Expresiones y términos que sería preferible evitar
Por Luis Bunge Campos
Por Luis Bunge Campos
Esa jerga
que solemos hablar los abogados está plagada de expresiones, frases,
latiguillos y clichés, que están sacados de lo peor del lenguaje policial y del
mal uso del idioma del periodismo. Una lista que no pretende ser exhaustiva y
que puede agrandarse comprendería a las que se enumeran. La idea es simplificar
el lenguaje para hablar en castellano y elegir la forma más simple antes que la
complicada. El lenguaje es un modo de comunicación, no de asunción de status;
no somos abogados porque decimos “atento al estado de autos”, somos abogados
porque hacemos este trabajo.
“Por conducto telefónico” en realidad hablamos por teléfono que es un medio técnico para
comunicarnos. Existe el verbo “telefonear” por lo que “me comuniqué por
conducto telefónico” bien puede reemplazarse por “hablé por teléfono”, “me
comuniqué por teléfono”, o “telefoneé” que tienen la ventaja de estar en
castellano. Tampoco es linda la expresión “vía”
en lugar de “por”; “por fax” es mejor que “vía fax”.
“Enrostrar” verbo que hace referencia a echar en cara o reprochar y no exactamente
a acusar; el delito “enrostrado” es el delito imputado.
“Impetrar” es “conseguir una gracia que se ha solicitado y pedido con
ruegos//solicitar una gracia con encarecimiento y ahínco”, no es sinónimo de “peticionar”
que es el ejercicio de un derecho republicano. El apelante no suplica o
impetra; peticiona o reclama.
En cuanto a
las formas de llamar al imputado, el nombre es la más práctica, en la secuencia
correcta nombre-apellido; no a lo servicio militar o cárcel apellido-nombre.
Otra sería imputado, si hay auto de procesamiento “el procesado” es correcto.
El terror a repetir a veces conduce al uso de términos poco felices como
“encartado” que me suena a ensobrado. Es preferible repetir “imputado” a caer
en los horrores de inventarle sinónimos.
A propósito
de esto; “Incuso”, es un adjetivo y
aunque no se crea existe; pero la definición del diccionario de la RAE es esta:
“Dicho de una moneda o de una medalla: Que lleva en hueco por una cara el
mismo cuño que por la opuesta tiene en relieve.”.
Hablando de
sinónimos y del terror a repeticiones, cuidado con caer en disparates
frecuentes en la jerga policial. Incendio es un sustantivo; ígneo, un adjetivo.
Poner “el ígneo” o “el foco ígneo” en lugar de “el fuego” es espantoso.
No usar
giros o expresiones que son utilizados como muletillas por el lenguaje
periodístico o policial; “frondoso
prontuario”, “voraz incendio”, “arma reglamentaria” (o aún peor, “provista por la repartición”), “móvil policial” (“móvil” es menos admisible),
“ recorrer el radio jurisdiccional”, “del numerario de la repartición...”,
“personal policial”, “haciendo uso de la fuerza mínima indispensable”, “extrajo
de entre sus ropas”, “a la carrera”, “de infantería”. Los ejemplos son
muchos y, sin duda, esta lista podrá ser actualizada muchas veces.
No son menos
evitables los giros típicamente abogadiles, pero no técnicos, como “así
las cosas”, o “toda vez que”,
que delatan al abogado-autor y muy pocas veces se justifica la necesidad de
usarlos.
“Taxímetro” con acento por ser esdrújula, es el reloj, no el automóvil que se llama
“taxi”, expresión preferible a “automóvil
de alquiler”.
“Cartular”, no es sinónimo de “cheque”, ni siquiera es
sustantivo. “Cheque” es reemplazable por “título”, “documento”, “papel de
comercio”, con mucha más felicidad que “cartular”.
Los recursos
se presentan o interponen, no se intentan, quizás intentó presentarlo y se olvidó o lo hizo fuera de
término; ése sería el “recurso intentado”
pero no es el interpuesto, presentado, que nos convoca a estudiar la cuestión y
debemos resolver.
Los recursos
no son medicina así que no hablemos del “remedio”
ya que la resolución apelada no está enferma. Además si llamamos al recurso el
remedio, estamos adelantando que el recurrente tiene razón y deberemos remediar
la resolución.
A propósito
de los recursos, si lo que se hace en nuestra Cámara no es “apelatorio” ¿por
qué en el ámbito de la casación hablamos de lo “casatorio”? Creo que la expresión correcta es casación.
“Muerte dudosa” es si de lo que dudo es del hecho de que esté muerto o no. Lo correcto
es “muerte por causa dudosa”.
“Mentado” para el
diccionario de la RAE es “que tiene fama o nombre; célebre”. Si bien “mentar”
es nombrar, mencionar, ésta es la única acepción para su participio pasivo como
adjetivo. Quizás el recurso no era “mentado” sino mencionado, nombrado. No
decimos “el recurso más mentado de toda la población”.
Existe
“nulamente” pero no “nulidicente”. Ojo con esos sufijos “dicentes” que se meten
por ahí, Verdaguer no era “chistidicente”. “Nulificante” podría ser el
participio activo del verbo “nulificar” que no existe.
Curiosamente
la palabra ilícito que no ha perdido su condición de adjetivo ha sido admitida
como sinónimo de delito, si bien como un mexicanismo.
El “Código
de Procedimientos”, es el que establecía un procedimiento escrito; el que
usamos todos los días es el “Código Procesal”.
Palabras
propias del peor lenguaje periodístico o policial que se usan porque suenan más
“serias” que las palabras normales:
Nosocomio por Hospital,
sanatorio, centro de salud, etc.
Facultativo por médico.
Intersección por esquina.
Arteria por calle o avenida. A
propósito de esto, calle es todo, por donde van los autos es “calzada” y por
donde se camina “vereda” o “acera”. Cuidado con las absurdas referencias del
tipo “caminando con dirección Norte” (los puntos cardinales van con mayúscula).
Si se señala una dirección se debe señalar completa “dirección Sur-Norte”, pero
creo que no somos cartógrafos, ni andamos con la brújula en el bolsillo; podemos
obviar esas referencias que no dicen nada ya que nadie sabe para donde iba. “En
el sentido contrario a la circulación de vehículos” por “a contramano” o “de
contramano” es un “inútil dispendio lingüístico”. Una referencia geográfica más
útil es del tipo “hacia la avenida Córdoba” (decimos avenida para que no
tengamos que mirar en un mapa porque creemos que se iba a la provincia de
Córdoba); “hacia el bajo”.
“Darse a
la fuga” por escaparse, irse, salir, etc. Ni hablar del invento del “profugarse”
como si uno adquiriera la condición de prófugo que en realidad es una
imputación; el prófugo es un tipo que se fugó y es tildado de prófugo.
Propinar por dar o golpear, “propinó un
golpe de puño” por “pegó una trompada” o “golpeó con el puño”, “puñetazo” tiene
además ese gustito de serie doblada; ni hablar de propinó una patada por pateó
que es el verbo que describe la conducta.
Los delitos
sexuales son una inagotable fuente de un lenguaje que termina siendo aún más
grosero que el natural. Los glúteos son músculos y nadie los toca sin abrir la
piel, si le tocó la cola, podemos decir “las nalgas” que es una referencia a
una región anatómica, o directamente “trasero” que es la palabra correcta, se
puede hacer una referencia casi geográfica a la “región glútea”; pero los
glúteos son músculos. Lo mismo sucede con las “mamas” cuando lo que toca son
los “pechos”. “Por encima de sus ropas”, esta expresión no es nada feliz y debería
ser reemplazada, a veces me pregunto si es tan necesario aclararlo. De todos modos “por encima de la
ropa” me suena menos rebuscado.
“Reducir” por detener o atrapar. El
verbo reducir tiene muchas acepciones; una es “persuadir” y no es el caso; otra
es “sujetar a obediencia”; es el caso del delito de “reducción a la
servidumbre”.
“Caco”,
sin comentarios.
En los
expedientes no hay policías, sólo “personal policial”, por suerte no adoptamos
el periodístico “agente del orden”.
“El
fiscal de grado” es una referencia incompleta si no decimos de qué grado
es. De todos modos esta es una expresión propia del régimen anterior a la ley
de Ministerio Público, actualmente hay fiscales generales y fiscales de primera
instancia, a los que bien puede llamarse “agentes fiscales” como lo hace el
código.
“Sumario
y plenario” son las etapas en las que se dividía el proceso en el Código de
Procedimientos, en el vigente son “instrucción y juicio”, sería bueno evitar
referirnos al sumario y al plenario.
Ya que la
Edad Media terminó hace unos días ¿tenemos que seguir diciendo “fecho”?
Es sólo una pregunta, si les gusta esta bien le da un sabor castizo al proceso.
Podríamos agregar “qué faceis niña fermosa”.
6 comentarios:
Reconozco el uso de algunos de estos "giros idiomáticos". Generalmente, porque me obsesiona evitar la repetición de una palabra en un mismo párrafo, o de la misma frase para dar inicio a distintos párrafos. El "así las cosas", por ejemplo, lo uso bastante.
Otra cosa es el uso de palabras inexistentes o el abuso del formulismo y el eufemismo. El "uso de la mínima fuerza indispensable" fue a lo que recurrieron una vez unos policías en un allanamiento, mientras volteaban una pared a mazasos porque no podían abrir una puerta y no tenían ganas de llamar a un cerrajero.
Muy bueno. Sumo a la lista un reiterado reclamo, ya tratado en este blog: prohibición absoluta de los gerundios.
Pregunta: por qué las actas o resoluciones empiezan con la triple barra y las siguientes letras de la ciudad. Tipo "///nos Aires"?
Creo que el profesor Bunge Campos alguna vez me lo explicó y lo olvidé..
"detentar", es tener ilegítimamente, pero en derecho de familia se usa "detentar la custodia"...
El padre biológico tiene a su hijo de forma ilegitima, entonces?
A propósito del artículo, traigo a colación un par de enseñanzas del groso de Luis María Roberto Mario Bunge Campos: juez natural no equivale a juez de turno (locamente hay una enorme confusión con esto y uno suele ver una y otra vez frases tales como "el juez natural" o "el fiscal natural". Otra: Bovino y Pastor no son personajes del ámbito rural. Y por último: el personal policial "redujo" al imputado. Cuánto lo redujo? De qué tamaño quedó? jajajaja
"Así las cosas" es más que frecuente, pero es más una patada en las córneas que una frase conectora.
Ya que estamos con definiciones, para mi sorpresa, Caco esta definido por la RAE:
caco.
(Del lat. Cacus, Caco, ladrón mitológico).
1. m. Ladrón que roba con destreza.
2. m. coloq. Hombre muy tímido, cobarde y de poca resolución.
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