EL SUPERIOR TRIBUNAL ATACA DE NUEVO

Lucas Gómez fue acusado y llevado a juicio por homicidio en dos oportunidades. Fue absuelto en los dos juicios ante el Tribunal de Juicio de la ciudad de Río Grande, Tierra del Fuego.

Luego de la primera absolución, el fiscal y la querella recurrieron en casación. El  Superior Tribunal de Justicia de Tierra del Fuego anuló la sentencia y reenvió a un nuevo juicio. Calificó la sentencia de arbitraria por vicios de motivación en la valoración de la prueba.

Se realizó el segundo juicio, con el mismo tribunal de juicio pero con otra integración, y fue absuelto nuevamente. El fiscal y la querella recurrieron nuevamente por arbitrariedad de la sentencia.

En una sentencia muy extensa, el Superior Tribunal decidió poner las cosas en su sitio. Anuló la sentencia nuevamente por vicios de motivación en la valoración de la prueba e hizo lo único que no podía hacer: valoró prácticamente toda la prueba, estableció los nuevos hechos del caso, y condenó a Lucas Gómez.

Decidió condenar a Gómez sin reenvío con un procedimiento escrito y no contradictorio, en una sentencia absurda que mostró el ánimo puramente condenatorio del Superior Tribunal.

Hasta el miércoles de la semana pasada, la información del caso “Gómez” estaba en la página del poder judicial fueguino. Estaban las sentencias, el rechazo del recurso extraordinario, incidencias varias, las sentencias del Tribunal de Juicio de Río Grande. Se podían encontrar en la página del Superior Tribunal usando el buscador que está disponible allí y que es muy fácil de usar. Hasta un juez puede encontrar la jurisprudencia allí.

Curiosamente, hoy no hay nada sobre el caso de Lucas Gómez. No sabemos por qué.

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Curioso, además, porque según la información de la misma página deberían estar. Además, el objetivo del “amplio y profundo conocimiento” del caso de Lucas Gómez parece difícil de alcanzar...

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Habría que avisarle al Superior Tribunal que la publicación de las decisiones judiciales no es un favor que nos hacen, sino que es un deber vinculado al principio de publicidad de los actos de gobierno. Pero como sabemos, si hay algo que no les gusta a muchos jueces es esa palabreja, “publicidad”.