BISORDI es un juez inidóneo, defensor de los métodos terroristas de la dictadura, que ha apoyado con sus decisiones carentes del menor atisbo de rigor argumental a jóvenes neonazis, entre muchas de sus virtudes. El repentino apego del gordito integrante de la Cámara Nacional de Casación —conocido por su propensión al llanto— a la doctrina de la división de poderes deja de lado su historia de sumisión y obediencia debida a los dictadores del último gobierno de facto que aniquilaron cualquier resquicio de independencia judicial y de los principios fundamentales del Estado de derecho. Pasemos y veamos:
Publicado en Página/12 - 23/5/1999
La colectividad judía denuncia a tres jueces del máximo tribunal penal del país por antisemitismo y pide su destitución
MI NEONAZI FAVORITO
La colectividad judía denunció por antisemitismo a tres jueces del máximo tribunal penal y pidió su destitución. Uno de ellos fue antes el secretario de la Corte Suprema de Justicia que debía investigar el atentado a la embajada de Israel. La decisión de la nueva directiva de la DAIA se suma a la denuncia de su ex presidente en contra del presidente del Banco Central y revela el punto de extremo malestar al que han llegado las relaciones con las autoridades. La acusación ante el Consejo de la Magistratura sostiene que los tres jueces tergiversaron en forma intencional hechos que debían juzgar, para proteger a neonazis violentos que habían golpeado a un hombre mientras le gritaban “Heil Hitler”.
Agravante: Si los jueces fueran destituidos, luego podrían ser procesados por mal desempeño y prevaricato, con el agravante de antisemitismo de la ley antidiscriminatoria.
Por Horacio VERBITSKY
La colectividad judía denunció que tres miembros del máximo tribunal penal del país actúan movidos por prejuicios antisemitas y solicitó que fueran removidos de sus cargos. Los jueces denunciados son Alfredo Horacio Bisordi, Juan Carlos Rodríguez Basavilbaso y Liliana Elena Catucci, integrantes de la sala I de la Cámara Nacional de Casación Penal. Según la acusación, tergiversaron en forma intencional hechos sometidos a su juzgamiento para proteger a neonazis violentos que habían golpeado a un hombre mientras le gritaban “Heil Hitler” y “Mueran los judíos”. El fallo firmado por Bisordi, Rodríguez B. y Catucci se refiere a los judíos como una raza, “lo que importaría adherir a las tesis racistas antisemitas, o bien expresa con ello un total desconocimiento de cuestiones elementales respecto de las ideologías totalitarias y su manipulación homicida que costó la vida de seis millones de personas”, dice la denuncia.
… El fallo que los tres jueces anularon fue la primera condena pronunciada en la Argentina en virtud de la misma ley cuya aplicación podría caberles a ellos. En la madrugada del 1¨ de julio de 1995, los skinheads Andrés Paskowski, Fernando Griguol y Orlando Romero Da Silva, que ostentaban cruces svásticas, golpearon hasta dar por muerto a Claudio Alejandro Salgueiro, a quien creían judío. Mientras lo golpeaban le dirigieron varios insultos en los que lo mencionaban como judío y le dijeron que por judío no merecía vivir. En abril de 1998 el Tribunal Oral Criminal Federal 3 los condenó a tres años de cárcel, como autores de lesiones graves en agresión tumultuaria, con el agravante de la motivación antisemita. Pero Bisordi, Rodríguez Basavilbaso y Catucci anularon la sentencia. Lo hicieron con la intención de “beneficiar a los condenados” o en “grosero enfrentamiento con el sentido común” e “incomprensible aplicación del derecho”, dice la denuncia.
Nada personal
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… La sentencia acude a un argumento insólito: dice que insultos como “muerte a los judíos” o “ustedes no merecen vivir” constituyen sólo “un grito de guerra, común a los que comulgan con la ideología skinhead”. La Sala I dio así nacimiento a la original y exclusiva doctrina del grito de guerra que, emitido mientras se comete un delito, no es prueba de la motivación. “En otras palabras, el discurso que manifiesta la motivación no es prueba de la motivación. Según la doctrina de la Sala, tampoco estaría probada la motivación de las SS, porque al cometer sus crímenes sólo empleaban gritos de guerra usuales en esa organización”.
••••••••••••••• FIN NOTA VERBITSKY••••••••••••••••••••••••••••••••••
Luego de aclarar que trabajo como abogado consultor en el CENTRO DE ESTUDIOS LEGALES Y SOCIALES, desde junio de 2004, en el marco de mi ejercicio privado de la profesión —ajeno al CELS— intervine como apoderado de la Sra. Elba BARRAU, querellante en la causa seguida contra el asesino de su joven hijo Lisandro BARRAU, ejecutado cobardemente por la espalda por el ex-agente policial TARDITTI en la madrugada del 13 de junio de 2004, en la esquina de Bonpland y Guatemala.
El caso, dadas sus características, tramitó demasiado bien para ser cierto. En efecto, desde el principio, ningún tribunal o fiscal interviniente puso en duda el hecho de que TARDITTI había matado a Lisandro BARRAU intencionalmente. El juez de instrucción y el fiscal correspondiente; los tres miembros de la sala de la Cámara de Apelaciones que rechazaron la impugnación de la defensa contra el auto de procesamiento, acompañados por el fiscal de cámara; el fiscal de juicio y los tres miembros del tribunal que el 6 de diciembre de 2005 de manera unánime condenaron al ex–agente policial por homicidio agravado, imponiendo la condena a prisión perpetua. Todos estos miembros del poder judicial y del ministerio público, según pretendió BISORDI —con la complicidad de CATUCCI—, estaban profundamente equivocados. Los siempre alineados a favor de la violencia estatal BISORDI y CATUCCI, salieron de manera abiertamente parcial y contra legem en defensa del policía asesino.
Sería muy largo de explicar aquí todas las arbitrariedades que recorren el voto del gordito BISORDI. Baste señalar que luego de que este señor señalara que no había violación alguna a las reglas de la sana crítica —para no reenviar el caso a nuevo juicio—, criticó la reconstrucción del hecho y, de modo más amplio aún que en un recurso de apelación, reconstruyó totalmente la hipótesis de hecho para acomodarla ilegalmente a una hipótesis que fue contradicha por la querella, la fiscalía, el tribunal, y hasta por la propia defensa. De modo cobarde e ilegal, por otra parte, la parejita BISORDI-CATUCCI, invocando con mala fe y erróneamente los principios sentados por la Corte Suprema en “Casal”, no sólo socorrieron al condenado TARDITTI sino que, además, se ocuparon de culpabilizar a la víctima de su propia muerte.
Para ello invocaron dos circunstancias de hecho que jamás fueron demostradas en el juicio en el cual ellos no estuvieron: a) que Lisandro estaba en es momento bajo los efectos de la “ingesta” de cocaína —como si la hubiera comido y no aspirado por la nariz—; y b) que Lisandro no quería ser detenido porque tenía “pendiente un proceso con armas”. Esta circunstancia, además de ser falsa, no fue introducida como prueba en todo el procedimiento. Sin embargo, en su afán de proteger a los violentos estatales, BISORDI incluyó esta supuesta información, jamás corroborada ni discutida en el juicio, a la que sólo pudo tener acceso a través de la prensa. Esta circunstancia sólo admite dos posibilidades: o bien BISORDI resulta absolutamente inidóneo para cumplir la función judicial que desempeña, o, lo que es peor, cometió prevaricato.
Una vez más, y de manera absolutamente predecible, esta persona indigna de ocupar el cargo judicial que desempeña, ha salido en defensa de la violencia ilegítima de las fuerzas de seguridad, que terminó en la ejecución cobarde, incomprensible y absolutamente delictiva de un joven cuyo único “delito” consistió en circular en moto por el barrio de Palermo. En el camino quedó un total desprecio por el dolor de los familiares del joven Lisandro, quienes se enteraron de la decisión del dúo creador de la teoría del “grito de guerra” por medios periodísticos, ya que filtraron la noticia a los medios un viernes por la tarde, mientras que los apoderados de la familia fuimos notificados recién la semana siguiente. CATUCCI, como si todo esto fuera poco, señaló fente a uno de los apoderados de la familia de la víctima, a MADUEÑOS como el autor de la filtración —cuando a los únicos que servía era a ella y a su compañerito BISORDI—, y manifestó verbalmente que “a veces las madres sufren por los errores de los hijos”. Además de la crueldad de sus dichos, ellos son una nueva apología de la violencia estatal.
AB