GUSTAVO ARBALLO DE VISITA EN MI CASA
PODÉS VER EL "EPISODIO PILOTO" ACÁ
BOVINO:
Gustavo, ¿qué le ves de bueno a la justicia?
BOVINO:
La sala de audiencias de la CSJN parece un tribunal de la Inquisición
BOVINO:
No me importa si les gusta o no les gusta que los controlen
ARBALLO:
El poder judicial hereda, en forma de litigios, problemas irresueltos de la política
8 comentarios:
Encerrrá a dos abogados en una habitación y tendrás, sobre el mismo tema, tres opiniones diferentes. Y más siendo litigante y judicial.
bueno el intercambio.
abrazo!
JJL
Che luego del corte... arrugo!!
Muy bueno el debate ! felicitaciones a ambos.
En mi opinion uno de los mayores problemas de la justicia que origina a varios de los restantes es su caracter autoreferencial; el sistema se mira el ombligo, se conforma con largas sentencias y no se preocupa por lo que piensa o como lo vea la sociedad. Por eso las actas son mas importantes que los actos, porque los que de verdad importan son los judiciales y en ultima instancia los abogados pero nunca la gente comun que "no entiende".
Por otra parte se justifica siempre recordando sus altos fines de interpretar la constitucion, limitar al poder, etc. olvidandose de su deber de prestar un servicio esencial a los habitantes, de su obligacion de resolver los conflictos.
En este sentido, lamentablemente coincido mas con Bovino en que la situacion es peor que la planteada por Arballo ya que creo que los operadores judiciales no son concientes de esto o miran para otro lado, con lo cual los cambis tardaran mucho mas tiempo en llegar.
Saludos y felicitaciones por el debate e instalar estos temas
Martin Casares
Comparto con Gustavo que la función judicial implica un tipo de gestión compleja de lo público. Sin embargo es bastante claro que conforme la constitución la función de un juez es conocer y decidir conflictos. No otra. Y mucho menos si alguna otra función tiende a sobrecargarlo o distraerlo de su tarea de conocer bien y decidir correctamente los casos.
No comparto que los modelos de reforma que plantean la necesidad de una oficina judicial para profesionalizar la gestión en realidad apunten a negar la complejidad aludida por Gustavo (es cierto que desconozco los modelos de reforma a los que alude en concreto y también el tipo de oficina judicial que proponen, pero de acuerdo a mi interpretación de su comentario asumiré que se trata de una oficina que entrega a un profesional de la gestión la responsabilidad de disponer todo lo necesario para que un juez pueda presentarse todos los días en una sala de audiencias y maximizar su capacidad de decidir los conflictos en forma pública).
En realidad y antes que nada, no me queda claro de qué complejidad estamos hablando. En mi opinión representa un grave problema para los sistemas judiciales tradicionales (y aquí va la complejidad en mi opinión) que un juez deba constitucionalmente conocer y decidir en forma directa cada caso que se le asigna (partiendo de la base de que la posibilidad de que un juez examine mi caso es una garantía individual y no una discrecionalidad de la coorporación judicial según la disponibilidad de jueces) porque la organización colonial de la justicia, cuya estructura sigue vigente, no está preparada para eso. No tiene respuestas para eso. Se trata de una organización tosca y poco flexible, que plantea un esquema de delegación cotidiana de la función judicial incompatible con la necesidad de asumir nuevas formas de trabajo como las que implican los sistemas de audiencias orales y públicas para la resolución de conflictos.
Me parece que la caracterización que hace Gustavo de la oficina judicial básicamente como un lugar que se ocupa de “papelería” es una versión bastante estrecha de lo que hace una oficina judicial profesionalizada a la que debiera aspirar un modelo de reforma. Una oficina de este tipo debería a mi entender gestionar un complejo sistema de coordinación de trabajo e información, para que múltiples jueces de un mismo tribunal intervengan de modo fluido en gran cantidad de audiencias con distintos niveles de complejidad, y en interacción con agentes internos y externos al sistema judicial, de forma tal de que además se puedan aprovechar economías de escala, para que esa gran cantidad de “microcausas”, la mayoría de las veces toscas, de las que están atiborrados los sistemas judiciales tradicionales puedan ser despejadas rápidamente del sistema a través de una respuesta que no sea el cajoneo, una plancha de archivo o la simple prescripción del caso. Cosa que los jueces nunca podrán solucionar por sí mismos por muy expertos en gestión pública que pretendan ser. En este sentido hay una restricción de orden sistémico y no subjetiva.
Me parece que la mirada de un juez que debe hacerse cargo de “todo un circo” anonadándose en la complejidad no conduce a formas concretas de abordaje del problema. Afirmar que detrás de la gestión de lo judicial hay algo complejísimo (casi inalcanzable), que no puede ser abordado así nomás por “tretas” como decirle al juez que juzgue y encargar una oficina judicial para la “papelería”, cuando estas oficinas han demostrado ser herramientas muy concretas para ocuparse en forma real de lo que pasa con las personas atrapadas en la deriva exasperante del proceso penal burocrático de nuestros días, esconde, a mi modo de ver, una nueva forma de conservadurismo que los judiciales estamos aprendiendo sutilmente a construir, para defendernos de lo peor que nos puede pasar: que nuevos dispositivos, externos a la corporación de juristas, y conformados por extranjeros “legos” en la alta tarea de impartir justicia, penetren las murallas judiciales, afectando “nuestras” conocidas prácticas de trabajo y nuestras queridas rutinas diarias. La modificación de la tarea cotidiana de los jueces es una tarea que parece menor frente a la situación de las personas privadas de libertad, pero también es cierto que la forma en que trabajan todos los días los jueces seguramente tiene mucho que ver con los años que se toma el sistema para ocuparse de ellos.
Me parece que empezar a transformar las organizaciones judiciales a través de este tipo de herramientas y profundizar la profesionalización de estas oficinas para que los jueces puedan tener la mayor cantidad de audiencias públicas posibles no significa hacer la revolución pero tampoco es bailar en el Titanic.
Los jueces siempre se han podido adaptar a todo tipo de reformas normativas y de códigos. Lo único que ha quedado casi intocado desde la época de la colonia es la estructura de la organización judicial. Me parece que en la situación en la que estamos no es poco que los jueces se dediquen únicamente a realizar su tarea de juzgar y dejen en manos de profesionales la tarea de planificar y efecutar eficazmente el mejor sistema posible para la realización masiva y cotidiana de audiencias públicas. No creo que organizar un efectivo sistemas de audiencias para modificar la forma de trabajo de los jueces pueda ser equiparado a una tarea menor en la lucha por la democratización y transparencia del espacio judicial. Pido disculpas por la extensión pero me ha resultado sumamente interesante el debate y lo agradezco. Saludos, Jorge I. Boerr
Este intercambio es bueno. Uno de los problemas que tenemos es que jueces y abogados nos cruzamos reproches, sin terminar de asumir que somos parte del mismo problema y que el sistema de justicia, del que unos y otros participamos, no da una respuesta adecuada a la sociedad. La consideración social de los jueces es mala, pero ¿cuál es la de los abogados? ¿No será que todos somos parte de un sistema de pensamiento y actuación que no está a la altura de los requerimientos de la sociedad argentina?
Alberto se pregunta, en el tramo de apertura del primer día, porqué el sistema judicial no incorporó tecnología como lo hicieron los abogados y ante eso nos encontramos con una sorpresa, como es que en los juzgados que incorporan tecnología, son los abogados los que las resisten. En el Civil 1 de Capital se puso en marcha el sistema de notificación electrónica -no por mail sino por Web, con código de acceso para los abogados y con un sistema para que eligieran cuándo notificarse, con un plazo máximo de cinco días, en el que se los tenía por notificados si no lo habían hecho espontáneamente, por lo que el sistema no los "apuraba"- y el nivel de adhesión fue paupérrimo. Era voluntario, no adherían diciendo que no estaba en el código -te lo aseguro, Alberto-; bien, se trabajó y se logró que el Congreso sancionara el año pasado la ley convalidando las actuaciones electrónicas. ¿Creés que hubo cambio?. Hoy te dicen que hasta que no sea obligatorio, no. Son muchísimas las experiencias de avance tecnológico que se están llevando a cabo hoy a partir del armado de la oficina de Gestión de la Corte, que trabaja a pleno y apoya en todo eso. Y en general se dan en juzgados cuyos titulares no responden a ese molde acartonado que solés encontrar en tribunales -ni en el trato protocolar de los oficios, en los que "Me dirijo a Ud." está perfecto-. Digo, el Poder Judicial se ha ganado históricamente el ser percibido como una corporación oscura, ineficiente y corrupta, aún cuando esté lleno de gente que no es ninguna de esas cosas; pero el universo de abogados es también parte de eso, hasta en el uso del lenguaje medieval, jalonado de ut supra, ad efectum y similares huevadas. Todos tenemos que trabajar por lograr un cambio. Y por supuesto que los jueces, como servidores públicos, deben aceptar el control -y hasta desearlo, si trabajan como corresponde-.
Coincido en que los cambios tienen que producirse en el ámbito de contacto primario de las personas con el sistema judicial, en la primera instancia; pero eso no funciona si lo que hagan los jueces, fiscales, defensores y funcionarios de primera instancia no se ve convalidado en el viaje del expediente para las cámaras y las cortes. Hoy son muchos los jueces que están tratando de dar respuestas más eficientes, más transparentes y la Corte acompaña desde la oficina de Gestión, pero las cámaras actúan como un freno que enllentece el avance. Son muchísimos los proyectos de incorporación de tecnología y comunicación con proveedores de información (registros, por ejemplo) que están más que chequeados y cuya difusión a todos los demás juzgados espera que termine el bostezo de la cámara de turno.
Hay que seguir debatiendo Y HACIENDO !!! Abrazo a ambos.
muy bueno el debate, en lo sustancial coincido con gustavo. Creo que el comentario de caramelo.doc es correcto y TODOS los que formamos partes del sistema (abogados, jueces, procuradores, empleados judiciales, etc.) debemos hacernos cargo, aca no hay buenos por un lado y malos por el otro, esa idea de pelear y estar contando las costillas del que tenemos al lado es bien argentina y no nos damos cuenta de lo mal que nos hace. En cuanto al proceso penal ya son varias las provincias que han reformados los códigos (La Pampa, Neuquén, Bs.As., etc.), habría que hacer un buen estudio para conocer las virtudes del nuevo sistema y sus deficiencias. Por último, creo que el Poder Judicial ha dado un salto importante en cuanto a su composición, no sólo en la Corte existen buenos jueces, miremos los últimos jueces que ingresaron por concurso a Casación (Slokar, Borinsky, Germignani), miremos la composición de los Ministerios Públicos, sinceramente creo que se ha mejorado y mucho. No hay que olvidar que en Argentina en algún momento Nazareno presidió la Corte.
Hola a todos, disculpen pero recién veo todos estos comentarios. En primer lugar, muchas gracias por los jugosos comentarios. Unos muy breves comentarios desde acá:
• Tengan en cuenta que esto es algo semejante a una charla de cafe, y no una conferencia. De allí la simplificación en la que incurrimos ambos, muchas veces deliberadamente.
• No entiendo lo del mal que le hemos hecho a alguien por dividirnos en bandos a la hora de discutir; lo que sí creo que es positivo es que dejemos en claro desde qué lugar se habla.
• Muy buena la info de Caramelo.doc
Muy buenos los aportes de todos. Cualquiera que desee escribir algo para subir como entrada será bienvenido. Basta enviar mail a la dirección del blog.
Saludos y gracias,
AB
Publicar un comentario