DEMOCRATIZACIÓN DEL PODER JUDICIAL
Desde el mismo día en que CFK habló de
democratizar la justicia, comenzó
un proceso cuyo final es y seguirá siendo impredecible. Lo único cierto es que
—más allá de las buenas o malas intenciones que se le atribuyan a la
Presidente— sus dichos han generado una explosión de críticas a los aspectos estructurales
del poder judicial.
Sí, así ha sido, efectivamente. Lo que la
justicia jamás logró por sus propios méritos —que, debemos reconocer, le
sobran—, lo ha logrado una sola frase de CFK. De repente, no me siento tan solo
y arando en el desierto. En este sentido, Irina Hauser escribió:
Fue como una palabrita “mágica”, que
vino a remover el avispero, que alborotó los tribunales, las oficinas
legislativas, las charlas de ascensor y de café. Cristina Kirchner dijo a mediados de diciembre
que es imperioso “democratizar” la Justicia, y aunque nadie sabe exactamente
qué tiene en mente, todo el mundo entendió que estaba hablando de cambiar la
cultura y la lógica de la familia judicial –cerrada, vertical, burocrática,
elitista–, ese poder del Estado que se ocupa de decidir sobre la vida y la
libertad de la gente.
Esta exposición repentina de discusiones
sobre los principios estructurales de la administración de justicia no les ha
dado tiempo a reaccionar. Y esta falta de reacción, este quiebre de la defensa
corporativa típica del poder judicial —que siempre termina atribuyendo
responsabilidades a cualquiera menos a sí mismo—, ha terminado por poner sobre
el tapete la necesidad de revisar todos sus
presupuestos. En opinión de Mario Wainfeld:
La convocatoria es válida, aviva
pasiones y motiva alineamientos, desafía a los sectores implicados. El
hermetismo del PJ se sacudió en estos días. Organizaciones de magistrados se
arrogaron la representación de todos sus pares y se rasgaron las vestiduras.
Muchos de sus colegas reaccionaron contra la movida unanimista, instada por
varios integrantes de la Corte Suprema que tiraron la piedra y escondieron la
mano. Jueces, secretarios y fiscales les respondieron que no se reconocían en
sus pretendidos representantes. El 27 y 28 de este mes se reunirán en la Biblioteca nacional,
a plena luz del día. Una saludable rebelión contra una cultura del silencio
(nota de Mario Wainfeld).
El hecho de que la legitimidad misma del
poder judicial hay sido puesta en entredicho por la cabeza del Ministerio
Público Fiscal es, en sí mismo, refrescante. Los dichos de la Procuradora
General Gils Carbó no son tibios,
precisamente:
Cuando los periodistas Paz Rodríguez Niell y Hernán Cappiello quisieron saber
quiénes formaban parte de la "justicia ilegítima", la procuradora
respondió: "Lo ilegítimo es un sistema donde predominan los sistemas
corporativos antes que un servicio a la comunidad. El sistema actual es
corporativo, oscurantista, de lobbies aceitados con agentes externos, de
reacciones corporativas que quieren disciplinar a los magistrados que denuncian
a jueces corruptos, como es mi caso", se quejó (nota).
Los dichos de CFK provocaron una respuesta
por parte de la corporación judicial, que dijo sentirse atacada por el Poder
Ejecutivo. Frente a esta reacción, "el texto llamado 'Justicia legítima' incorporaba otro
elemento al principio republicano de división de poderes: la necesaria
independencia de los magistrados respecto del establishment. Los firmantes incluso se manifestaban independientes
de organismos que supuestamente los representan, como la Asociación de
Magistrados" (nota de Martín Granowsky).
Los firmantes del movimiento "Justicia
legítima", han comenzado su reunión hoy y culminarán mañana en la
Biblioteca Nacional. Probablemente estos nuevos actores tengan mucho que decir.
Sin embargo, no queda claro cuál son los parámetros aplicables pata calificar a
un mecanismo, decisión de política-criminal o conjunto de reglas como
democrático.
Lo auspicioso de esta circunstancia
consiste en que esta indeterminación del término "democrático" ha
permitido escuchar voces de lo más diversos sectores. No sabemos hacia dónde
nos conducirá este proceso. Y eso es, quizá, lo que tiene de bueno. Una amplia
variedad de opiniones sobre temas de lo más diferentes.
Pero lo que resulta mucho más importante es
que, en esta ocasión, alguien, por fin, gritó: ¡EL REY ESTÁ DESNUDO".
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