9 oct 2017

EL 82 % DE LA POBLACIÓN NO CONFÍA EN LA JUSTICIA



El 82,1 % de la gente tiene poco o nada de confianza en la justicia, según indican dos sondeos de las consultoras Opina Argentina y Management & Fit cuyos resultados han sido publicados en La Nación.

El 17,9 % restante, el que tendría confianza, deben vivir en el exterior o ser algunos de los 4.732 miembros de la planta de personal de la Corte Suprema de Justicia de la Nación.

El hecho de que uno de los tres poderes del Estado genere ese nivel de desconfianza resulta realmente preocupante. Semejante porcentaje, por lo menos, debería generar un mínimo de autocrítica entre los miembros de ese poder (aunque sea muy mínimo). Veamos qué dijo sobre la cuestión una voz autorizada, esta señora con muchos apellidos pero con escaso registro de la realidad:

María Gómez Alonso de Díaz de Cordero, presidenta de la Asociación de Magistrados y Funcionarios de la Justicia (AMFJ), consideró que la imagen negativa se debe a que “no nos conocen, porque no conocen el trabajo que realizamos y en las condiciones en que lo llevamos a cabo. Tenemos muchos problemas que no se pueden solucionar en forma inmediata”.

Así, Díaz de Cordero remarcó enfáticamente los problemas de recursos. “No existen edificios adecuados para llevar adelante el trabajo, tenemos prácticamente el mismo número de jueces que hace 20 años, no hay juzgados suficientes y tenemos una necesidad imperiosa de espacio”, dijo.

“Lamentablemente, sólo se conocen los casos políticos”, concluyó.

¿Cómo explicarlo? No sabemos siquiera por dónde comenzar... Comencemos por señalar que, según la presidenta de la Asociación, el 82,1 % de la gente habla al pedo sin saber de qué se trata. Es decir, los que opinan así es porque son unos ignorantes...

Más allá de que se trataba de sondeos de opinión, yo le preguntaría a Gómez Alonso de Díaz de Cordero, por ejemplo, por qué cree que la gente “no los conoce”. Si esto fuera realmente así, ¿de quién sería la responsabilidad de este desconocimiento, y qué han hecho los jueces para dar publicidad a su trabajo?

Realmente no comprendo. La "majestad" de la justicia y el "decoro" debido hacen que los actos del poder judicial sean casi como un secreto de Estado, debido, precisamente, a los propios jueces. Y si los critican, es porque las gente no los conoce y no conoce su trabajo. En conclusión, ellos quieren que todo sea secreto y, además, que nadie los moleste con críticas infundadas porque nadie los conoce. Todo regio...

Gómez Alonso de Díaz de Cordero, además, dice que no conocemos su trabajo y las condiciones en que lo realizan. Ante esta afirmación, me viene a la cabeza una imagen de obreros trabajando en una mina de carbón doce horas diarias, pero no, la jueza está hablando de los despachos en los palacios de justicia, y de tener chofer, custodio, estacionamiento, ascensor y comedores exclusivos para jueces, escribientes de primera, segunda, tercera y cuarta que les hacen el trabajo, un horario, vacaciones y un sueldo que ningún ser humano normal puede alcanzar. Pobres, realmente dan pena. Terribles condiciones de trabajo.

También señala que hay muchos problemas que no se pueden solucionar en forma inmediata. No sé por qué motivo me dieron ganas de contestarle “Sí, ustedes”.

A continuación arranca con la respuesta automática del buen juez que es criticado, y le echa la culpa a la falta de edificios adecuados, a la insuficiencia de juzgados y jueces, y al espacio que no alcanza. La solución a un poder judicial que es un desastre, entonces, consiste en agrandarlo y así tener más problemas. Porque los jueces, por supuesto, no tienen la culpa de nada.

Hay que entenderlos, ellos necesitan mucho más espacio para duplicar esto, por ejemplo:


Así, cuando tengamos el doble de expedientes apilados, la situación va a ser óptima... Como si eso fuera poco, nos amenaza con más jueces...

Para culminar, agregó que “lamentablemente, sólo se conocen los casos políticos”. ¿Cómo es la cosa entonces? ¿Los jueces sí hacen cagadas en los casos políticos, pero en los demás casos no? Más allá de ello, ¿Gómez Alonso de Díaz de Cordero no ha pensado, antes de responder, que entre los encuestados hay víctimas de la administración de justicia, o familiares o amigos de esas víctimas?

Realmente parece increíble que la presidenta de una asociación de jueces pueda dar estas respuestas ante los resultados de un sondeo que indica que el 82 % de la gente no confía en la justicia. ¿No se le habrá ocurrido pensar que ellos tienen alguna responsabilidad en todo esto?


Nuestro poder judicial ha resultado ser un misterio indescifrable: con los mejores jueces del mundo, tenemos el peor sistema de justicia posible...


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