TIREN CONTRA BONADÍO
Audio parcial de una entrevista realizada a Manuel Garrido
por Romina Manguel y Martín Angulo
Desde el momento mismo del anuncio realizado
por De Vido, muchísimas
personas —tanto quienes apoyan a la Presidente como quienes no lo hacen—
cuestionaron la medida. La separación entre K, noK, y antiK, fue como se
difuminara. Los críticos pegaban duro, muchos K se llamaron a silencio, y otros
cuestionaron la decisión de Bonadío.
Con el profesor Leonardo Filippini elaboramos un documento para
generar el debate, que publicamos aquí, pero si bien obtuvo gran difusión, no
generó debate alguno.
Se cuestionó no solo la eventual
intervención del PEN como querellante sino, además, la intervención de TBA por
parte del PEN. Se decía que era intención del PEN no quedar involucrado y que
las culpas recayeran en TBA. En verdad —y esto no lo sé—, el hecho de que esas
fueran las intenciones del PEN es irrelevante. La vieja frase "No solo hay
que serlo sino también parecerlo" es de estricta explicación al caso.
Pero pasemos ahora a la actuación de Bonadío. Cuando me enteré de que la
causa había aterrizado en su juzgado escribí en Twitter
que su intervención era un insulto a las víctimas. Los antecedentes del
denunciado no son los mejores. Y desde que tomó el caso no dejó irregularidad
por cometer.
Paradójicamente, Bonadío fue uno de los más firmes
opositores a la intervención de la Oficina Anticorrupción, cuyas facultades
legales declaró inconstitucional en
varias oportunidades. Desde esa posición debió haber tenido que dar varios
saltos mortales para poder aterrizar en aquella que permitió la participación
del PEN como acusador particular.
El abogado Gregorio Dalbón, por su parte, demostró la
falsedad del argumento del PEN sobre la finalidad de acompañar y proteger a los
damnificados. En efecto, Dalbón
recusó, apeló la sentencia y denunció a Bonadío
por prevaricar. La denuncia cayó en el juzgado de la Chuchi (Servini), así que Bonadío puede estar tranquilo.
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