12 nov 2010

MUJERES DE MINIFALDAS III

MINIFALDAS Y MUCHO MÁS






En la italiana ciudad de Castellmare, a una mujer solo le puede costar unos $ 2.700 (alrededor de E 500 o u$s 680) andar con una linda minifalda. No es como para quejarse demasiado.





Realmente, cada día entiendo menos. El animus prohibiendi es un impulso irrefrenable de todo Estado que se precie de tal. En ese contexto, aun cuando me siga pareciendo absurdo y me siga oponiendo a los impulsos del fascismo saludable y prohibiciones semejantes, creo que éstas tienen cierta “racionalidad” propia que informa alguna política —legítima o ilegítima– que sirve a ciertas personas, grupos o instituciones. Pero lo que se informa en esta nota que reproducimos es algo distinto.



Las prohibiciones no solo son absurdas sino que no tienen sentido alguno, y resulta difícil ver la política represiva que implementan. Pareciera ser que es solo eso, política represiva sin ton ni son. Y se debe, según se informa en la nota de Irene Hernández Velazco en ELMUNDO.es:



Italia, un país famoso por su flexibilidad y su capacidad de adaptación, se está convirtiendo en Prohibilandia. El fenómeno comenzó hace un par de años, en agosto de 2008, cuando pocas semanas después de su llegada al poder el Gobierno de Silvio Berlusconi aprobó un decreto por el que autorizaba a los distintos ayuntamientos del país a aprobar sus propias ordenanzas en todo aquello que concierne a la seguridad y el orden público.



El resultado es que, desde entonces, alcaldes de aquí y de allá se han lanzado desaforadamente a legislar sobre las más diversas materias y los más extravagantes asuntos, imponiendo multas a los infractores.



Veamos los ejemplos, abundantes y diversos, que se mencionan en la nota:



Nadie sabe a ciencia cierta cuantas ordenanzas municipales han entrado en vigor en nombre de ese bendito decreto, pero lo que es seguro es que se cuentan por centenares. La última está previsto que la apruebe hoy mismo la junta municipal de Castellmmare, una localidad del litoral napolitano que, en nombre de la "decencia", está decidida a que las señoras o señoritas que se paseen por sus paraje vistiendo "ropas sucintas, minifaldas o vestidos escotados" sean castigadas a pagar multas de hasta 500 euros.



Prohibido jugar a la pelota



Y eso es sólo la punta del iceberg. Ahí esta, sin ir más lejos, la muy recatada Eraclea, una localidad veneciana, donde está rigurosamente prohibido bajo pena de multa el pasear ¡¡¡por la playa!!! sin llevar puesta al menos una camiseta. Además, también está prohibido jugar a la pelota, construir castillos de arena y coger conchas. Toma ya.





Por no hablar de Venecia y la localidad toscana de Lucca, donde dar de comer a las palomas se castiga con una sanción de 500 euros. Y, por lo que más quiera, si pasa por Cesena (a 35 kilómetros de Rávena) absténgase no sólo de alimentar a las palomas sino también de dar de comer a un gatito callejero: en ambos casos le pueden caer hasta 520 euros de multa.







Por su parte en Sanremo, la localidad sede del famoso festival de música, no sólo está prohibido recurrir a los servicios de las prostitutas sino incluso hablar con ellas, así que mucho ojito...






Prohibido sentarse a los pies de un monumento



Varias localidades también prohíben sentarse a los pies de un monumento. En Reggio Emilia, capital de la homónima provincia, está por ejemplo prohibido sentarse en las escaleras de los edificios históricos. Lo mismo sucede en Brescia, también en el norte de Italia, donde recientemente una marroquí tuvo que pagar una multa de 100 euros por tener la desfachatez de sentarse en los escalones de un monumento en la Piazza Della Logia.



El hecho de que la infractora alegara en su defensa que había cometido tal osadía a fin de su madre, una anciana señora octogenaria, pudiera descansar un rato no la libró de la consabida sanción…



Y nada de ir zampándose un bocata por la calle. En ciudades como Roma, Florencia, Trapani (en Sicilia) y otras muchas está absolutamente prohibido comer por la vía pública…

1 comentario:

Pensando en Derecho: dijo...

Es lo malo de la toma de decisiones sin filtros. De una descentralización temerosa del fascismo y su unidad legislativa... que deriva en un saludable fascismo de "federadas casas" que ponen sus normas, tal cómo en un anuncio de muebles emitido aquí... vamos que lo hacen a grito de "la republica independiente de mi casa".

http://www.youtube.com/watch?v=JXMsORKEBuY

¡Un saludo!