6 nov 2018

PATRICIA BULLRICH Y LAS ARMAS








El que tenga perro que lo ate, el que no, no

Frente a la pregunta de una periodista sobre el peligro de que los ciudadanos se armen y quieran hacer justicia por mano propia, la ministra respondió, levantando los hombros como indicando que eso no era un problema:

Bueno eso es un tema de las personas. El que quiera estar armado que ande armado; quien no quiere estar armado que no ande armado; la Argentina es un país libre...

El hecho de que la ministra de seguridad dé una respuesta semejante es, cómo decirlo, muy irresponsable, por no llamarlo delirante. No se le preguntó a cualquiera, se le preguntó a quien está a cargo de las políticas públicas sobre seguridad en el ámbito nacional.

En primer término, está claro que no es "un tema de las personas". La tenencia y portación de armas están estrictamente reguladas, circunstancia que nada tiene que ver con el hecho de que estemos en un país supuestamente libre.

En segundo término, también está claro que las muertes con arma de fuego descenderán si los particulares tenemos menos armas. No son necesarios los estudios para darse cuenta, aunque todos los estudios lo corroboran. Así, por ejemplo, la tenencia de armas en los domicilios aumenta las probabilidades de que los miembros de la familia terminen muertos:

Los estudios a nivel internacional muestran que el hecho de tener un arma en la casa lo único que hace es aumentar la probabilidad de que uno de los integrantes de ese hogar muera.
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Los poseedores de armas de fuego tienen 43 veces más probabilidades de matarse o de matar a alguien de su familia que de disparar el arma contra un delincuente, de acuerdo al estudio de la Universidad de Lanús (ver nota)

Los estudios también demuestran que las armas mayormente no se utilizan en casos de robos:

Asimismo, más de la mitad de los homicidios dolosos en Argentina se llevan a cabo con armas de fuego y sólo el 25 por ciento de las muertes intencionales se comete durante robo ya que en general se producen por conflictos interpersonales. 

Si bien la mitad de las personas entrevistadas por la DNPC señalaron que poseían armas por "prevención" ante la inseguridad, los datos oficiales exponen que en el 75 por ciento de los casos las muertes por armas no tuvieron que ver con situaciones vinculadas con robos (ver nota). 

No es tan difícil, Sra. Ministra...  

menos armas = menos muertes

Una regla de tres simple es más complicada, pero Ud. parece no querer entender. Por ello su "aclaración posterior" tampoco sirve.

Al ser consultada sobre sus polémicos dichos a favor de la portación de armas, los ratificó y además puntualizó que son las “personas de bien” quienes pueden estar armadas. Bullrich resaltó que es la ANMAC (ex Renar) la que regula qué personas pueden portar armas y luego explicó: “No está prohibido que las personas porten armas legales, lo que está prohibido es que el delincuente use armas homicidas. Las personas de bien pueden portar armas si están autorizadas legalmente. pueden, por ejemplo, tenerlas para caza, en el campo o en quintas” (ver nota). 

Su definición de "personas de bien" tiene un leve tufillo clasista, ¿no les parece? Más allá de ello, menciona situaciones que nada tienen que ver con la pregunta que provocara su ya célebre aforismo "quien quiera tener armas, que las tenga, quien no, no".

Me bolsonarizo, te bolsonarizas, se bolzonariza...

Como si con lo dicho no resultara suficiente, Bullrich aclaró sus puntos de vista y explicó:

Lejos de desdecirse de sus dichos a favor de la portación de armas y contra los migrantes, la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, redobló la apuesta y se vanaglorió de haber propuesto duras políticas de seguridad y migratorias antes que el ultraderechista brasileño Jair Bolsonaro. “Nuestra política de inmigración y el cambio de un paradigma que dejaba a los ciudadanos indefensos son absolutamente previos a Bolsonaro”, celebró la ministra al ratificar también su defensa a la portación de armas, en la línea del flamante presidente electo de Brasil.

Sus dichos son claramente consecuentes con su manifiesta voluntad de criminalizar a extranjeros, pueblos originarios y movimientos sociales. Lo que llama la atención es esa necesidad de aclarar que le ganó de mano a Bolsonaro, como si se tratara de un mérito.

El "nuevo paradigma"

Respecto a lo que la ministra denomina, ampulosamente, un "cambio de paradigma", y que solo es el viejo discurso de "mano dura", declaró lo siguiente:

“El policía Chocobar actuó para defender a la gente, fue muy clarita su actividad”, afirmó Bullrich ayer por la noche cuando fue interceptada por dos reporteros de medios locales. Sobre la decisión de la Corte, que le denegó un recurso de queja al policía procesado por matar a un presunto ladrón y lo envió a juicio oral, la ministra opinó que era “un tema formal” y confió en que la decisión final estaría del lado de “la razón y la lógica” en lo que llamó varias veces “el nuevo paradigma” de la política de seguridad que “no esté basada en los derechos humanos para los victimarios sino para las víctimas” (ver nota, destacado agregado). 

La ministra, a pesar de que el agente Chocobar ha sido procesado por homicidio agravado por uso de arma de fuego en exceso en el cumplimiento del deber, insiste con la legalidad del comportamiento del policía, presionando, junto con el presidente, al poder judicial. Chocobar, además, podrá ser muchas cosas, pero víctima no es una de ellas.

Lo que denomina "nuevo paradigma" es solo el discurso contra los derechos humanos y a favor de la "mano dura". Esencialmente, propone que aun en casos de muertes por la espalda de personas desarmadas por parte de miembros de las fuerzas de seguridad, ni siquiera hay que investigar la posible responsabildad penal del funcionario. Mucho menos hay que perseguirlos penalmente, y en caso de que ello suceda, allí estará la ministra para protegerlos...

Sería interesante que Bullrich recordara que desde hace muchos años, el derecho internacional de los derechos humanos ha desarrollado normas y estándares de protección de los derechos de las víctimas de los delitos sin resignar, por ello, los derechos del imputado.

Léase, por ejemplo, la Declaración sobre los principios fundamentales de justicia para las víctimas de delitos y del abuso de poder. Claro que eso del "abuso de poder" no le gustará mucho a la ministra. Seguramente porque las víctimas del abuso de poder no suelen ser "personas de bien" que se arman para cazar, o para proteger sus quintas o sus campos...

Muchos políticos y funcionarios, a partir del triunfo del candidato ultraderechista brasileño, se están animando a defender propuestas que antes se cuidaban de desnudar abiertamente —aunque éste no sea el caso de Bullrich—, para no ser tildados de derechistas o autoritarios. Subidos a la ola conservadora triunfante en Brasil, se animan a bolsonarizar sus propuestas y a mentir un poco menos. Esa sinceridad, sin embargo, asusta.





Addenda
Patricia Bullrich seguramente no sabía que hacía unas horas acababa de finalizar la Semana Internacional del Desarme cuando declaró que "el que quiera estar armado, que ande armado, y el que no quiera estar armado, que no ande armado: la Argentina es un país libre", aunque inmediatamente después, la ministra de Seguridad aclaró: "Nosotros preferimos que la gente no esté armada".
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La consternación fue generalizada. Esa palabra eligió la Red Argentina para el Desarme (RAD) para pronunciarse: "La tenencia de armas no está prohibida en la Argentina, pero está sujeta a normas y condiciones especiales establecidas. No está librada a lo que 'la gente' se sienta 'libre' de hacer al respecto, como afirmó la ministra", sostuvieron desde la ONG en un comunicado, en el que destacaron que "incentivar a los ciudadanos a armarse para proveerse su propia protección o seguridad personal es ni más ni menos que reconocer el fracaso del Estado".
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"La seguridad pública no mejorará si se permite que proliferen los 'ciudadanos sheriff', los vengadores anónimos o los que asuman que tienen derecho a hacer justicia por mano propia. La mejora de la seguridad pública es una construcción social basada en la empatía y la solidaridad, en la que el Poder Ejecutivo debe poner sus recursos al servicio de la prevención. Y eso no significa dar 'piedra libre' para matar ni a las fuerzas de seguridad, ni a los ciudadanos: es minimizar los riesgos, para lo cual la restricción de la proliferación de armas es clave", continuó la RAD (ver nota). 

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