren que eran de esas que no tenian punta roja, que tiraban "balines" de plastico y los chicos la usaban para cazar pajaritos...
yo que se, anecdotas de niño que creo se amolda al caso de autos.
saludos
Te juro que cuando empece a leer el relato pense en que terminaba con los pibes pidiendo forros... pero lo de la pomada para los hemorroides es mucho mas gracioso; posta que parece salido de un chiste.
Saludos, Nico
Gracias a todos por las críticas, y sobre todo, por participar. Les aseguro que la historia es TOTALMENTE verídica. Cuando subí al auto y le conté a Lau se estuvo cagando de risa todo el camino hasta casa, eso me motivó publicarlo. En relación a lo criminológico, lamentablemente estamos contaminados con el prejuicio. Nos guste o no, nos cala hondo el discurso positivista. Yo escuché decir a Jorge Lanata que en algunas avenidas no frenaba aunque el semáforo estuviera en rojo.-
Mil gracias de nuevo
Saludos
Martín de Neco
Coincido, pensé que iban a pedir preservativos...
Muy bueno Martín!!
M.F.
El relato de los hechos despierta mi jocosidad cuando aparece la pomada para hemorroides, pero hasta ese momento mi prejuicio pudo más y continuaba debatiéndome, al tiempo que leía, entre un desenlace infeliz y el que se produjo. Nuestro bendito país nos regala a diario este tipo de situaciones, y el miedo que suele ser preventivo en cabezas pensantes puede provocar un desastre en cabezas contrarias. Demás está decir que el relato es excelente, para pensar y reflexionar...
Todo el mundo tiene prejuicios. Es normal, y probablemente esté en los genes (tener prejuicio, no uno específico). Puede tenr relación con la seguridad personal.
El problema es otro. Es dejarse llevar por el prejuicio y actuar en función de él. Enseñarle a los chicos prejuicios específicos.
De la obra "South Pacific: de Rodgers y Hammerstein, una canción:
You've Got To Be Carefully Taught
You've got to be taught
To hate and fear,
You've got to be taught
From year to year,
It's got to be drummed
In your dear little ear
You've got to be carefully taught.
You've got to be taught to be afraid
Of people whose eyes are oddly made,
And people whose skin is a diff'rent shade,
You've got to be carefully taught.
You've got to be taught before it's too late,
Before you are six or seven or eight,
To hate all the people your relatives hate,
You've got to be carefully taught!
Traducción:
¡Hay que enseñarte a odiar y temer,
año tras año, hay que enseñártelo,
machaconamente en tu querida orejita-
hay que esmerarse en enseñártelo
Hay que enseñarte el miedo
hacia la gente de ojos extraños,
hacia la gente con otros matices en su piel-
hay que esmerarse en enseñártelo
Hay que enseñarte, antes de que sea tarde,
antes de que alcances los seis, siete u ocho años,
a odiar a quienes tus parientes odian-
hay que esmerarse en enseñártelo.¡
Hola Alberto, hasta el día de hoy he sido un 'lector silencioso' del blog. Me encantó la historia, así como otros tantos brotes psicóticos que volcás acá. Ante todo, disculpas por el descuelgue, pero quisiera saber si podrías realizar una recomendación, vía post del blog o personalmente a mi mail, sobre revistas jurídicas interesantes, relevantes, frescas, juveniles (más allá de la edad de los escribas, se entiende), disfrutables... o mejor oferta. Gracias! Mi mail es nicofigari@hotmail.com
Un gran abrazo.
Nicolás.-
Me acuerdo de una prosa que publiqué hace años y que decía:
"Temo a la ley, la ley del hombre,
por ser fiel a sus prejuicios.
Temo al deber que impone a la razón
ser sólo un instrumento.
Temo al abuso del sano,
como al insano selecto,
o al miedo que trae tu mano
al señalar lo correcto.
Temo que los reproches
que tu conciencia publica,
no sean más que remaches
o manchas secas de tinta..."
Evidentemente los prejuicios, se cuelan en todos los ámbitos. Y siendo así, a más que en el juez o en legislador, ahora se colaron -y por que no !- en la IMAGEN.
Avanti !!!! lo sigo !!!!
Terribles balas los pibitos.-
Excelente...
Supongo que ya todos habran visto el "famoso" video de la inundacion en tn... por si no lo hicieron aca va el link, es imperdible! http://www.youtube.com/watch?v=XQJ6iyt2tfA
saludos! JC
Gran aporte el comentario homofóbico del anónimo del 29 de mayo, 16:08.
Saludos, AB
Para aquellos que imaginaron preservativos y otros, creo que eso se debe a que nosotros estamos leyendo un texto mientras Martín estuvo allí, y que de haber estado ahí hubiéramos sentido lo mismo que Martín.
Saludos,
AB
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