Por Lucas Fallet La Rocca
En Irán a los homosexuales los ajustician a
latigazos y después los cuelgan. En Siria los tiran de los edificios. En Arabia
Saudita, Sudán y Yemen los condenan a muerte. En África, más de treinta países
criminalizan la unión de parejas del mismo sexo. En Rusia, en 2013, se sancionó
una ley que prohíbe hablar sobre “relaciones sexuales no tradicionales”. Ese
mismo año, pero en Honduras, más de 186 homosexuales fueron asesinados y los
crímenes no fueron castigados.
A Harvey Milk
lo mataron en EE.UU. por puto. Más cerquita: ¿se acuerdan de Daniel Zamudio, el
pibe chileno que fue golpeado hasta la muerte por grupos neonazis? La Cuba
revolucionaria persiguió a los homosexuales por casi treinta años y fue causa
directa del suicidio, en el exilio, del poeta Reinaldo Arenas. En Brasil, en 2013, más de 300 personas fueron
asesinadas por ser gays o lesbianas o trans. Los evangelistas fundamentalistas
de Brasil que hoy gobiernan odian a los gays y lesbianas, al igual que
prácticamente todas las Iglesias fundamentalistas cristianas del mundo. En
Argentina, el que antes era Bergoglio
y ahora es el Papa, propuso una guerra de Dios en contra del matrimonio
igualitario. Usó la palabra “guerra”, lo cual podría ser una paradoja pero no
lo es. El actual Presidente argentino dijo en una oportunidad que los
homosexuales eran enfermos.
Tanto el Corán como el Antiguo o el Nuevo
Testamento, como cualquier otro texto ‘’sagrado’’ que se te ocurra, han sido
utilizados a lo largo de la historia, por extremistas religiosos y por
gobiernos de derecha y de izquierda, para perseguir, enjuiciar, adoctrinar,
curar y, si no pueden, para torturar y matar a los putos.
Me pregunto: ¿cuántos de quienes leen esto no
desearían nunca que les salga un hijo maricón o una hija torta? ¿Deberían
sorprendernos matanzas como la de hoy en un mundo en donde los niños y las
niñas consumen violencia e intolerancia de todo tipo, a toda hora y a todo
nivel? La religión, la política y el poder, todas caras de una misma moneda.
Las Iglesias como máquinas de acumulación y ejercicio del poder real. ¿Cuáles
son los intereses de personajes como Donald Trump
y los republicanos racistas norteamericanos, así como los intereses de la
Asociación Nacional del Rifle, para oponerse sistemáticamente a que se dejen de
vender armas como si fuesen caramelos, en Estados Unidos, la cuna de la
libertad?
Guerras contras las drogas. Guerras por el petróleo.
Guerras contra los putos. Guerras contra el terrorismo. Guerra contra los
pobres. Guerra contra los distintos. Guerras entre todos y contra todas.
Guerras que sólo dan de comer a los gerentes del incontrolable tráfico de armas
en el mundo, que lucran con cada una de las balas que matan seres humanos. Nos
vamos a terminar fagocitando. No hay ninguna ficción capaz de superar el mundo
que vivimos.
2 comentarios:
Alberdi decía que la guerra es un crimen. Por lo tanto no hay guerras buenas y guerras malas. No hay matanza buena ni matanza mala En la antigua Alejandría había una mujer que les enseñaba a los hombres y se llamaba Hipatia. Años depués las mujeres y los homosexuales fueron desplazados y repudiados por sociedades ciegas y enfermas. Y ahora en el siglo XXI cuando pareciera que todo ello debería haberse superado. Rencen el odio y la intolerancia. Mi mayor repudio hacia el fanatismo en todas sus formas
Me encanto el artículo.
Publicar un comentario