Lo mejor que le puede pasar a quienes están a favor de la
ley de interrupción voluntaria del embarazo es que los senadores hayan invitado
a hablar al médico Abel Albino en la discusión del proyecto de ley aprobado en
Diputados. SI uno estaba dudando de apoyar el proyecto de ley, el médico
seguramente los convence de que no pueden estar de acuerdo con una posición
como la que este personaje defiende...
Continúa asombrando que inviten a este
"científico" a exponer sobre un tema tan serio como el del proyecto
de ley. Más nos asombra, sin embargo, la falta de seriedad del contenido de su
exposición.
Luego de afirmar sin rodeos que abortar es matar un niño,
continúa recitando el Martín Fierro.
Luego afirmó que mueren 48.000 mujeres en accidentes
cardiovasculares, 31.000 de cáncer... y 31 por aborto. Las cifras no tienen
referencias geográficas ni temporales. Y se queja de que "solo" por
el 0,05 % de mortalidad femenina se ha movilizado todo el país para
"imponer el aborto".
Lo que los argentinos parecemos no advertir, en opinión
de este médico profeta, es que:
Vamos a matar chicos cuando
necesitamos chicos.
Menos mal, me quedo más tranquilo. Parece que hay que
proteger a los embriones a los cuales llama "chicos" solo porque, en
su opinión, son necesarios. Veamos a lo que nos tiene acostumbrados el
brillante expositor de moral cavernaria (ver nota de Infobae):
No es
la primera vez que las declaraciones de Albino desatan una polémica. Tiempo
atrás, al referirse a la
homosexualidad en una entrevista radial, el galeno sostuvo
que se trata de "un
problema provocado a veces por una violación en la familia".
En esa misma nota, Albino había dicho que "el sexo es una
maravilla que tenemos para contribuir a la obra de Dios, no para
divertirse", al tiempo que advertía sobre los riesgos de "la adicción
a la masturbación".
"Hay personas que se masturban y jamás tienen una relación
formal, están con su pareja y después van a masturbarse al baño. Y no lo pueden
dejar, es una adicción", completó en esa oportunidad.
El
orador continuó su exposición invocando varios argumentos de autoridad:
La Academia Nacional de
Medicina, el tribunal supremo de la medicina argentina, ¿qué nos dice? Es un ser
humano, es un sujeto de derecho; que matar a un embrión es matar a un ser
humano.
El profesor de piscología de
[no se entiende] nos dice que el 64 % de las mujeres atendida en los servicios
de psiquiatría son mujeres que han abortado.
Es muy frecuente el suicidio
en la fecha que debería nacer el chico o en la fecha que abortó.
... yo tengo cuatro amigas que
han abortado y me han confesado que lo hicieron y las cuatro tienen
depresión... (si te animás, chequeá estas afirmaciones...)
El Dr. Beagley habla de
sistemas ateos que danzan en este requiem satánico para ver quién mata más,
quién es más malo, quién es más agresivo...
Recurriendo ya a su experiencia profesional y no a las
citas de autoridad, señaló que:
He visto abortos. He visto los
productos de los abortos dentro de los tachos de basura, de baldes,
destrozados, miembros, ojos, cerebro... ¿Eso es lo que pretendemos?
No desperdició la oportunidad para advertir severamente a
los senadores por su responsabilidad:
... ustedes van a tener las
manos machadas de sangre de esas criaturas, discúlpenme que les diga.
Y para el gran final, no tuvo ninguna vergüenza en
recitar algo que llamó "un versito" con el cual le "encanta
terminar, porque ama a estos niños":
Piecesitos de niño...
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