19 feb 2014

SIGNOS DE PUNTUACIÓN Y TILDES - CAPÍTULO II





En una entrada del mes pasado (Signos de puntuación y tildes: el juego de la herencia), propusimos a los lectores el ejercicio que reproducimos a continuación, con el objeto de señalar la importancia del uso correcto de los signos de puntuación y las tildes.

Este ejercicio muestra la importancia de la puntuación y del uso de tildes en el resultado final del sentido del texto. Les proponemos a los lectores que intenten obtener la mayor cantidad de resultados. Mediante el uso de signos de puntuación y de tildes, el lector podrá ver cómo se puede alterar por completo el sentido del texto
“si legare mi fortuna a mi hermano juan no seria una buena accion que quede todo para los criados de la casa nunca jamas a los parientes de españa todo lo expresado aqui es mi voluntad”.

Varios enviaron una sola respuesta, que no reproducimos aquí porque es alguna de las que sí incluyeron los dos lectores cuyas respuestas transcribimos textualmente.

(1) Si legare mi fortuna a mi hermano Juan, no sería una buena acción. Que quede todo para los criados de la casa. Nunca jamás a los parientes de España. Todo lo expresado aquí es mi voluntad.
(2) Sí, legaré mi fortuna a mi hermano Juan. No sería una buena acción que quede todo para los criados de la casa. Nunca jamás a los parientes de España. Todo lo expresado aquí es mi voluntad.
Sí, legaré mi fortuna. A mi hermano Juan: no sería una buena acción que quede todo para los criados de la casa "nunca jamás". A los parientes de España, todo. Lo expresado aquí es mi voluntad.
Si legare mi fortuna, a mi hermano Juan: ¿no sería una buena acción que quede todo para los criados de la casa "nunca jamás"? A los parientes de España: todo lo expresado aquí es mi voluntad. (este último es medio rebuscado) (CREO...)

El amigo Emilio envió sus cuatro respuestas. Debo confesar que el recurso de usar la expresión "nunca jamás" como nombre propio de la casa ha sido original, aunque —como él dice— suena algo rebuscado.

Cuatro resultados:
Sí, legaré mi fortuna a mi hermano Juan. No sería una buena acción que quede todo para los criados de la casa. Nunca jamás a los parientes de España. Todo lo expresado aquí es mi voluntad.

Si legare mi fortuna a mi hermano Juan no sería una buena acción. Que quede todo para los criados de la casa. Nunca jamás a los parientes de España. Todo lo expresado aquí es mi voluntad.

Si legare mi fortuna a mi hermano Juan no sería una buena acción. Que quede todo para los criados de la casa, nunca jamás. A los parientes de España, todo. Lo expresado aquí es mi voluntad


Si legare mi fortuna a mi hermano Juan no sería una buena acción. Que quede todo para los criados de la casa, nunca. Jamás a los parientes de España. Todo lo expresado aquí es mi voluntad. (¿Irá al Estado la herencia?)

Lic. Francisco A. Hirsch

Esta última es, a nuestro juicio, la mejor respuesta posible. El lector F. A. Hirsch utilizó tildes y signos de puntuación y dio cuatro sentidos diferentes de sencilla comprensión al texto proporcionado.

El juego de la herencia es —sin dudas— un ejemplo sumamente útil para llamarnos la atención sobre la relevancia de las herramientas que nos da el lenguaje. Tanto para precisar el mensaje que deseamos emitir, como para comprender que el mal uso o el desprecio de tales herramientas pueden alterar completamente el sentido de un texto.

















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