El término “lucha”, cuando se refiere a políticas
públicas, puede ser un pronóstico de fracaso y de consecuencias negativas. Y
cuando ese término es utilizado por el poder judicial, es algo negativo en sí
mismo.
El poder judicial no debe luchar contra nada, ya que
toda lucha presupone la creación de un enemigo al que hay que derrotar, y no es
así como debe definir su tarea un miembro del poder judicial. Los tribunales
militares, cuando existe violencia política, juzgan a sus propios enemigos (se
deberían ver los resultados de cualquiera de nuestros países cuando son los
tribunales militares quienes juzgan los hechos definidos como “terroristas”).
En la clausura de la VII Conferencia Nacional de
Justicia, con jueces de todo el país (con qué impunidad nuestros jueces se
apropian del término “justicia”), el presidente de la Corte Suprema, Ricardo Lorenzetti, habló de jueces y luchas.
El presidente de la
Corte Suprema, Ricardo Lorenzetti, presentó ayer una base de datos que permite seguir, en
tiempo real, las causas de corrupción que tramitan en Comodoro Py frente a
cientos de jueces de todo el país. Allí reclamó que se mantenga en el tiempo la lucha contra la corrupción y el
narcotráfico, y que se establezca una política unificada para controlar
las fronteras.
...
Al presentar la base de datos, Lorenzetti se
refirió a la "necesidad de garantizar transparencia" para hacer más
eficientes las investigaciones. Y afirmó que "la lucha contra la corrupción debe ser una política de Estado
permanente, clara y constante".
...
Lorenzetti también se refirió al narcotráfico:
"La función judicial no es fácil para nadie. No es sencillo ser juez y nosotros estamos en la lucha contra el
narcotráfico", flagelo al que calificó de "una tragedia,
porque es muy fácil acceder a la droga" (nota en La Nación, 30/10/2016,
destacado agregado).
Sin embargo, el poder judicial no puede hacerse parte
de una guerra contra cierto enemigo, pues es en ese momento en que pierde la
imparcialidad que se supone da legitimidad a sus decisiones. No es en este
sentido que el juez debe actuar políticamente.
Más allá de ello, no se comprende por qué razones el
presidente de la Corte Suprema tiene que enarbolar las banderas de batalla y
considerar que “ellos”, los jueces, están en la lucha contra el narcotráfico.
En verdad, no importa el enemigo, por terrible que sea. La función de los
jueces no es luchar, es decidir.
El órgano estatal que, en todo caso, puede iniciar
batallas a través de la persecución penal es el ministerio público fiscal, no
los jueces, mucho menos comandados por el presidente de la Corte nacional.
2 comentarios:
Estoy de acuerdo, el juez conoce y decide (art. 116 de la CN); también suele usar el Pte de la CSJN esos términos -o análogos como los de "no retroceder" o "política de estado"- cuando habla de las causas de corrupción o de lesa humanidad. Usamos esos conceptos bélicos sin pensar que alimentan utopías de victoria, triunfo total o erradicación, aberraciones en el ámbito del derecho penal, fuente de brutalidades y errores descomunales, incluso en los que tienen a su cargo la política criminal.
IRV.
Toda metáfora bélica es impropia que se refiera a una proposición político-criminal de persecución me parece impropia para el poder judicial.
Saludos,
AB
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