El Fiscal Mayor Massimi de la ciudad de Ushuaia, como denunciamos oportunamente, acusó al Sr. Donamaría por hechos respecto de los cuales no había sido indagado ni procesado. El fiscal conocía ambas circunstancias y, además, también sabía que la participación de Donamaría en tales hechos había sido imposible pues en las fechas en que ocurrieron, él no estaba a cargo de la Contaduría General.
Eso quedó claro por la apelación que Massimi
ganó en Cámara contra el auto de falta de mérito, que fue revocado por la
Cámara. El propio Massimi fue
quien, antes de requerir la elevación a juicio por esos hechos, había firmado
el recurso atribuyendo un solo hecho al Sr. Donamaría.
En estos gráficos se puede ver el problema.
Téngase en cuenta, además, que el fiscal, en su requerimiento, no estableció ni la fecha, ni el importe, ni el nº de documento que habría firmado Donamaría, datos con los cuales contaba.
Tengamos en cuenta, entonces, que el Fiscal Mayor acusó por tres hechos
de manera ilegal: no se puede acusar por hechos que sabe no pudieron haber sido
cometidos por el Sr. Donamaría, y
respecto de los cuales ni se lo indagó y mucho menos procesó. Tampoco se
trataba de cualquier calificación jurídica, pues se acusó en esas tres
ocasiones por la figura de peculado doloso, que prevé una pena máxima de diez
(10) años de privación de libertad.
Esto sucedió en todos los casos en que se multiplicó
la descabellada acusación, pero en éste fue evidente debido al recurso del
fiscal anterior a la presentación del requerimiento de elevación a juicio.
Esta acusación ilegal y sin fundamento alguno fue aceptada por el juez
instructor (de Gamas Soler) y "verificada" por el Tribunal de Juicio (Magraner,
Pagano Zavalía y García Arpon). También fue considerada normal por el Superior Tribunal.
Presentada la denuncia ante el Superior Tribunal en una audiencia, Sagastume la remitió al Ministerio
Público, donde rápidamente fue desestimada. ¿Por qué? Porque según el
subordinado de Massimi que recibió
la denuncia, nuestra hipótesis de hecho no era cierta, ya que “reinterpretó”
con muchas ganas lo que Massimi
había escrito. Si hubiera acusado del modo en que yo denuncié, admitió el
fiscal, entonces sí se debería haber investigado penalmente por incumplimiento
de los deberes de funcionario al Fiscal Mayor.
Pero no, pues cuando Massimi dijo:
En realidad, quiso decir:
Y cuando el fiscal Massimi
dijo:
En realidad quiso decir:
Hay que hacer un poco de esfuerzo, ¿no les parece?
Pues bien, lo interesante es que, a diferencia del fiscal subordinado
jerárquicamente que rápidamente desestimó la denuncia, el Superior Tribunal
acaba de admitir que, en ese punto, teníamos razón. En este sentido, se dijo:
¿Y ahora qué pasa? Damos por sentado que el Superior Tribunal, al menos,
habrá remitido copia de la sentencia al Fiscal Fappiano,
ya que damos por sentado que esta conducta maliciosa del Fiscal Mayor Guillermo
Massimi prevé alguna sanción administrativa.
Lo terrible, por otra parte, es que el Superior Tribunal defienda esta
conducta de un Fiscal Mayor con tanto desparpajo, como si lo que sucede en
Ushuaia no estuviera regido por el derecho argentino…
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