Fue una semana
demasiado intensa, donde las emociones, la ansiedad, la furia y la alegría se
mezclaban continuamente. Comenzó el martes con las últimas palabras del acusado
de la muerte del joven Lisandro Barrau,
un ex agente policial.
Antes de eso, no quise escuchar
todo el alegato de la defensa, lleno de golpes bajos y de chicanas baratas. La historia del caso está llena de chicanas de las
distintas defensas.
Una de ellas, la
que más nos perjudicó, fue el planteo de cuanta nulidad pudieron plantear los
defensores en esta última etapa. Todas fueron rechazadas; todas fueron recurridas a la Cámara de Casación. Vale aclarar que, en el caso de Lisandro, la Sala I de la Cámara de Casación fue la exclusiva responsable de todas lsa injusticias. Primero con el salvataje que le dieron al homicidia los inefables Bisordi y Catucci (esta última, Orejuda emérita vitalicia). Luego con el voto de Rodríguez Basavilbaso y del impresentable de Yacobucci, casador de facto.
El expediente del
caso Barrau llegó al Tribunal Nº 15 el 15
de marzo de 2010. Dado que lo que la Sala I había revocado fue
la sentencia condenatoria que imponía prisión perpetua y el debate, el proceso
estaba listo para que comenzara la audiencia. Bastaba que el nuevo tribunal
fijara la audiencia y el juicio debía comenzar unas semanas después.
Sin embargo, la
defensa comenzó con toda una serie de planteos manifiestamente inadmisibles. El
tribunal Nº 15 rechazó los planteos pero concedió los recursos de casación
interpuestos por la defensa.
Luego de sucesivas
e infundadas postergaciones, el tribunal postergó una vez más el juicio porque
la defensa invocó la necesidad de concurrir al juicio del asesinato de Mariano
Ferreyra (es imprescindible aclarar que
yo informé al tribunal que yo también estaba en el caso Ferreyra, y que
no era cierto lo invocado por la defensa, pues el juicio de Ferreyra ya había
sido suspendido y no comenzaría hasta agosto). El segundo juicio comenzó,
recién, en noviembre de 2012.
En el camino, la acción penal por delito culposo prescribió.
Tanto en la parte
del debate dedicada a la incorporación de la prueba como en los alegatos, la
razón estaba claramente de nuestro lado. Sin embargo, de manera inexplicable,
el tribunal —con el voto disidente de Adrián Martín—, declaró extinguida la acción penal, afirmó que sólo se había demostrado un
homicidio culposo y sobreseyó al imputado debido a que el delito de homicidio
culposo se hallaba prescripto.
La familia, despues
de casi 9 años de espera, quedó desolada. Gracias a la celeridad de la justicia
el ex agente policial salió sobreseído del homicidio provocado por su arma de
fuego, y ni siquiera pudo ser condenado por homicido culposo. ¡La
argentinidad/arbitrariedad judicial al palo!
Los hermanos de
Lisandro, Felicitas y Manuel, presentes en la audiencia, no podían manejar su mezcla de indignación y
tristeza. Yo sentía furia con el tribunal, tristeza infinita por la familia Barrau. Ni hablar de la charla telefónica con la Sra. Elba Barrau.
Después de charlar
con los hermanos de Lisandro, tratando de explicar lo inexplicable, me dejaron
en mi casa y me senté inmóvil en el sillón de mi escritorio, tratando, por
enésima vez, de comprender cómo se atreven a decir, jueces como estos dos que votaron en mayoría, que
ellos "administran justicia".
Con esta mezcla de
indignación, tristeza y furia llegó el día viernes. Ese día serían las últimas
palabras de los imputados por el homicidio de Mariano Ferreyra y a la tarde (a las 17), se daría a conocer el
veredicto.
La jornada fue
tremenda. La ansiedad nos carcomía el alma. Y entonces,
bastante más tarde de lo anunciado, los tres miembros del tribunal ingresaron a la sala de
audiencias. La primera sorpresa fue la sabia decisión del presidente, Días, de explicar brevemente los
fundamentos de la sentencia. Después, la lectura del veredicto. Con el
desconcierto de la familia de Mariano. Le explicaba a Beatriz que habíamos
ganado el juicio; que no fue lo que pedimos, pero que se nos hizo lugar a casi
todo lo que habíamos solicitado.
Momentos de
ansiedad, sopresa, emociones contradictorias, dieron paso al llanto silencioso
de todos los familiares de Mariano, que necesitaron de un momento para procesar
lo que el fallo significaba.
Después de media
hora casi solos en la sala de audiencias, salimos al hall y, finalmente, al
exterior del edificio de Comodoro 3,14. Cuando salimos a la calle, los
periodistas nos rodearon y apenas nos dejaron lugar para respirar un poco de
aire fresco. Mis compañeros Maxi Medina
y Marcos Kotlik estaban ahí. No me
sentí para nada necesario.
Entonces me
escabullí de toda esa aglomeración de personas, y comencé a caminar con una
gran sensación de libertad hacia mi casa. A los pocos minutos, mientras el aire
fresco me pegaba en la cara y disfrutaba de un cigarrillo, me debe haber entrado humo en los ojos, pues los sentí humedecidos. Y entonces liberé toda mi furia
por la absolución del asesino de Lisandro Barrau,
y toda mi satisfacción por la condena de los principales responsables del
asesinato de Mariano Ferreyra.
7 comentarios:
Dicen que las lagrimas liberan cierta toxina que produce relajación... Yo creo que muchas veces se llama bronca y otras muchas, satisfacción...
Gracias x todo...
Felicitaciones, Alberto.
Aunque las explicaciones lucieran contradictorias, y aunque las condenas aparezcan como pocas, lo conseguido es histórico.
Basta con poner los nombres de las víctimas en el buscador google, y se ve porque el resultado de los juicios; cerca de 1.860.000 de resultados para Mariano Ferreyra (paginas que contienen la noticia)y cerca de 3.730 resultados para Lisandro Barrau; así pareciera que funciona la Justicia, mediáticamente, cuanto más aparece en la tele un caso más favorable será la sentencia para la víctima y sus familiares, a veces no se trata de Justicia, y menos de administrar
Lloro de impotencia. Lloro por Elba. Lloro por la malidita injusticia
ladu
Cuan histórico es lo de Pedraza?, condenan a un sindicalista que va a terminar en prisión domiciliaria por la edad. La acusación es el Cels, organismo totalmente vinculado al gobierno, liderado por Vertvisky. No era algo fácil para que no se investigue a los ministros como Tomada.
Mas allá de los resultados obtenidos, mas allá de la indignación o la satisfacción y ya siendo un ex alumno lo cual me exonera de cualquier obsecuencia, quiero hacerte llegar en nombre de unos cuantos que te conocemos y que tuvimos le honor de tenerte como maestro el tremendo orgullo que sentimos por estos días y la mas plena convicción de que mas allá de los resultados, sabemos que diste todo al 110% y jamás claudicaste, como siempre. Un abrazo enorme.
Nico
Querido anónimo:
No sé si te enteraste de que Tomada no era un acusado. Yo estaba a título personal y no acostumbro a traicionar a mis representados.
Me carcome la duda, ¿y vos qué hiciste para que se investigue a Tomada?
Saludos,
AB
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