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El
domingo pasado, Majul entrevistó en el canal América a Laura Alonso. En esa
entrevista preguntó si la Oficina Anticorrupción "es querellante o las deja pasar" a
las causas penales que investigan a funcionarios de Cambiemos. Entonces, la
funcionaria dijo las siguientes barbaridades:
Nosotros hemos hecho aportes de información en varias
causas y, dado que he sufrido
acusaciones personales durante mucho tiempo respecto de parcialidad o falta de
imparcialidad, y por la falta de recursos humanos que también tenemos,
en este momento no estamos querellando en ninguna de estas causas, porque para que me acusen de encubridora en las
causas y de ir a embarrar causas de la corrupción, que la lleven
adelante los fiscales, que son los fiscales y los jueces naturales de las
causas de este gobierno.
Y esa me parece que es la decisión que preserva
justamente cualquier tipo de sospecha o duda que pueda haber de la actuación
que nosotros podamos tener en causas contra los funcionarios del actual
gobierno.
Lo
terrible de sus declaraciones es, en primer término, que reconoce sin tapujos
que la OA no perseguirá penalmente a los funcionarios de este gobierno. Es
decir, admite que no piensa perseguir
penalmente a quienes debe
perseguir penalmente dado que esa es su función como funcionaria en la
OA.
En
segundo término, el costado patético de las declaraciones. La razón que la
funcionaria brinda para justificar su decisión es que ha sufrido "acusaciones
personales" por su falta de imparcialidad. Y a ella no le gusta, según parece,
que la acusen de encubridora. ¿Se entiende?
Si la
criticamos como funcionaria, eso le genera un disgusto personal. Y ese disgusto
personal hace que Laura Alonso explique cómo toma decisiones generales sobre su
política de persecución penal conforme a la filiación política de los
involucrados. Pero hay que comprenderla, ella está disgustada, y cuando está
disgustada no puede pensar.
Pareciera
que su disgusto hace que no comprenda diversas cuestiones relativas a su
función. Y esa "incomprensión" no tiene nada que ver con que no es
abogada, sino con otras circunstancias.
Estimada Laurita:
1. Tu función no consiste en perseguir penalmente a funcionarios no
macristas.
2. Tu función consiste, entre otras tareas, en investigar seriamente y en
perseguir, también seriamente, a cualquier funcionario involucrado en hechos de
corrupción.
3. Precisamente por desempeñar tu cargo, tenés el deber de soportar la
crítica referida a tu actuación como funcionaria pública. Si te dicen que
encubrís, o que no sos imparcial, ello viene con el cargo y debés soportarlo,
te guste, te disguste, o te resulte intrascendente.
4. Lo que es absolutamente
descabellado es que una molestia personal —el hecho de que critiquen tu
actuación— sea el principal criterio para determinar una política general
referida a quiénes serán investigados y perseguidos penalmente y quiénes no.
5. Por último, decidir no perseguir a todos los macristas para no parecer militante
es una excusa muy burda que revela —una vez más— que actuás como si tu función
consistiera exclusivamente en investigar y perseguir a adversarios políticos.
El hecho
es gravísimo, ya que, además de reconocer abiertamente que no investiga ni
persigue a funcionarios de su partido político, manifiesta la falta de
idoneidad de Laura Alonso para desempeñar su cargo en la Oficina Anticorrupción.
Había
pensado que los dichos de Alonso provocarían su inmediata renuncia al cargo.
Pero no. Lo que hizo la funcionaria fue decir que no había dicho lo que dijo. Y
dijo que había gente que quería
desinformar... Hasta donde yo sé, tampoco
le pidieron su renuncia.
Las
declaraciones de Laura Alonso muestran un hecho gravísimo sobre la política de
persecución penal de la Oficina. Sin embargo, Laura Alonso sigue en su cargo.
Vergonzoso.
1 comentario:
No era más fácil decir que los amarillos no son corruptos? jeje
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