Supongo que un tipo de la inteligencia de Rosenkrantz,
cuando era un abogado litigante, habrá sido muy crítico de la justicia. Sin
embargo, parece que ya ha adquirido el síndrome de
"NoSomosCulpablesDeNada" propio del buen juez de nuestro medio.
En una nota de Analía Argento publicada en Infobae, entre otras barbaridades, dijo:
La mala reputación de la
Justicia es porque la opinión de la gente está moldeada por los medios de
comunicación.
Conclusiones: 1) la justicia anda fenómeno; 2) la gente
es muy tonta; y 3) y por eso la manejan los medios.
Me parece francamente asombroso que Rosenkrantz tenga una
opinión similar a la de María Gómez Alonso de Díaz de Cordero, jueza con muchos
apellidos y poco criterio. Frente a una encuesta que señalaba que más del 82 %
de la gente no tenía confianza en la justicia, respondió que se debía a que
"no nos conocen"...
Cuando le preguntaron sobre la relación con los demás
miembros de la Corte, contestó, incómodo:
No hay conflictos internos.
¡Ajá! Lo suyo con Lorenzetti y el CIJ parece que no fue
un conflicto, y debemos confiar en su versión porque él ama la verdad. Me
resulta intrigante cuál será el término que utilizará para señalar ese episodio.
Su amor a la verdad condiciona su opinión sobre la figura
del arrepentido, porque rompe "la solidaridad que crea el delito".
Aclaró que lo mismo sucederá "cuando se castigue la mentira", ya que
buena parte de los problemas
de la administración de justicia es porque se concentra la mayor parte del
proceso en encontrar la verdad entre muchas mentiras porque la mentira no se
sanciona.
Así que en su opinión los abogados de las partes nos
dedicamos profesionalmente a mentirle al juez del caso. No sé si su opinión se
debe a que conocía su propio trabajo o a que no conoce el de otros.
Por otra parte, parece desconocer las experiencias de
casos en los que se confía en "arrepentidos", que jamás terminan
bien. A ello se suma que desea castigar a los arrepentidos que declaran
mintiendo. Es decir que en su opinión se debería apretar al imputado para que
declare y, además, que declare bajo juramento. Total normalidad.
Hablando de independencia judicial, señaló:
Como un mea
culpa, reclamó a los jueces que sean "íntegros" y que expliquen
"sus decisiones a la luz de sus mismos principios" porque
"los jueces cambiantes socavan la Justicia".
"Debemos ser independientes no solo de los otros
poderosos del Estado, sino también de nuestras convicciones ideológicas
y políticas", manifestó, al tiempo que pidió a la sociedad mayor
control y a los jueces les dijo: "Deben ser valientes y tener la
valentía de decir lo que el derecho exige, independientemente de lo que pida la
tribuna".
No
comprendo, realmente, a qué se refiere con lo de las convicciones
"ideológicas y políticas". No me parece posible dejar las convicciones
ideológicas y políticas fuera del acto de resolver. No hablamos de política
partidaria sino, por ejemplo, sobre la percepción política acerca de cuál es la
función de un juez en un Estado de derecho. También es muy interesante que no
haga mención alguna a la cuestión de la independencia interna, gravísimo problema
de nuestra justicia jerárquica. En fin...
Así
que ya saben, ciudadanos, si quieren dar su opinión sobre el funcionamiento de
la justicia, primero se me sacan el molde que les pusieron los medios de
comunicación. Si no, se me callan.
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