Ignacio Rodríguez Varela es hijo desde hace
42 años, hermano de cinco mujeres y dos hombres, padre de siete niñas y niños,
esposo de María del Pilar, amigo de muchísimas personas, compañero de trabajo
de otras tantas. Ha trabajado 23 años en un poder judicial y un ministerio
público que hoy le han sido esquivos. Desde hace 18 años se desempeña como
docente de derecho penal y procesal penal en la UCA. Actualmente con el cargo
de profesor protitular —sería similar al cargo de profesor asociado de nuestra
Facultad—. Entre 1993 y 2003 trabajó como profesor de cursos en la Asociación
de Magistrados, dando cursos de nivel medio y superior. Ha realizado el
curso de postgrado de Especialización en Derecho Penal, y actualmente reviste
la calidad de doctorando, apadrinado por el Prof. Enrique Aguirre Obarrio. Como si con esto no le
alcanzara, Ignacio ha terminado de cursar la carrera de profesorado medio y
superior. En 1993 fue designado Secretario de la Fiscalía, cargo que ocupa
hasta la actualidad.
Describiremos
brevemente dos prácticas sistemáticas de los órganos que intervienen en el
proceso de designación de jueces y fiscales para demostrar la discriminación de
la que ha sido objeto Rodríguez
Varela.
I.
Ternas y designaciones
Desde
hace más de cinco años, Ignacio Rodríguez
Varela ha concursado en un variedad de puestos, tanto dentro del
poder judicial como del ministerio público fiscal. Así, IRV participó en el
Concurso 120 (juez de instrucción); Concurso 39 (Fiscal de la Procuración
General); Concurso 51 (Fiscal de Instrucción); Concurso 168 (camarista en el
fuero Penal Económico); Concurso 170 (Juez de Instrucción); Concurso 251 (juez
de la Cámara del Crimen); y Concurso 244 (juez de Tribunal Oral Criminal). Como
se puede ver, concursó en diversos fueros, instancias y competencias por
materia. En todos esos concursos ocupó un lugar destacado.
De
hecho, en todos esos concursos se disputaban 29 cargos. Ignacio Rodríguez Varela integró 27 de las
ternas para esos cargos, seis en primer lugar, diecisiete en segundo lugar, y
cuatro en tercer lugar. Al día de hoy solo quedan dos cargos cuyos pliegos no
han sido enviados al Senado, y Rodríguez
Varela aún no ha sido propuesto por el PEN para ninguno de los 27
cargos (ver Anexo “A”).
Y lo
que es peor, en los 25 cargos ya resueltos y cuyos pliegos han sido remitidos
al Senado, en veinte oportunidades se remitió el pliego de quien estaba
inmediatamente por debajo de Rodríguez
Varela en el orden de mérito (ver Anexo “A”).
II. Un
concurso anulado ilegalmente
Ignacio Rodríguez Varela obtuvo la segunda
calificación entre 32 candidatos en el examen del Concurso 140, para ser juez
federal. Superó así a todos los concursantes que se desempeñaban como jueces,
fiscales y secretarios del fuero de la vacante. Tras conocerse el orden de mérito
en 2006, el concurso permaneció demorado hasta ser enviado a
revisión por un jurado de notables que confirmó las correcciones en 2007. Dado
que la gran mayoría de los concursantes habían obtenido pésimas notas, se
decidió convocar a una junta de notables para revisar la corrección del examen,
corrección que fue ratificada en 2007.
Hubo un
caso parecido, el concurso para cubrir dos vacantes en la Cámara Federal
porteña, en el que el Consejo resolvió lo contrario y acaban de remitirse los
candidatos al Poder Ejecutivo. En este caso, los resultados del examen
fueron aún peores: sólo aprobaron dos de los 16 concursantes. Al igual que
en el concurso de los juzgados… pero nadie pidió la nulidad de
esta decisión (La Nación, 13/4/2008).
El
verdadero motivo, en realidad, fue dicho explícitamente por Diana Conti:
El
Consejo de la Magistratura anuló ayer los trámites del concurso más antiguo y
de mayor relevancia política que tenía para resolver: el que estaba destinado a
cubrir las vacantes del fuero federal de la Capital, donde se tramitan las
principales causas por corrupción. La decisión se tomó por iniciativa de la
diputada kirchnerista Diana Conti,
sobre tablas, cuando estaba terminando la sesión del plenario y ya no quedaba
en la sala ninguno de los consejeros representantes de los jueces, que se
habían opuesto a que el concurso se anulara.
Esta
medida permitirá que vuelvan a concursar para tres juzgados de alta importancia
política candidatos que habían sido aplazados en el examen escrito y relegará a
los que lo habían aprobado, que mayoritariamente no cuentan con la simpatía del
Gobierno. Conti argumentó
que éstos no eran lo suficientemente buenos para armar con ellos las ternas que
el Consejo debe remitir al Poder Ejecutivo (La Nación, 12/9/2008).
III.
Las razones de la exclusión/proscripción de Ignacio Rodríguez Varela
Para
cualquiera que pretenda verificar las razones de esta discriminación en
perjuicio de Ignacio Rodríguez Varela, basta con preguntar, por son un
“secreto a voces”. En este sentido, escribió Mirna Goransky:
Le
pedí a Ignacio que me dijera cuáles eran las razones por las cuáles el creía
que no lo designaban, y tiene la casi certeza de que se trata de un caso de
“portación de apellido”. En cuanto a su padre, me dijo que:
“fue Decano de la
Facultad de Derecho de 1972 a 1973, Fiscal de Estado de la Provincia de Buenos
Aires (equivale a la Procuración del Tesoro nacional) de 1976 a 1978, Ministro
de Justicia de 1979 a 1981, y Rector de la Universidad de Buenos Aires en 1982;
luego defensor de Videla en
diversos procesos penales”.
Su
condición de “hijo”, según me dicen, ha sido la señalada de manera unánime como
causa de la discriminación; lo dicen algunos funcionarios en forma expresa
cuando alguien pide que se preste atención a su situación. Ante ello Nacho ha
presentado un recurso de amparo basado en que la discriminación, el trato
evidentemente desigual y la imposibilidad de sostener que las once veces en las
que se pasó por arriba la decisión de los jurados obedece a la idoneidad
constitucional. La Cámara en lo Contencioso administrativo le reclama en su
sentencia la prueba fehaciente de la razón de la discriminación…
Ignacio
me escribe diciendo que:
“todo indica que
no me quieren designar por portación de apellido, y es posible también que mi
actuación en las fiscalías y en aquel año en el Ejecutivo me ganaran enemigos
por otras razones[1][1],
pero desde 1993 cuando fui designado Secretario y arrancamos luego con el gordo
Pepe [Campagnoli] nuestras
batallas, tengo una legión de enemigos por el estilo; bienvenidos sean, porque
se trata de tratantes de blancas internacionales; algún juez y todos los que lo
sostienen que es otra legión; una multitud de comisarios generales, mayores y
menores; otra multitud de políticos corruptos, como aquel presidente del
consejo deliberante, Pico, al
que le dieron 14 años de condena, hecho que motivó mi primer bolilla negra de
parte de un juez de la vieja Corte en 1997 cuando me quisieron nombrar en la
CSJN para integrar la secretaría especial para la causa de la embajada; esto
además de una multitud de bandas de piratas del asfalto, de empapeladores, de
peligrosos secuestradores y otras asociaciones ilícitas que llegaron a nada
menos que 20 condenas por ese delito casi imposible; agregále a esto a toda esa
legión de tribunalicios apachorrados y maliciosos que nos odian desde que se
nos ocurrió la aventura de la Fiscalía de Distrito; no te olvides que éramos la
única fiscalía que, por ejemplo, era salteada en el turno de tres jueces a
pedido de ellos y por decisión de un camarista que les hizo caso, eran Moundjian, Madjoubian y Muratorio,
los tres se tuvieron que ir o fueron echados. Por lo demás, jamás fui impugnado
en los larguísimos y penosos trámites de esos 12 concursos por NADIE, ni
siquiera por los que luego se ocupan de llenarle la cabeza a Zaninni para que entregue la mía.
Les salgo muy barato”.
Estas afirmaciones de Rodríguez Varela se han visto confirmadas, entre otras
circunstancias, por lo dichos del Prof. Mariano Silvestroni:
“Es vox populi que a Rodríguez Varela le pusieron la
bolilla negra.
Yo participé en un concurso en el que me fue muy
bien, y a Rodríguez Varela también,
pero "radio pasillo" decía: a) quienes eran los "elegidos"
para ganar las dos vacantes (con independencia de los méritos y del examen); b)
que RodrÍguez Varela no
iba a ganar porque era "hijo de".
Renuncié al concurso mediante una nota cortita en
la que decía, palabras más palabras menos, que el concurso era irregular. Y eso
me consta, al menos en lo que atañe al modo en que se conformó la terna y se
eligió a los ganadores. Lo de la discriminación, repito, es sólo "radio
pasillo", pero lo saben todos los que alguna vez participaron en algún
concurso en el que también estaba Rodríguez
Varela. Tengo guardadas las pruebas que demuestran la irregularidad de
ese concurso y de otro más, que retratan como funciona el consejo de la
magistratura Kirchnerista.
Mi nombre es Mariano Silvestroni”[2].
Todos
estos hechos están documentados y verificados por diversos medios de prueba que
han sido presentados ante la justicia.