1 dic 2009

CUESTIONARIO 16.2: SILVINA MANES & GABRIEL PÉREZ BARBERÁ

CUESTIONARIO 16.2: 04 - EN EXCLUSIVA, JUEZA Y JUEZ DE CÁMARA





Sí, señoras y señores... Por primera vez presentamos a dos autoridades judiciales... Pasen y lean.

Agradecemos especialmente a Silvina Manes y a Gabriel Pérez Barberá. Si todos nuestras juezas y jueces fueran así... seguramente no estaríamos en nuestro país.


1. ¿Qué lee habitualmente? (en prensa gráfica y en web, incluyendo diarios y publicaciones periódicas generales o especializadas, de cualquier frecuencia).


SM: En general durante la semana no leo prensa gráfica –escucho radio cuando vengo al centro o las noticias de TN de las 7 para saber el pronóstico del tiempo o el tránsito-; el fin de semana leo La Nación. Durante la semana leo todas las pubicaciones especializadas que puedo, tanto en web como papel, tales como El Dial, lexis Nexis, Abeledo Perrot , Rubinzal, Boletines de jurisprudencia de la Corte, Cámara del Crimen y los de la Ciudad de Bs. As., publicaciones de la ADC, prensa de la Comisión IDH, etc.


GPB: Página 12 los domingos, el diario local (vivo en la ciudad de Córdoba) “La Voz del Interior”. Revistas “Rockdelux”, ocasionalmente “Inrrokcuptibles” y “The Jazz Thing”. No está en la pregunta pero leo literatura continuamente, no todo lo que quisiera, claro, pero al menos todo lo que puedo.




2. ¿Qué profesores, de grado o posgrado, influyeron más en su formación profesional?


SM: De grado el único fue Enrique Petracci –Introducción al Derecho-. En posgrado, casi todos los profesores de la UP, como Hernan Gullco, Mary Bellof, Jaime Malamud Goti, Martín Abregú, Marcos Salt y obviamente, vos, Alberto Bovino. También quiero destacar a profesores como Johnattan Miller con quien hice un curso en la Southwestern U, Asensio Mellado de la Universidad de Salamanca y, últimamente, a Carlos Ayala Corao de la American University.


GPB: Julio Maier fue quien más influyó, ya desde mi época de estudiante y pese a que no fui nunca su alumno, pero afortunadamente me adoptó como una suerte de discípulo a la distancia. Luego Enrique Bacigalupo, quien durante mi primer o segundo año de graduado me dio una serie de orientaciones académicas y de lecturas que fueron fundamentales en mi formación. También Claus Roxin, que fue mi tutor de tesis durante mi estadía en Alemania. En Córdoba Fernando Allende (integré, ya recibido, su conocido grupo de adscriptos), Jorge de la Rúa (en su cátedra hice mi primera adscripción en derecho penal) y durante la universidad Víctor Wamba Carmona y Cristina del Valle José: ellos despertaron mi vocación por el derecho penal.



3. ¿Qué obra teórica fue fundamental para determinar su orientación, o marcó un quiebre en su biografía?


SM: El tratado de Derecho Penal de Zaffaroni, Derecho Procesal Penal de Maier y Derecho y Razón de Luigi Ferrajoli.


Sin embargo, mi orientación en materia penal estuvo determinada por mi ingreso en la Justicia a los 18 años. A pesar de haber trabajado en uno de los juzgados de instrucción más inquisitivos, la influencia de uno de los jueces, Luis Cevasco, fue decisiva para cambiar al Torquemada que tenia en ciernes. También fue muy importante en mi formación haber sido secretaria de un Juzgado de Sentencia, del que era secretario Mariano Ciaffardini –de quien heredé un equipo excelente-, y juez, Luis Misculín, de quien aprendí a ver de un modo democrático el proceso penal.

GPB: Muchas, y de las más variadas tendencias. Las que no puedo dejar de mencionar, en orden cronológico (aproximado) de lectura, son las siguientes: Derecho penal alemán, de Hans Welzel; Criminología crítica y crítica del derecho penal, de Alessandro Baratta; Vigilar y castigar, de Michel Foucault; Derecho procesal penal. Fundamentos, de Julio Maier; Introducción al análisis del derecho, de Carlos Nino; Teoría pura del derecho, de Hans Kelsen; Introducción a la metodología de las ciencias jurídicas y sociales, de Carlos Alchourrón y Eugenio Bulygin; Derecho y razón, de Luigi Ferrajoli; Derecho penal. Parte general I, de Claus Roxin; Derecho penal. Parte general, de Günther Jakobs; Fundamentos de filosofía de la ciencia, de José Díez y C. Ulises Moulines. Como se ve, en cuanto a mi enfoque acerca del derecho en general y del derecho penal en particular tuve una etapa más bien crítica y otra más bien analítica; en derecho penal tuve una inicial posición pro-finalista, que luego viró hacia una pro-funcionalista, por decirlo de algún modo; y en derecho procesal penal siempre fui “conservador” (tomo esta expresión de Gustavo Herbel), es decir: coincido desde siempre con las posiciones que más fuertemente se apegan a la Constitución y que por lo tanto valoran por encima de todo el respeto irrestricto de las garantías individuales.




4. ¿Cuál fue el trabajo o labor que le deparó —o le depara— mayor felicidad profesional?


SM: Sin duda alguna, el cargo de Defensora Pública penal. Creo que todos los operadores del sistema judicial tendrían que pasar por la defensa, como modo de sentir las desigualdades que existen en el proceso penal a nivel nacional.


Además para ser defensor no basta con tener conocimientos técnicos, sino también vocación y mucha sensibilidad social, ante la situación de vulnerabilidad de la mayoría de los defendidos.


Como defensora, lo mejor que me pasó fue haber sido la “fundadora” de la comisión de Defensa Pública en la Asociación de Magistrados –en la que los defensores no teníamos ni voz ni voto-, haber obtenido en la Corte el fallo Llerena, y haber logrado que en el último juicio que tuve antes de irme de la justicia nacional, Casación anulara la sentencia condenatoria contra mi defendido.

GPB: Julio Maier, Claus Roxin, Carlos Nino, Carlos Alchourrón, Eugenio Bulygin, Enrique Bacigalupo, Hans Kelsen, Ingeborg Puppe, Jorge de la Rúa, Marcelo Sancinetti, Pablo Navarro, Günther Jakobs, Luigi Ferrajoli, Alessandro Baratta.



5. ¿Qué autor o texto de derecho —nacional o extranjero— le ha parecido decepcionante o sobrevalorado?


SM: Resulta complicado dar nombres, sin embargo son muy decepcionantes los esquizofrénicos jurídicos: quienes en las aulas o textos sostienen una postura y en sus fallos otra.


GPB: Muchos. En el orden nacional, creo que la obra de Clariá Olmedo (tanto el Tratado como el Compendio) fue la más decepcionante para mí, y la que considero más sobrevalorada; la verdad es que a nadie le recomendaría aprender derecho procesal penal con ese autor. No entiendo, de hecho, por qué se la actualizó, por autores de renombre y por una editorial de alcance nacional; lo mejor hubiese sido que quedara en el olvido propio del libro agotado de una lejana editorial de provincia. Otra obra sobrevalorada y para mí decepcionante es Las disposiciones generales del Código Penal, de Ricardo Núñez (así como aún hoy recomendaría sin dudarlo la lectura de su Tratado, jamás lo haría con aquella). Otra obra que nunca recomendaría es el Tratado de derecho penal. Parte general, de Carlos Fontán Balestra. A nivel internacional, me resultó decepcionante el Strarecht. Allgemeiner Teil, de Michael Köhler, y todo lo que leí de Arthur Kaufmann, que no fue mucho justamente porque no lo pude soportar (es notable lo sobrevalorado que aún hoy está este autor entre los alemanes).




6. ¿Cuál es la persona (actual o histórica) que más admira en el campo del derecho?


SM: A Zaffaroni y Alberto Binder por su incansable trabajo en los procesos de reforma procesal penal en Latinoamérica. Histórica: Alberdi.

GPB: Julio Maier, Claus Roxin, Carlos Nino, Carlos Alchourrón, Eugenio Bulygin, Enrique Bacigalupo, Hans Kelsen, Ingeborg Puppe, Jorge de la Rúa, Marcelo Sancinetti, Pablo Navarro, Günther Jakobs, Luigi Ferrajoli, Alessandro Baratta.





7. En una mirada global, ¿le parece que el orden jurídico argentino es demasiado restrictivo o demasiado permisivo?


SM: Lamentablemente, la anomia imperante demuestra permisibilidad. Sin embargo, en materia de grupos vulnerables existen demasiadas restricciones.

GPB: Es demasiado restrictivo con las libertades individuales y demasiado permisivo con la injerencia estatal.



8. ¿Qué fallo (o disidencia) le hubiera gustado suscribir?


SM: Velásquez Rodríguez o Siri/Kot.


GPB: El voto de Petracchi en “Bazterrica”, y su disidencia en “Montalvo”. La disidencia de Bacqué en el fallo de la Corte que avaló en su momento la constitucionalidad de la ley de obediencia debida.




9. ¿Qué ley o doctrina vigente en Argentina le gustaría cambiar de inmediato?


SM: El código procesal penal de la Nación y sacaría del Código Penal el capítulo vinculado al ejercicio de las acciones. Cambiaría la postura de la CSJN en cuanto a la autonomía de la ciudad de Buenos Aires.


GPB: Tantas… Con la respuesta anterior queda claro que lo relativo a la tenencia de estupefacientes para uso personal. También lo relativo a la prisión preventiva (no obstante, creo haber hecho bastante al respecto como juez en los últimos años, pero falta mucho). La llamada doctrina de la libertad probatoria, etc., etc.




10. ¿Sobre qué caso(s), tema(s) o proyecto(s) se encuentra trabajando actualmente?


SM: Estoy en este momento preparando una charla sobre activismo judicial y derechos humanos; estoy trabajando en la evaluación sobre la implementación del Código Procesal Penal de la Ciudad de Buenos Aires; el modo en que se puede reformar el sistema de gestión judicial local; mediación penal.


GPB: Como juez, he trabajado recientemente en la redacción de un voto en el que la mayoría de la cámara que integro declara la inconstitucionalidad del art. 41 bis del CP. Académicamente, estoy intentando llevar a cabo una investigación sobre criminalidad organizada, en Alemania. Hace un par de meses logré terminar de pulir la versión de mi tesis doctoral (sobre el concepto de dolo, en particular el de dolo eventual) que se publicará pronto en Editorial Hammurabi. Y en este momento estoy trabajando en un artículo que fustiga a la (ya mencionada en la pregunta anterior) doctrina de la “libertad probatoria” en el proceso penal.




11. ¿Cuál fue la obra artística (disco, teatro, cine) o libro no jurídico (de ficción o no ficción) que más le impactó en los últimos tiempos?


SM: No he ido demasiado este año al cine o al teatro, sin embargo “El secreto de tus ojos” me hizo volver vivir mis inicios en tribunales.


Libro no jurìdico, “Lapiz de Carpintero”, “Crímenes imperceptibles”, “Soy Roca” y ahora estoy leyendo Cain de Saramago.


GPB: Discos: In Rainbows, de Radiohead; Vigilia, de Juan Cruz de Urquiza; The Age of the Understatement, de Last Shadow Puppets (un proyecto paralelo del cantante de Arctic Monkeys); (prácticamente) todo The White Stripes; Bitter Tea, de The Fiery Furnaces; Tres, de Mariano Otero; Mágico corazón radiofónico, de Banda de Turistas; Flores, de Ramiro Flores (tremendo músico el pibe, pero alguien le tiene que decir que no cante más en vivo)

Teatro: Carnes Tolendas (Teatro La Cochera, Córdoba).

Cine: Milk, de Gus Van Sant; La elegida (Elegy), de Isabel Coixet; Gomorra, de Matteo Garrone.

Libros: 2666, de Roberto Bolaño; Los detectives salvajes, de Roberto Bolaño; Llamadas telefónicas, de Roberto Bolaño; Estrella distante, de Roberto Bolaño; El gaucho insufrible, de Roberto Bolaño; La ciudad ausente, de Piglia, que no había leído; La liebre, de Aira, que tampoco había leído (cómo me reí con este libro, si tuviera 80 páginas menos sería una obra maestra); Cuerpos que importan, de Judith Butler.



12. Si tuviera que nominar un juez para la Corte Suprema Argentina, ¿cuál sería su opción?


SM: Maier en una versión que no sea la del TSJ de la ciudad, Víctor Abramovich.

GPB: Julio Maier, sin ninguna duda.




13. Según lo que sabe y conoce del sistema actual, ¿tiene confianza en la justicia argentina?


SM: Definitivamente, no.


GPB: Formo parte de la justicia provincial en Córdoba y puedo dar fe de que la enorme mayoría de los jueces y fiscales de ese fuero, en esta ciudad, son honestos y saben derecho, al menos el necesario para cumplir adecuadamente con su función. Pero hay una minoría que da vergüenza, en todo sentido. Supongo que en todos lados será igual.




14. ¿Qué le hubiera gustado ser o hacer, de no haber estudiado abogacía?


SM: Historiadora, diplomática, deportista de deportes extremos –cualquier cosa menos ama de casa!-

GPB: Me hubiera encantado ser músico, pero carezco del talento necesario para tocar bien un instrumento. Y escribir literatura.





15. ¿Cuál cree que es la influencia de la teoría jurídica en la práctica?


SM: Fundamental, pero no debe olvidar la realidad cuando se aplican al caso concreto.

GPB: Muchísima más de lo que creen los que no tienen conocimientos teóricos profundos, y muchísima menos de lo que quieren los que sí tienen esos conocimientos.




16. ¿Qué tiene que tener un jurista?


SM: Conocimientos científicos, experiencia y mucho sentido común.


GPB: Placer por y destreza con el conocimiento teórico; intuiciones teóricas finas y más fineza aún en su fundamentación argumental; habilidad con lo que se llama “práctica”; indiferencia por los llamados poderes fácticos; un dejo moderado de cinismo; más creatividad que disciplina, pero también un poco de disciplina; y sensibilidad social profunda, que lo lleve a uno continuamente al borde mismo de la culpa.


La última parte del "cuestionario" no es una pregunta sino un pedido. Se le pide al encuestado que él mismo nos cuente en prosa y en primera persona, sobre sus mojones educativos (lugar de primaria, secundaria, universidad, año de graduación), profesional (docencia, cargos públicos, cargos privados, función actual) y misceláneos (familia, hobbies, y cualquier etcétera), un poco para saber quién es quién. No hay condicionamientos y copiamos lo que recibimos verbatim.



Silvina Manes


Soy Silvina Manes, porteña de nacimiento, mi padre era bancario y mamá profesora. Eramos cuatro hermanos –una de mis hermanas murió el año pasado-, una típica familia de clase media. Estudie en colegio de monjas (buaaa) –Niño Jesús y Maria Auxiliadora-, me recibí en la UBA en 1984.


Entré a Tribunales a los 18 años y nunca más me fui. Hice toda la carrera judicial: como empleada en instrucción, secretaria de Sentencia, defensora oficial correccional y ahora juez de cámara penal, contravencional y de faltas. A todos los cargos accedí por concurso –inclusive entré a la justicia por concurso de “pinches”-, excepto al de defensora oficial.


Me casé en 1981, tuve tres hijos varones. Me separé, me volví a casar y tuve otro varón más. Tengo los mejores hijos del mundo, buenas personas, lo que es mucho pedir. Con semejante vida familiar (idas y venidas) empecé a ejercer la docencia de grande, hace aproximadamente doce años, en la Uade, la Umsa y Uces, en grado (penal I y procesal penal) y posgrado (garantías constitucionales en el proceso penal y derechos fundamentales), me hubiera gustado dar clases en UBA pero no se dio la oportunidad.


Me delira esquiar –apenas hay nieve, rajo para donde sea-, correr, hacer circuitos en bici. Me gusta estudiar, estoy viendo qué hacer el próximo año. También estudiar idiomas, hablo inglés, italiano, balbuceo francés y alemán. Trabajo mucho, pero trato de dedicarle un poco de tiempo a cada cosa. Tengo amigos de siempre, incondicionales; me encanta reunirme con ellos a comer y beber. En fin, me gustaría que los días tuvieran más de 24 horas para poder hacer bien todas las cosas que quiero.



Gabriel Pérez Barberá

Cursé la escuela primaria y la secundaria en un colegio público estándar de clase media, de Villa Carlos Paz (creo que había que hacer un modesto pago anual, pero era prácticamente gratuito). Estudié derecho en la Universidad Católica de Córdoba, de lo cual me arrepiento; no porque haya sido mediocre la educación que allí recibí, al contrario, fue realmente buena, sino porque la verdad es que no tuvo sentido que mis padres gastaran tanto dinero en financiar unos estudios que lo único que requerían era la lectura de libros. Por otra parte, dado que mi familia no era precisamente pudiente, toda la plata se iba en la cuota de esa universidad y quedaba muy poco para mi disfrute personal; recuerdo esa época, en fin, como particularmente restringida desde lo económico. Eso, no obstante, tuvo un costado que me dejó algo que hoy valoro como positivo: me obligó a trabajar en los más diversos oficios para poder financiar mis placeres personales. Y así es que fui mozo en un hotel, vendí libros puerta a puerta, cintos de cuero en ferias de artesanías, objetos de cerámica que se horneaban en mi casa a distintos comercios del Valle de Punilla, etc. Este apremio económico me obligó a trabajar muy duro en la profesión de abogado litigante apenas me recibí. Como podía trabajaba también académicamente, pero era difícil. Sólo pude dedicarme de lleno a la investigación cuando pude viajar a Alemania, merced a una beca DAAD y gracias al apoyo de Julio Maier, donde estuve dos años y medio. Tras ello, como pude terminé la tesis aquí y me doctoré hace apenas dos años. Soy profesor adjunto, por concurso, de derecho penal en la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional de Córdoba, donde en cada clase aprendo algo con mis alumnos, y esto no es una pose snob, es realmente así. Fui director de la policía judicial de Córdoba, que aquí es un órgano auxiliar del ministerio público y pertenece al Poder Judicial, y ese cargo me dio “trinchera” y mucha experiencia de gestión. Asumí finalmente como juez de una cámara de apelaciones en lo penal de la justicia provincial de Córdoba (que se llama “Cámara de Acusación”), y en eso estoy ahora.


12 comentarios:

Nico dijo...

Me podrias dar un breve panorama de porque GPB fustiga tanto el tema de la libertad probatoria. Honestamente nunca habia escuchado que nadie critique esto (es verdad que solo he leido obras generales)
Excelente el cuestionario, una de las secciones que mas disfruto (de tu blog y del de Arballo)

Abrazo

Nicolas

Juan Pablo Iriarte dijo...

Que bueno lo de Pérez Barberá en la pregunta 16!
Slds,
V

Anónimo dijo...

Gratamente sorprendido por lo que reflejan en sus respuestas estos majistrados de carne y hueso, tan alejados de tanto "solemne-chanta" que anda por ahí. Un placer.
Marcelo Llambías.

Anónimo dijo...

Lo mejor es que a GPB le gustó The Age of the Understatement, discazo.
Y voy a comprar La liebre.
Coca

Anónimo dijo...

Alguna opinión sobre el tremendo abuso de poder de Oyarbide? Detenciones para todo el mundo? Concesión de exención de prisión un día y al siguiente la detención???

Anónimo dijo...

LO MEJOR:

13. ¿Tiene confianza en la justicia argentina?

Y LA JUEZA DIJO:

Definitivamente, no.

ESO ES HONESTIDAD...

Nicolas dijo...

Un exelente cuestionario.

Mas jueces como estos por favor!!!

Abrazo.

Funcionario Argentino dijo...

Porque no se dejan de joder caterva de hipocritas bienpensantes ustedes le hacen mas daño a la libertad, la igualdad y la fraternidad (los pilares de la vida en sociedad) que un vagon lleno de fascistas haciendose la paja con la foto del Negro Oro. Cuando el producto de su "trabajo" baja a la sociedad la derecha entra en extasis y la izquierda no entiende una mierda. En el medio la "gente" el objeto de vuestro diario pecunio escucha a un medico brujo haciendo admoniciones a los dioses del deletreo esdrujulo. Son una montaña de lugares comunes. Que : Julio Maier, Claus Roxin, Carlos Nino, Carlos Alchourrón, Eugenio Bulygin, Enrique Bacigalupo, Hans Kelsen, Ingeborg Puppe, Jorge de la Rúa, Marcelo Sancinetti, Pablo Navarro, Günther Jakobs, Luigi Ferrajoli, Alessandro Baratta. No vale si cada dos frases los nombran. Ahora Uds. entienden lo que leen o peor aun. Entienden lo que escriben. Manga de Fariseos.

www.funcionarioargentino.blogspot.com

Anónimo dijo...

... la verdad, que ningún abogado (y menos aún los funcionarios judiciales) están dispuestos a admitir, e intuyo un sentimiento que puede rondar por allí en la respuesta de PB sobre que su educación solo consistió en leer libros, es que no existe nada más vacío e intrascendente que la carrera de Derecho: ¿quién sería tan idiota de dedicarse a estudiar las regulaciones de la vida y que su honor sea hablar y decir cosas rampantes, en vez de vivir, y esperar a ganar plata hablando de regulaciones sobre la vida? Por éso después les salen tantas patologías a los judiciales, sobretodo a los que llegan a jueces tan jóvenes y se dan cuenta que se gastaron lo mejor de su juventud en ... leer libros sobre la realidad (y después la realidad va tan rápido que los vuelve locos)y que no saben ganarse la vida de ninguna otra manera ... y algo de eso debo saber, porque yo también me formé con los cráneos que nombran los autores (les va a entrar la intriga de quién soy, je je) y llegué muy joven a un puesto muy alto, pero en vez de seguir escribiendo boludeces sobre la vida,renuncié a la judicialidad para dedicarme al arte y a la enfermería, entonces con eso,en vez de estar clavado de por vida en una oficina controlando la vida ajena, estoy en la vida física y viajando por los lugares más insólitos y remotos, curando gente ... y a la obtusa de la Manes, que dice que hay que pasar por la Defensa Pública para tener sensibilidad social: ¿No le dió el corazón paradesarrollarla antes del puesto, o antes de leerlo en los libros? La verdad es que el mundo de los Abogados es pura farsa argumental,y yo estoy muy feliz de haber podido darle la espalda,aún renunciando a mis propios conocimientos (cuando se dieron cuenta que lo que estudiaron no le sirve a nadie, los juristas se vuelven locos, o después se consiguen una mujer a la que embarazan, las tienen de cuasi sirvientas y les dedican los libros pajeros que escriben) ... la verdadera capacidad de escribir es de los escritores, y la Universidad te deforma lacabeza ... a SM, GPB y muchhos colegas juristas, los compadezco de verdad:nunca se podrán liberar de sí mismos ... aunque seguirán teorizando sobre la pelotudez del dolus generalis, actio libera in causa, presunciones pelotudas y demás ...

Alberto Bovino dijo...

Funcionario Argentino:

¿Por qué no te vas a la concha de todas tus hermanas?

Atentamente

AB

Alberto Bovino dijo...

Anónimo de 5 de agosto de 2012:

Si vas a insultar y agraviar sin dar más razones que tu supuesto conocimiento personal, te recomiendo que crees tu propio blog y allí putees a diestra y siniestra.

Atentamente,

la Gerencia

De Fazio dijo...

Que bueno conocer más de GPB, este año estamos haciendo un seminario interno de la comision (elementos de dcho. Penal) dnd discutimos acerca de su tesis doctoral, el nuevo concepto del dolo. Y eso me hizo acordar a cuando vos (alberto) me dedicaste el libro de fundamentos de julio, exigiendome que me dedique a estudiar cosas mas importantes que el dolo eventual! Abrazo grande, Cristian De Fazio.