12 jul 2012

¿CRISIS EN LA JUSTICIA PENAL?- PARTE II

UNA ORGANIZACIÓN DESTINADA
AL MÁS ESTRUENDOSO FRACASO

Por Alberto BOVINO




La  Primera Parte de esta entrada aquí



III. Justicia monárquica (parte 2)

I. Cuando decimos “Justicia monárquica”, muchos operadores jurídicos nos miran como si hubiéramos enloquecido repentinamente. Sin embargo, existen un sinnúmero de circunstancias, símbolos y privilegios que determinan con claridad en qué estrato de la nobleza judicial se halla una persona determinada.

La utilización de categorías coloniales tales como escribiente de 1ª, de 2ª, auxiliares de grados varios, prosecretarios, secretarios y secretarios letrados, relatores, jueces, conjueces, fiscales de primera, segunda, tercera, cuarta y vigésimo quinta categorías; fiscales adjuntos, naturales, metafiscales, parafiscales, fiscales ante esta mesa de entradas, fiscales ante la mesa de entrada de acá al lado, etcétera.

Toda esta maraña de relaciones, estratos, jerarquías, solo sirven para poder indicar con precisión cuán noble es cada uno de los operadores jurídicos, para tratarlos como Dios manda. Desde hace unos años, me niego a denominar a los jueces con algo más que el Sr. o Sra. que toda persona merece.

Así, por ejemplo, hace rato que cuando presento un escrito en Mesa de Entradas de la CSJN, me limito a dirigirme a las “Sras. Ministras y Sres. Ministros de la CSJN”. Jamás había tenido un problema con ello. Un día, mi escrito no fue llevado a la mesa de entradas por mí sino por otro abogado del estudio. Al rato, antes de que este abogado y amigo regresara al estudio, recibí su llamada y, puteándome, me dijo:

Bovino, sos boludo, vos y tu maldita costumbre de sacar los “excelencias” y los “V.S.” de tus escritos… El abogado de mesa de entradas no me lo aceptó hasta que no reemplacé lo de “Ladies & Gentlemen” por “Excma. Corte Suprema…”.
—Jodete por darle bola…
—¡Es que de otro modo no me lo aceptaba…!
—Decime, ¿no le preguntaste a quién estaba dirigido el escrito?
—Y… no…
—¿No le preguntaste al toque si él era Zaffaroni, Lorenzetti, Highton, Argibay o algún otro supremo?

II. No encuentro ningún ejemplo ahora, pero han habido varios casos en los cuales algunos jueces de esos que están más para el chaleco que para la toga han solicitado por escrito el egregio trato que ellos merecen por mandato divino… De la ex jueza Parrilli recordamos —como muestra basta un botón— cuando dijo a los gritos e indignada a una empleada del gobierno de la Ciudad:

—¿Con quién tengo que hablar? ¿Con qué superioridad tengo que hablar? Necesito el auto ya porque estoy trabajando…
—Perdón señorita, yo soy jueza y estoy haciendo un procedimiento, y no tengo nada que pagar, como no pago nunca en la vida…[1].
—Te tendría que dar un cachetazo…
—Más vale que no vengas a mi jurisdicción, porque te mando presa por ocho meses a vos…
—Todas morochas… ni una rubia contratan…

Una bellísima muestra de ética republicana.

III. Lo que no podrá dejar de ser monárquico hasta el fin de sus días es la Sala de Audiencias de la Corte Suprema de Justicia de la Nación. Un lugar con vida propia dentro del inefable “Palacio de Justicia” de Talcahuano 550.

En un segundo vamos a la Sala de Audiencias. Antes recordemos que el Palacio fue obra del arquitecto europeo Norbert Maillart, y que fue inaugurado en 1910, si bien su construcción continuó por casi 40 años más[2].







La sola decisión de construir un edificio que se denomine “Palacio” de Justicia ya genera sospechas. El estilo arquitectónico, el tamaño del predio elegido y el resultado final confirman tales sospechas. Un edificio neoclásico de un tamaño desmedido, un laberinto que parece diseñado para que quienes concurren allí se sientan intimidados y se pierdan fácilmente.

Techos altísimos, que nos hacen sentir como insectos, con frisos que rezan términos tales como “Justicia”, “Verdad”, “Derecho”, y ficciones semejantes. Faltó agregar:

Si Usted busca esto… búsquelo en otro lado, porque aquí no tenemos…

Fuera de algunos sectores exclusivos —tales como el cuarto piso, sede de la CSJN—, el Palacio dista de parecer un palacio. Cientos de oficinas alineadas, atiborradas de burócratas que lidian con miles y miles de papeles que se agrupan en carpetas o con piolas, formando lo que se denomina “expediente”.

Esta burocracia está aún tratando de ingresar en la Edad Moderna, esto es, incorporando adelantos tecnológicos tales como las máquinas eléctricas de escribir y las computadoras más obsoletas de la ciudad. Pero esto tiene que ver con las prácticas cotidianas. Volvamos a los aspectos simbólicos y, así, a la Sala de Audiencias de la CSJN.

IV. Recuerdo que la primera vez que entré a esta Sala estaba acompañando al maestro Nils Christie a una visita guiada al Palacio. Nos acompañaba un aparato de ceremonial y protocolo. El tipo era un nerd que parecía entrar en un orgasmo cada vez que mencionaba a un ex ministro de familia bien. Ya estaba harto de escuchar a alguien tan ceremonioso cuando llegamos a lo mejor del tour palaciego: la Sala de Audiencias.


Realmente, de no creer. No recuerdo mucho de ella. Solo que era más bien alargada y que todo giraba alrededor del diseño y ubicación de los sillones —“tronos” no estaría mal— de los ministros. Todo estaba organizado para hacer sentir a los presentes en la audiencia el poder del tribunal, como, por ej., la altura desmedida de los respaldos de los  asientos de los ministros. Pero lo que realmente daba pánico —aun sin los ministros allí— era el crucifijo gigantesco que se alzaba sobre el respaldo del asiento de la presidencia del tribunal








Todavía no comprendo cómo nuestra justicia escapó al uso ceremonial de togas y pelucas,  como las que se usan en otros países americanos. No estoy del todo seguro, pero creo que cuando se creó la Cámara Nacional de Casación Penal surgió la discusión sobre el uso de la toga. Desde luego, dada la integración del tribunal en ese momento, no me extrañaría para nada.

Por último en cuanto a estos aspectos simbólicos de la arquitectura judicial palaciega, es indispensable señalar la presencia, en el frente del Palacio, de varios haces de leña con un hacha. Este símbolo, que se denominaba fascis, era utilizado por los lictores romanos para azotar a delincuentes convictos. El instrumento de tortura acabó por convertirse en símbolo de autoridad e insignia del cargo de lictor: un haz de palos de abedul u olmo (símbolo del poder del castigo) alrededor de un hacha (símbolo del poder de la vida y la muerte), atados con tiras rojizas de cuero.

El dictador italiano y fundador del fascismo, Benito Mussolini (1883-1945), adoptó el fascio como símbolo de su partido, tomándolo en su sentido más moderno, y formó fasci de combatimento, grupos llamados de combate, que dieron su nombre a la organización. A partir de ese momento, los partidarios de los fasci fueron llamados fascisti: 'fascistas'. El nombre de este ominoso movimiento se extendió rápidamente por Europa y dio lugar al español fascistaal portugúes fascistaal francés fascisteal ingés fascist y al alemán faschist (ver aquí y aquí).




[2] http://hipolitorestoarte.wordpress.com/la-city-portena/.                                                            

5 comentarios:

Ignacio dijo...

"El abogado de mesa de entradas no me lo aceptó hasta que no reemplacé lo de “Ladies & Gentlemen” por “Excma. Corte Suprema…”."

Jajaja me causo mucha gracia lo de Ladies & Gentlemen; no creo que haya sido el caso de los de mesa.
Una boludez igual haber rechazado el escrito por eso; estaba para caer con un escribano al lado a ver si hacian lo mismo.

Muy buena la entrada, sigo a la espera de la parte 3.

Anónimo dijo...

Sigo rindiendo pleitesía a Su Santidad Bovino Primum. Como dato anecdótico cuando llegue a Tucumán exigí por instrucción General de la PGN que se eliminen los tratos monárquicos de Su señoría, etc. Un juez del Tribunal Oral me lo recrimino en pleno debate durante un juicio oral. Amenace con retirarme y dejar sin "vindicta publica" el juicio. De allí en mas nunca un problema. Se cumple la instrucción General. Gustavo Gómez

Anónimo dijo...

Debe ser la mismisima historia de la humanidad. Que nunca tuvo que ver con una "realidad", entendida como lo real mas consensuado entre las personas, una verdadera Equidad y Justicia (en este caso).

Sabemos que lo auténticamente Real es solo cualidad del mundo físico.

Lo real dominante es aquello que impone el mas poderoso. Y este consenso no proviene necesariamente de una cantidad poderosa. Ahora, mas que nunca, solo proviene de una minoría poderosa. Los poderosos.

Y como dijo J.J.Sebreli, en una entrevista por ahí: "vivimos en un mundo mas apegado a los símbolos que a la realidad".

Y como se trata de símbolos, solo unos pocos los dominan. Los otros adhieren por comodidad. Hacer la propia "realidad" es tarea de Amos y no esclavos. Los esclavos dudo que quieran quedarse solos en el mundo, autogestionarse sus vidas.

Creo que no hay otra Bovino.

Nacio.

H.Maskin dijo...

Me disculparán, espero, la petulancia, pero fui el primero en usar papel oficio LISO en un juicio, allá por los '60 (del siglo 20).
Despacho: 'Cumpla con la Acordada tal' (escrito en 25 líneas, etc.). Mi respuesta: 'He escrito ese número de líneas. Ahora, si lo que la resolución intenta expresar es que tengo que escribir SOBRE LINEAS, o sea, papel RAYADO o LINEADO, creo que esa interpretación excede el sentido de la norma.'
Resultado: 'Téngase presente'. Que es la manera que tienen los juzgados de decir, a veces, 'ma sí..'.
H.Maskin

Alberto Bovino dijo...

¡Genial, HM!